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La Unión Europea busca un acuerdo del clima que no incomode a las potencias petroleras

Arabia Saudí, Venezuela, Argentina y Polonia presionan para que se eliminen del acuerdo global contra el cambio climático las referencias a la "descarbonización" a cambio de un objetivo más ambicioso de limitar la subida de la temperatura global a 1,5 grados

El secretario de Estado de Medio Ambiente, Pablo Saavedra, en la semana decisiva de las negociaciones de la Cumbre del Clima de París./ Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente

PARÍS.- Las negociaciones sobre el clima que se desarrollan desde la semana pasada en París y que pretenden conseguir un acuerdo global y vinculante contra el calentamiento global han entrado esta semana en su recta final con varios puntos claves aún sin resolver.

Francia, anfitriona del encuentro, quiere cerrar un pacto dentro de la fecha establecida (el viernes 11 es el último día) y la presión del tiempo juega en contra de un texto ambicioso, sobre todo por la presión de potencias petroleras como Arabia Saudí, reacias a firmar un acuerdo que aluda expresamente a objetivos de reducción del consumo de combustibles fósiles. Esto repercute en las discusiones y en las posturas en las que cada bloque está dispuesto a ceder.

El secretario de Estado de Medio Ambiente, Pablo Saavedra, que asegura que “va habiendo convergencia en los grandes temas”, ha afirmado en rueda de prensa que el acuerdo para que la temperatura terrestre no suba por encima de los 2 grados a final de siglo es algo prácticamente consolidado. Así consta en el último borrador del texto que se publicó el sábado, incluso por parte de países que antes se mostraban en contra. De hecho, ha dicho Saavedra, existe una posición creciente, aceptada también por EEUU y China, de mencionar a un objetivo más ambicioso, de 1,5 grados, en “una señal” a los países más vulnerables al cambio climático (los menos desarrollados y que reclaman metas más estrictas).

Pero ceder en este último punto, en la línea de lo que reclaman también científicos y ecologistas, no sale gratis. A cambio, un grupo de países, encabezado por Arabia Saudí y seguido por Venezuela, Argentina y Polonia, están presionando para que no aparezcan en el texto los objetivos de “descarbonización” que supondrían dejar bajo tierra el 82% del carbón, el 40% del gas y el 33% del petróleo mundial.

Saavedra reconoce que se está negociando en este punto, pero asegura que se trata de una cuestión de “nombres” porque a estos países, cuya economía depende en gran medida de los combustibles fósiles, les genera rechazo el término. A cambio, piden que se hable de “neutralidad climática”, que supondría, según organizaciones ecologistas como Amigos de la Tierra, un mecanismo para compensar las emisiones a cambio de reforestación.

Y la UE podría estar dispuesta a ceder en este punto, en el que habría discordia, dada la fuerte oposición de Polonia a dejar atrás el carbón. Según observadores en la negociación, Miguel Arias Cañete sería favorable a cambiar la “descarbonización” por “neutralidad climática”.

“En realidad, incluir o no la descarbonización no es importante, en la medida en que el acuerdo tenga mecanismos para garantizar la transición energética”, ha dicho Saavedra. “Se trata de usar un lenguaje que permita seguir en la senda de la reducción del uso de combustibles fósiles”, ha añadido Valvanera Ulargui, directora de la Oficina de Cambio Climático de España.

“No tiene sentido admitir un objetivo de 1,5 grados si no se puede renunciar a los combustibles fósiles, porque es la única manera de lograrlo. Compensar las emisiones con árboles no sirve de nada porque lo que se emita va a seguir acumulándose en la atmósfera”, asegura Florent Marcellesi, portavoz de Equo en el Parlamento Europeo.

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