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Uno de cada siete jóvenes del mundo tiene un problema de salud mental según UNICEF

La organización de las Naciones Unidas para la Infancia hace un llamamiento para invertir en la protección de la salud mental de los más jóvenes. En el mundo, denuncia, sólo se destina el 2% del presupuesto de salud en ellos.

Salud mental jóvenes
Un joven en un centro comunal de salud mental de Perú. UNICEF

El Fondo de Naciones Unidad para la Infancia (UNICEF) ha exigido hoy a los gobiernos del mundo que incrementen los esfuerzos para proteger la salud mental de los más jóvenes. Denuncia que uno de cada siete adolescentes del mundo con edades comprendidas entre los 10 y los 19 años (el 13%) padecen un trastorno mental diagnosticado y que el suicidio es ya la quinta causa de muerte entre este grupo de edad, al que recurren anualmente casi 46.000 jóvenes. Sin embargo, los gobiernos del mundo dedican de media a la salud mental tan sólo un 2% de sus presupuestos de salud. 

El problema no es nuevo, pero la pandemia por la covid lo ha exacerbado y profundizado y ha puesto en primera línea la necesidad de atender la salud mental. Así lo desvela el Informe Estado mundial de la Infancia 2021, titulado En mi mente: promover, proteger y cuidar la salud mental de los niños mi mente, hacho público por UNICEF en la madrugada de este martes a nivel mundial. Es la primera vez que el estudio más importante y extenso que realiza las Naciones Unidad sobre la infancia se dedica en exclusiva al problema de la salud mental como la depresión, la ansiedad y el resto de dolencias que aquejan tanto a los más jóvenes como a sus cuidadores. 

"Las consecuencias de la pandemia tienen un gran alcance, pero son solo la punta del iceberg. Incluso antes de la pandemia ya había demasiados niños y niñas abrumados por el peso de una serie de problemas de salud mental a los que no se había prestado atención. Los gobiernos están invirtiendo muy poco para atender estas necesidades esenciales. No se está dando suficiente importancia a la relación entre la salud mental y las consecuencias que se producen más adelante en la vida", afirma la directora ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore.

Se trata de un iceberg que se ha estado pasando por algo durante demasiado tiempo y a menos que se tomen medidas seguirá generando resultados desastrosos para los niños y las sociedades mucho después de que la pandemia haya terminado, resalta el informe.

Según el estudio, la ansiedad y la depresión representan alrededor del 40% de estos trastornos de salud mental diagnosticados. Los demás incluyen el trastorno por déficit de atención/hiperactividad, el trastorno de la conducta, la discapacidad intelectual, el trastorno bipolar, los trastornos alimentarios, el autismo, la esquizofrenia y un grupo de trastornos de la personalidad.

Desigualdades y recursos escasos

Si bien se trata de un problema global y que la escasez de recursos es generalizada, la investigación hace hincapié en las grandes desigualdades que existen a lo largo y ancho del planeta. En algunos de los países más pobres del mundo, los gobiernos destinan menos de dos céntimos al año por persona al tratamiento de la salud mental. Pero incluso en aquellos de ingresos medianos altos, el gasto anual es inferior a 3 dólares por persona. "Todas estas cifras son demasiado exiguas para tratar las enfermedades de salud mental de los niños, los adolescentes y los cuidadores, especialmente en el caso de quienes se enfrentan a problemas más graves de salud mental", afirma.

El informe también resalta la falta de medios y especialistas par tratar los problemas de salud mental. El número de psiquiatras especializados en el tratamiento de niños y adolescentes es inferior al 0,1 por 100.000 en todos los países, excepto en los de ingresos altos, donde la cifra era de 5,5 por 100.000.

Pero si el coste sobre la vida humana es incalculable, el que económico que supone no dedicar esfuerzos  es muy alto, el coste económico por no prestar atención a la salud mental también importante. Según el estudio, el coste económico que pagamos por este descuido es alto: alrededor de 340.200 millones de dólares al año, según los cálculos que realizaron para este informe David McDaid y Sara Evans-Lacko, del Departamento de Políticas de Salud de la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres. "Se trata de una pérdida de 340.200 millones de dólares en potencial humano que podría destinarse a las economías de los países". 

Salud mental y pandemia

La pandemia se ha cobrado un alto precio. Según los primeros resultados de una encuesta internacional realizada por UNICEF y Gallup entre niños y adultos de 21 países  y cuyos datos adelanta el estudio de UICEF, una media de uno de cada cinco jóvenes de entre 15 y 24 años encuestados afirmó que a menudo se siente deprimido o tiene poco interés en realizar algún tipo de actividad.

En España, los resultados de la encuesta desvelan que el 58,3% de los jóvenes de entre 15 y 24 años reconocen sentirse preocupados, nerviosos o ansiosos "a menudo" y el 36,1% "a veces". Además, el 11,5% de dichos jóvenes asegura que están deprimidos o tienen poco interés en hacer cosas "a menudo" y el 68,2% "a veces".

En vista de estos datos, el presidente de UNICEF España, Gustavo Suárez Pertierra, ha pedido que "se apruebe cuanto antes la Estrategia de Salud Mental, y que tenga muy en cuenta a la infancia. "Es necesario que se cree un grupo permanente de infancia y salud mental que concrete la implementación de esa estrategia abordando las principales cuestiones que afectan a la salud
mental y el bienestar emocional de los niños, niñas y adolescentes. Además, deben aumentar los recursos especializados y los canales a través de los cuales puedan ser escuchados", ha añadido.

A nivel global UNICEF a los gobiernos romper el silencio que rodea a los problemas de salud mental, afrontando el estigma, promoviendo una mejor comprensión de la salud mental y tomando en serio las experiencias de los niños, las niñas y los jóvenes.

También exige que realicen una inversión urgente en la salud mental de los niños y adolescentes "en todos los sectores, no sólo en el de la salud". Aboga por llevar a cabo intervenciones que han demostrado su eficacia en ámbitos como la salud, la educación y la protección social, entre ellas los programas de crianza y los programas integrales en la escuela. Y pide que las sociedades rompan el silencio que rodea a la salud mental, aborden el estigma, promuevan la comprensión y se tomen en serio las experiencias de los niños y los jóvenes.

"La salud mental forma una parte integral de la salud física; no podemos permitirnos seguir considerándola de otra manera", ha afirmado Henrietta Fore. Y añadió que "hemos observado que, durante demasiado tiempo, tanto en los países ricos como en los pobres, no se han hecho los esfuerzos suficientes para comprender esta cuestión e invertir en ella, a pesar de que desempeña un papel fundamental para el potencial de todos los niños. Esto tiene que cambiar".

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