Este artículo se publicó hace 4 años.
Italia quiere tipificar la homofobia y la transfobia dentro de su Código Penal
La nueva reforma apunta a proteger a las mujeres, a los homosexuales y a los transexuales. Con penas de hasta cuatro años de cárcel. Los obispos transalpinos, sin embargo, rechazan la reforma porque, según ellos, hay que ir "contra todos los tipos de disc
Roma-
Visto con perspectiva histórica, las reformas de los derechos civiles en Italia han llegado siempre con cierto retraso. No obstante el país con forma de bota es una república democrática desde 1946; el divorcio fue aprobado en 1970, el aborto en 1978 y el matrimonio homosexual en 2016, una década más tarde que en España. No es que el país transalpino sea particularmente conservador, ni mucho menos. Pero sí el ritmo de su política, sobre todo a la hora de aprobar leyes de cierto calado social. Tras 25 años de debates, una nueva reforma está muy cerca de aprobarse. Y que tiene que ver con el odio contra las mujeres, los homosexuales y los transexuales, tres colectivos considerados "vulnerables" por la Unión Europea.
Italia da un paso al frente para cambiar el Código Penal y castigar los delitos de misoginia, homofobia y transfobia con hasta cuatro años de cárcel. Se trata de una ley que pretende recoger la normativa ya existente relativa a los delitos de odio por motivos de raza, etnia, nacionalidad y religión; y ampliarla específicamente en defensa de mujeres, homosexuales y transexuales, entre otros. Para Iglesia transalpina, quien no tiene ningún margen de maniobra para influenciar la aprobación de la ley, considera que la reforma es "inútil".
El texto del documento fue depositado este martes en la Cámara de los Diputados italiana –Cámara Baja–, tras nueve meses de redacción, modificaciones y correcciones. Se trata de una iniciativa que aspira a ser transversal entre los principales partidos del país, abarcando tanto las formaciones de la mayoría parlamentaria como las de la oposición. Por esta razón, tras la unión de cinco textos distintos, se prevé que la modificación del Código Penal no sufra mayores percances parlamentarios.
Igualmente, habrá que esperar hasta el último momento, porque la propaganda de los soberanistas Matteo Salvini (Liga) y Giorgia Meloni (Hermanos de Italia) siempre puede dar alguna sorpresa con tal de desgastar el Ejecutivo del primer ministro, Giuseppe Conte, de corte reformista. De hecho, desde las filas de Hermanos de Italia, todavía hay miembros que aseguran que "no hay ningún vacío normativo" que completar.
Tras 25 años de debates, una nueva reforma está muy cerca de aprobarse
No es la primera vez que Italia intenta tipificar la misoginia, la homofobia y la transfobia dentro de su ordenamiento jurídico. Hubo ya cinco ocasiones en las que las instituciones transalpinas estuvieron cerca de dicha reforma, sin lograrlo. "Se trata de un texto muy avanzado, relativo a una temática en la que Italia está muy atrás", ha explicado este martes el diputado Alessandro Zan, cabeza visible de una reforma que pretende tener una voz única en dicha materia. Igualmente, según Zan, no está todo cerrado: "Será una dura batalla, que tendrá una oposición muy fuerte dentro de los movimientos y asociaciones integristas". A priori, dicha ley debería tener complicaciones ideológicas para las fuerzas soberanistas.
El apunte controvertido lo está aportando, sin embargo, la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) –los obispos transalpinos– quienes rechazan la reforma por considerar "inútil" una ley específica. Porque, según ellos, hay que ir "contra todos los tipos de discriminación", ya que "todas las discriminaciones constituyen una violación de la dignidad humana". Para la Iglesia transalpina, así pues, no es necesario aprobar una nueva ley al respecto, sino usar las herramientas ya existentes, vinculadas a la penalización de los delitos de odio. Pero más allá de los instrumentos jurídicos y los planteamientos técnicos; lo cierto es que, grosso modo, la aceptación de una ley contra la homofobia y la transfobia, para la Conferencia Episcopal Italiana implica, intelectualmente, el reconocimiento de los colectivos LGBT.
La Conferencia Episcopal Italiana rechazan la reforma por considerar "inútil" una ley específica
Últimamente, diferentes parlamentarios italianos involucrados en la aprobación de la reforma del Código Penal han mostrado su perplejidad en relación a los obispos italianos, los cuales han llegado incluso a hablar de "derivas liberticidas" en el caso de que se añadan epígrafes específicos como los de misoginia, homofobia o transfobia; con consecuencias en términos de "expresión de legítimas opiniones": "La ley no castiga la libertad de opinión, sino el odio contra las mujeres, los homosexuales y los transexuales", explica el diputado Zan, relator de la reforma. "Los obispos italianos no están teniendo en cuenta una realidad muy dura vinculada a la discriminación. Una realidad por la que sentimos una responsabilidad política y ética", pronunció hace unas semanas la presidenta de la comisión de Justicia de la Cámara de los Diputados, Francesca Businarolo, del Movimiento 5 Estrellas (M5E).
El avance y la inminente aprobación –si todo sigue su actual curso– de la ley contra la misoginia, la homofobia y la transfobia; encuentra en su relator, Alessandro Zan, un símbolo. Perteneciente al socialista Partido Democrático (PD), uno de los partidos de la mayoría parlamentaria del Gobierno de Conte, recientemente ha recibido insultos y amenazas a través de la red social Facebook, sobre la base de su condición de homosexual: "Internet no puede ser un lugar donde esté garantizada la impunidad, donde cualquiera puede generar odio. La libertad de expresión y de opinión no puede transformarse en insultos y amenazas", asegura Zan. "La ley, de por sí, no es suficiente. También es necesario crear una cultura vinculada al respeto de las diferencias".
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