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Sahara occidental Agricultores españoles acusan al rey de Marruecos de competencia desleal por los tomates cultivados en el Sáhara ilegalmente

Una investigación realizada por la fundación Mundubat destapa los negocios agrícolas de Mohamed VI en territorio saharaui y denuncia cómo utiliza las plantaciones para legitimar ocupación.

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Imagen de archivo de un campesino de Sri Lanka junto a varias cajas de tomates. — Ishara S. Kodikara / AFP

madrid,

La crisis diplomática entre Marruecos y España vuelve a apuntar a la ocupación de los territorios del Sáhara por parte del Estado alauita. Esta vez han sido los agricultores españoles quienes señalan directamente a Mohamed VI, a quien acusan de haber formado un "emporio" de cultivos ilegales de tomate en la ciudad saharaui de Dakhla. Un producto que, según denuncian desde la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), está siendo importado a Europa como si fueran de origen marroquí y que está terminando de hundir a los campesinos españoles, que apenas pueden competir con unos precios que se sustentan sobre una mano de obra barata.

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Las acusaciones de la organización agrícola se basan en una investigación publicada este jueves por la fundación Mundubat en la que se detalla el peso económico que tiene para Marruecos el cultivo ilegal de tomates en territorio ocupado ilegalmente. El monarca Mohamed VI aparece como propietario de Les Domaine Agricoles, una empresa incluida en su holding, que lleva asentada en Dakhla desde finales de los años 80 del siglo XX y que acapara gran parte de la producción tomatera y melonera de la ciudad del Sáhara Occidental. Domaines Abbes Kabbage es la otra gran empresa que opera en el Sáhara, en este caso vinculada a Tariq Kabbage, alcalde de la ciudad de Agadir, y por Aziz Akhannouch, ministro de Pesca y Agricultura de Marruecos. En el caso de Kabbage, también se vincula a otras dos compañías que se dedican a la explotación del tomate en la ciudad saharaui: el grupo SoprofelIdyl y la sociedad Maraissa. Tan sólo hay constancia de una empresa que se dedique al tomate que no esté vinculada con Marruecos y se trata de una cooperativa integrada por 15 jóvenes originarios de Dakhla.

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Jesús García Luengos, uno de los investigadores que ha participado en la publicación, sostiene que la construcción de este emporio tiene un pese crucial para Marruecos, no sólo desde el punto de vista económico, sino desde el punto de vista estratégico. "La actividad agrícola tiene un valor específico en el engranaje de ocupación, con una proyección expansiva del territorio que le permite desarrollar políticas de atracción de inversiones extranjeras". Es decir, el monarca alauita consigue legitimar la colonización del Sáhara a través de acuerdos de exportación con empresas europeas que dificultan que los gobiernos de la UE endurezcan sus posturas o denuncien vulneraciones de derechos humanos en el Sáhara Occidental.

No obstante, el peso que tienen estos cultivos no es simbólico y tiene consecuencias directas en las ganancias que pueden tener los campesinos españoles. Tanto es así que entre el 7% y el 14% de los tomates que Marruecos exporta a Europa proceden de los campos saharauis de Dakhla, según la investigación realizada por Mundubat y COAG. Se trata de una ciudad cada vez más orientada hacia este vegetal, pues el 80% de la agricultura de la zona se destina a su cultivo y el 20% restante al melón. Esto hace que Marruecos saque un mayor rendimiento a la cosecha. Al tratarse de plantaciones ilegales a los ojos de la comunidad internacional, Marruecos no etiqueta los productos con el origen verdadero, sino que los envía en camiones hasta la región de Souss Massa donde los empaqueta con el resto de tomates cosechados de manera legal en Marruecos, lo que dificulta notablemente poder trazar con éxito el origen verdadero de la hortaliza que llega a Europa. "No hay forma de saber la trazabilidad exacta, es lo que denominamos como la marroquización del producto", expone Celia Murias, una de las investigadoras del informe.

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Desde COAG, sostienen que este mecanismo está permitiendo que Marruecos incremente su producción y sus exportaciones a territorio de la UE. Según los datos de la organización campesina, desde 2001 hasta 2019, el país magrebí ha aumentado en un 170% el número de tomates enviados al continente europeo. Según su análisis, estos datos serían los culpables de que España esté perdiendo cada año más tierras de cultivo dedicadas al tomate. En el último lustro, sólo en Almería, se han perdido 2.000 hectáreas, el equivalente a 2.800 campos de fútbol. "Los calendarios de exportación de Marruecos, beneficiados históricamente por un acuerdo arancelario y de contingentes, coinciden claramente con los periodos de máxima salida de tomate del sureste español hacia su principal mercado: el resto de países de la UE", denuncian los agricultores.

Silencio de Europa ante el incumplimiento de normativas

La venta de tomates del Sáhara camuflados como marroquíes atenta contra numerosas legislaciones europeas y con los acuerdos comerciales entre la Unión Europea y el país norteafricano, los cuales establecen de manera rigurosa que los productos que lleguen a Europa deben estar obligados a llevar consigo una etiquetado sobre el origen de producción. Además, el reglamento 543/2011 de la UE hace hincapié en esta idea. También se estaría vulnerando un derecho básico de los ciudadanos europeos recogido en la Ley de Información al Consumidor de la UE, que pone de manifiesto el derecho de que cualquier persona pueda saber la procedencia de cualquier alimento por razones éticas o morales relacionadas a la forma en la que se ha podido cultivar.

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El incumplimiento de estas normas es sabida por los propios poderes europeos. Tanto es así que en 2019 la eurodiputada de Los Verdes/EFA Heidi Hauatula preguntó sobre el incumplimiento de estos normativas y el comisario de agricultura Janusz Wojciechowski respondió: "Todos los productos importados, incluyendo aquellos originarios del Sáhara Occidental, deben cumplir la legislación pertinente, incluyendo los requerimientos de proveer de información precisa y no engañosa sobre el país de origen o procedencia de esos productos, lo que en este caso debería ser, pues, Sáhara Occidental". Una respuesta muy positiva para los derechos del pueblo saharaui, pero que fue borrada de la web de la Comisión Europea al día siguiente de publicarse.

"La crisis actual provocada por las autoridades marroquíes en la frontera con España forma parte de su estrategia para forzar a la comunidad internacional a reconocer su soberanía sobre los territorios ocupados del Sáhara Occidental y blanquear así los abusos e ilegalidades que llevan cometiendo durante décadas contra los saharauis, como es el caso del mega-proyecto agrícola en cuestión. El acuerdo de libre comercio firmado con la UE, los deficientes controles en frontera y la desidia de las administraciones españolas y europeas, han contribuido a ello. Un país capaz de utilizar a sus niños como arma arrojadiza para dirimir sus conflictos internacionales no es un socio fiable y la UE debería revisar todos los acuerdos comerciales", denuncia Andrés Góngora, responsable de Frutas y Hortalizas de COAG. "La agricultura no puede seguir siendo una moneda de cambio. Es inaceptable".

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Discriminación hacia los saharauis

En Dakhla la actividad agrícola genera 14.000 empleos directos, sin embargo, los saharauis están sufriendo una discriminación intencionada por parte de las compañías marroquíes. Según la investigación realizada por Mundubat la mayor parte de los empleados proceden de Marruecos, concretamente de la región de Souss. De esta forma la monarquía de Mohamed VI busca incrementar el proceso de colonización e incrementar el asentamiento de familias marroquíes en territorio ocupado.

La relatora especial de la ONU sobre el derecho a la alimentación ha confirmado estás prácticas en una visita reciente, tras la cual instó al Gobierno marroquí a establecer mecanismos para "reducir considerablemente" el desempleo de la población del Sáhara y a "ofrecer incentivos" para su contratación.

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