Este artículo se publicó hace 2 años.
La lucha contra el hambre se estanca
La sucesión de varias crisis en los últimos años ha fijado en tan solo 0,9 puntos la disminución del ratio de hambre global. Una caída muy moderada si se compara con los datos aportados por los informes publicados desde el año 2000.
Madrid-Actualizado a
Tras el aluvión de crisis mundiales –la pandemia, la crisis climática y los conflictos armados–, los sistemas alimentarios globales y locales se han visto claramente debilitados. El último informe sobre el Global Hunger Index (GHI, por sus siglas en inglés), herramienta estadística esencial para conocer el estado de hambre de cada país, expone un dato desolador: la lucha mundial contra el hambre se ha estancado en los últimos años y la actual situación internacional, especialmente agravada por la guerra entre Rusia y Ucrania, no apunta a una próxima recuperación, sino todo lo contrario.
Según el informe, el Índice del Hambre Global de 2022 es de 18,2 puntos. Desde el año 2000 se habían conseguido grandes pasos en la lucha por combatir el hambre mundial, reduciendo de los 28 a los 24,3 puntos en los primeros siete años y cayendo otros 5,2 para el 2014. Por eso resultan realmente alarmantes los resultados reflejados en la última versión del informe, desde el 2014 este ratio sólo ha decrecido tan solo en 0,9 puntos.
El Índice del Hambre Global solo ha disminuido en 0,9 puntos en los últimos siete años
La organización Ayuda en Acción destaca que este estancamiento se debe a que a los factores subyacentes como la pobreza, la desigualdad, la gobernanza inadecuada, las infraestructuras deficientes y la baja productividad agrícola, se ha sumado un contexto político y social muy dramático. Estos resultados exponen una pésima perspectiva de cara a los plazos marcados por los Objetivos de Desarrollo Sostenible que establecieron como año límite el 2030 para reducir de "moderada" a "baja" la situación global dentro de la Escala de Severidad del Hambre.
Qué apuntan los datos del Índice del Hambre Global
El GIH se basa en cuatro indicadores principales: nivel de subalimentación, emanación infantil, retraso en el crecimiento infantil y mortalidad infantil. En el caso del indicador de prevalencia de subalimentación, el número de personas que carecen de acceso regular a las calorías necesarias ha aumentado en los últimos siete años hasta alcanzar el alarmante dato de 828 millones de personas en situación de subalimentación. Este dato constata un terrible retroceso en más de una década de progreso en la lucha contra el hambre.
El número de personas que carecen de acceso regular a las calorías necesarias ha aumentado en los últimos años
Los otros indicadores utilizados por el GHI muestran resultados mixtos. Las tasas de emaciación infantil (bajo peso para la altura) se han estancado en los últimos años en todo el mundo, mientras que las tasas de mortalidad infantil y de retraso en el crecimiento infantil (baja altura para la edad) han seguido disminuyendo. Sin embargo, en comparación con otros indicadores, las tasas de retraso en el crecimiento infantil cambian lentamente con el tiempo, y pueden pasar varios años hasta que reflejen el difícil contexto mundial actual.
Persiste el alto índice de hambre en demasiadas regiones
La zona del mundo con mayor tasa de hambre es Asia Meridional seguida del África Subsahariana. En el caso de Asia Occidental y el Norte de África, a pesar de que el hambre en estas regiones a día de hoy se mantenga dentro del parámetro "moderado", existen signos de un posible retroceso en el progreso contra el hambre de cara a los próximos años.
El hambre alcanza ratios alarmantes en cinco países –Chad, República
Centroafricana, República Democrática del Congo, Madagascar y
Yemen– y se considera provisionalmente alarmante en otros cuatro países –Burundi, Somalia, Sudán del Sur y Siria–. En otros 35 países, el hambre se considera grave, según las puntuaciones del GHI de 2022. Además, el problema ha avanzado en 20 países desde 2014.
Es necesario transformar los sistemas alimentarios
El alarmante número de personas en situación de inseguridad alimentaria requiere de medidas inminentes. Para ello es necesario que se transformen los sistemas alimentarios de tal forma que sean más equitativos, inclusivos,
sostenibles y resilientes ha destacado la organización Ayuda en Acción.
Llevar a cabo cambios reales en los sistemas alimentarios implica atender a las circunstancias locales y concretas de cada zona. La ciudadanía de muchos de los países con altas tasas de hambre está encontrando formas innovadoras de mejorar la gobernanza del sistema alimentario a nivel local a través de sistemas de seguimiento de los presupuestos y gastos gubernamentales o tarjetas de puntuación de la comunidad para evaluar el rendimiento
A pesar de la eficacia de estas iniciativas, para conseguir avanzar en la lucha contra el hambre es necesario que se apliquen sistemas alimentarios que se adapten a los recursos naturales, métodos agrícolas y ganaderos y las cultura propia de cada zona, apuntan desde Ayuda en Acción.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.