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Violencia machista El brutal relato de una madre cuyo marido acuchilló a su hija: "Oí el grito desgarrador y luego, el silencio"

El agresor,  excompañero sentimental de la expresa Sara Majarenas, se enfrenta a una condena de 30 años acusado de intentar asesinar a la hija de ambos en 2017 en la localidad valenciana de Beneifaió.

Stylianos Messinezis ,la expareja sentimental de Sara Majarenas, a su salida de los juzgados.  Jorge Gil - Europa Press

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Desde el módulo de madres del centro penitenciario de Picassent y a través del teléfono, Sara Majarenas escuchó el grito "desgarrador" de su hija, tras una fuerte discusión con el padre de la menor, Stytianos M. Después, solo escuchó la voz del hombre al decirle: "Se está muriendo". 

Majarenas ha declarado este martes en la sección primera de la Audiencia de València, donde se está celebrando el juicio contra su expareja y padre de la niña, que se enfrenta a 30 años de prisión. Ella lo tiene claro, el objetivo del hombre era ella, pero al estar en prisión, atacó a su hija. "Quería hacerme daño a mí", ha declarado.

Stytianos M., en un intento desesperado por declararse inocente, ha alegado que acuchilló a su hija porque la madre y la familia materna le "presionaron para cometer el delito" para que así la madre obtuviese permisos penitenciarios, declaración que todos los testigos han negado.

El hombre apuñaló a su hija por una venganza

Fueron dos las puñaladas que el hombre asestó a su hija de casi tres años, mientras discutía con su entonces pareja y madre de la pequeña, con la que vivía habitualmente. Una fue en la espalda y otra en el costado izquierdo, por lo que la niña profirió un "grito desgarrador" y luego se hizo el silencio, hasta que Stytianos,  continuó con la conversación para indicarle a la madre: "Se está muriendo".

Minutos después, el padre y agresor, se personó en la comisaría de la Policía Local de Benifaió, aunque antes llamó al padre de Majarenas para informarle sobre lo que había hecho y decirle que ese era su "regalo de cumpleaños", eso sí, confirmando que la niña había fallecido.

El hombre se aseguró de cerrar la casa 

A pesar de reconocer los hechos en comisaría, el hombre dijo no tener las llaves pese haber dejado la casa cerrada, por lo que la policía se personó en el domicilio con una maza para tratar de derribar la puerta, pero no lo lograron.

Tampoco pudieron hacerlo mediante el método del "resbalón", que consiste en deslizar un plástico (habitualmente una radiografía) por el canto de la puerta, dado que estaba cerrada por dentro.

La niña fue atacada mientras estaba en el sofá, tapada con una manta y viendo dibujos animados

Finalmente pudieron abrir un hueco en la parte superior derecha de la puerta y doblar la plancha metálica con la que estaba rellena lo suficiente como para que un policía local, el más enjuto, se deslizase en el interior y sacase a la menor para que los médicos la pudiesen atender.

"Estaba fría y muy blanca, empezó a llorar cuando la sacábamos, antes no la oímos", ha relatado un guardia civil.

Otro de los agentes ha añadido, sobre cómo se halló la escena del crimen, que la niña fue atacada mientras estaba en el sofá, tapada con una manta y viendo "dibujos animados en el ordenador". "Lo sé porque cuando llegué moví el ratón y se encendió de nuevo", ha recordado.

La agresión dejó secuelas físicas y psíquicas en la menor 

La pequeña sobrevivió a las graves heridas, que le afectaron al hígado, estómago y un pulmón y que la mantuvieron hospitalizada durante 37 días, aunque todavía sufre estrés postraumático y trastorno de ansiedad, por los que recibe tratamiento médico, psicológico y psiquiátrico.

La menor todavía sufre estrés postraumático y trastorno de ansiedad, por los que recibe tratamiento 

El fiscal califica estos hechos como un delito de asesinato en grado de tentativa y otro de lesiones psíquicas, por los que reclama 30 años de prisión, el alejamiento de la víctima no inferior a dos kilómetros durante 37 años y la prohibición de residencia en el País Vasco por idéntico periodo, además de la privación de la patria potestad.

Asimismo, reclama una indemnización de 56.750 euros por las lesiones, las secuelas y los daños morales, más 30.000 euros en concepto de responsabilidad civil y otros 34.047 euros a la Generalitat por los gastos sanitarios.

La defensa dice que la acusación es exagerada

El abogado del acusado ha considerado exagerada la acusación por intento de asesinato, que a su juicio debería ser modificada por la de lesiones y ha intentado culpar a la madre y a la familia por supuestas presiones hacia el agresor para que la madre obtuviese beneficios penitenciarios, hecho negado por todos los testigos. Además ha añadido preguntas fuera de lugar, relacionadas con el pasado en la banda terrorista ETA de Sara Majarenas, que en enero de 2017 se encontraba cumpliendo condena.

Pero el presidente de la sala ha considerado improcedentes todas las preguntas formuladas por el abogado de la defensa en las que se ha mencionado el pasado terrorista de la madre.

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