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Vacunación coronavirus El reto de AstraZeneca: reiniciar la vacunación masiva con un fármaco del que desconfían el 52% de los españoles

Sanidad se enfrenta al objetivo de volver a generar confianza en una vacuna como AstraZeneca, cuya percepción se ha visto dañada después de que la Agencia Europa del Medicamento decidiera paralizar su administración para revisar posibles efectos adversos.

Una mujer recibe una dosis de la vacuna de AstraZeneca en el Hospital Isabel Zendal de la Comunidad de Madrid.
Una mujer recibe una dosis de la vacuna de AstraZeneca en el Hospital Isabel Zendal de la Comunidad de Madrid. Sergio Pérez / REUTERS

Tras más de una semana de parón, la vacuna AstraZeneca vuelve a los centros sanitarios de España. Las investigaciones de la Agencia Europa del Medicamento (EMA) concluyeron, tras analizar los casos de trombosis documentados, que el fármaco es seguro y eficaz, y que su administración no genera riesgos. Sin embargo, la imagen de esta vacuna ha quedado muy perjudicada en gran parte de Europa. En España, según una encuesta publicada por YouGov, el 52% de la población desconfía de la dosis creada por los investigadores de Oxford, un dato muy superior al 25% de españoles que manifestaban la misma postura antes de que se dieran las primeras incidencias en vacunados durante el mes de marzo.

La falta de confianza se convierte en un escollo más en la carrera europea para la vacunación, la cual está de por sí marcada por la insuficiencia de dosis y los ritmos bajos de inmunización. Si bien la encuesta de YouGov no tiene por qué traducirse en un incremento de las personas que rechacen vacunarse con AstraZeneca, los Gobiernos tienen por delante un duro trabajo de concienciación para recuperar la confianza de los ciudadanos en este fármaco. En Europa, el primer ministro británico, Boris Johnson, o el primer ministro francés, Jean Castex, se han remangado el brazo para vacunarse en público con AstraZeneca y disipar las dudas sobre su seguridad y eficacia.

En España, la línea de actuación del Gobierno va dirigida a intensificar y mejorar la comunicación a la ciudadanía sobre la eficacia de esta vacuna. Tanto es así, que el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud acordó el lunes impulsar una campaña conjunta en todas las comunidades autónomas para reforzar la confianza en el profeso de vacunación. "Hay que dar un mensaje de calma", argumenta Julia Díez, epidemióloga e investigador a de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH). Por ejemplo, explicar a la población que "hay más riesgo de trombosis con los anticonceptivos que pueden tomar algunas mujeres, que las que se han detectado estas semanas, sin saber siquiera si es por la vacunación o han sido casuales", agrega la experta, que opina que estos días se "ha generado una alarma social que impide ver que el beneficio es mucho mayor que el riesgo a nivel poblacional".

El que rechace su dosis de AstraZeneca "no se vacunará" con otra de las marcas disponibles

Pepe Martínez Olmos, profesor Salud Pública en la Escuela Andaluza de Salud Pública, ve con buenos ojos la idea del Gobierno de intensificar las campañas informativas para reforzar la confianza. "Hay que hacer un esfuerzo de comunicación mayor de todos los eventos adversos que puedan darse. Es decir, si pones información de manera continúa, si das a conocer que de tantos millones de vacunados con AstraZeneca en tal mes no ha habido ningún evento adverso, se va a mejorar la percepción que tenga la gente", explica el experto.

La caída de la confianza en esta vacuna concreta puede llevar a que se produzca un aumento de los ciudadanos que rechazan la dosis. En Italia, ante esta situación, el Gobierno ha accedido a que se pueda optar por otra vacuna diferente ante el temor generado. Sin embargo, en España –y en el resto de países de Europa– no se dará esa opción. La ministra Carolina Darias dejó claro "no está contemplado en el plan de vacunación" y que aquel que rechace su dosis de AstraZeneca "no se vacunaría" con otra de las vacunas disponibles. 

Esta postura no es un castigo, sino una forma de que las dosis se sigan administrando conforme a las necesidades de proteger, en primer lugar, a los más vulnerables. "Hay que entender que las vacunas se están usando para franjas de edad diferentes y, en el caso de AstraZeneca, se está enfocando a personas de hasta 65 años, bomberos, profesores o médicos. Si alguien decide rechazarla no es que se le castigue con no darle otra vacuna, sino que, si se le diera, se le estaría quitando la posibilidad de protegerse a una persona que realmente la está necesitando más por tener mayor vulnerabilidad", sostiene Díez.

Los mecanismos de vigilancia funcionan

Los casos de trombos en personas vacunadas con AstraZeneca en Europa han sido aislados y con una relación más causal que casual, lo que no ha impedido que los miedos en la ciudadanía del viejo continente se disparen. Pese a todo, la experiencia de estas semanas es un ejemplo más de que los mecanismos de control están funcionando de manera correcta. En cierta medida, es la confirmación de unas buenas prácticas que ya se vieron durante la última etapa de 2020, cuando se paralizaron los ensayos clínicos de este mismo fármaco para investigar posibles reacciones adversas.

"Es un asunto que ha llamado mucho la atención en todo el mundo, pero realmente se ha puesto de manifiesto que tenemos unos sistemas de vigilancia y unos organismos como la EMA que ofrecen seguridad y una mirada intensa a todo el proceso de vacunación", expresa Martínez Olmos, que considera que los datos del sondeo de YouGov no tienen porque implicar que aumenten los rechazos. "Una cosa es la encuesta, en la que influye el hecho de que se pudiera hacer cuando estábamos pendientes de la decisión de la EMA, y otra distinta lo que haga la gente cuando la llamen", añade.

"La ciencia funciona muchas veces así. Si vemos que hay algún riesgo secundario, lo normal es que se paralice y se investigue. Que todo esto suceda es positivo porque quiere decir que hay transparencia y revisión, además de unas instituciones externas que están revisando la vacuna que ha realizado una farmacéutica. En cualquier caso, hay que tener mucho cuidado con la comunicación porque se frente a la opinión pública puede no ser visto como algo positivo y se puede generar un problema de confianza", añade la investigadora de la UAH.

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