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Mauro Entrialgo: “El humor es siempre la línea recta”

El viñetista vasco de mirada escéptica publica el cómic 'Ángel Sefija tras el noveno arte'.

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Autorretrato del viñetista, ilustrador y músico Mauro Entrialgo, autor de 'Ángel Sefija tras el noveno arte'.

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Su tarjeta de visita es escueta: “Dibujante, entre otras cosas”. Por ejemplo, músico, guionista de cine y televisión, escritor de teatro y, claro, ilustrador. Un hombre renacentista, le sueltan por ahí, pero él no encaja el halago y les devuelve un crochet de pragmatismo: “Más bien un hombre del siglo XXI. Hay que tener mil curros porque ahora nadie va a vivir de una profesión toda la vida. Aquello del dibujante romántico que trazaba durante treinta años un solo personaje para la misma agencia se ha acabado”. Mauro Entrialgo. Vitoria, 1965. Un hombre pluriempleado.

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Antes, durante y después, dibujó en fanzines de todo pelaje por amor al arte, una expresión que en realidad viene a significar el arte que tienen algunos para no pagar al artista. “El efecto del vecino informático en los dibujantes es un no parar, pero tampoco le puedes decir que no a todo el mundo porque quedas como un borde”. Ya saben: Escríbeme o ilústrame esto, no pagamos ahora aunque lo haremos más adelante, tú eres colega, te damos visibilidad o la excusa que sea. “Hay truquillos y, ante todo, me niego a hacer algo gratis para alguien que vaya a sacar provecho económico”.

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Mauro Entrialgo escarba en el dobladillo de la realidad. A veces, esboza en apenas unas líneas un retrato social y político de su generación. Otras, pone todo su empeño en analizar las minucias domésticas que parece que se nos escapan, pero que hibernan en nuestro subconsciente. Esas grandes verdades que usted tiene delante y en las que no había reparado. Todo eso en lo que ya había pensado sin acertar a expresarlo.

Lo prefirió a Barcelona porque quería huir de los cenáculos del gremio. “En aquel momento era la capital del cómic, pero no me interesaban los guetos y preferí decantarme por la prensa generalista”. Optó por las historietas porque vio que podía ganarse la vida con ellas, aunque podría haberse dedicado a la música si hubiese sonado la campana. Aun así sigue manteniendo, en un plano más amateur, la banda Esteban Light y dibuja en directo durante las conciertos de Los Tiki Twangers, un combo instrumental apto para niños.

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