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Xosé Bocixa, el agitador rural que denuncia el abuso de poder

Cuando era un niño, vio cómo su aldea era engullida por una mina. Ahora graba discos con Zënzar, su grupo de rock de combate, y documentales críticos con el destrozo del medio rural. En 'A ceo aberto' rescata el conflicto de As Encrobas.

Xosé Bocixa, cantante de Zënzar y autor del documental 'A ceo aberto', sobre el conflicto de As Encrobas. / JUAN LUIS RÚA

Tenía diez años cuando llegaron las excavadoras y se llevaron por delante varias aldeas. La idílica parroquia de As Encrobas comenzó a expectorar el polvo blanco que alojaban los pulmones de la recién construida central térmica. Aquella chimenea insaciable se alimentaba del suelo que habían pisado sus ancestros, rico en lignito. La mina fue cobrando forma de agujero ciclópeo, hasta que se agotó el carbón. Ahora, anegado, es el segundo lago artificial más grande de Galicia. Así lo han catalogado las autoridades.

Xosé Bocixa no presume de ello, más bien al contrario. Su documental A ceo aberto recupera la revuelta agraria de 1977 contra las expropiaciones de terrenos que llevó a cabo la eléctrica Fenosa. Fue, junto a Xove y Baldaio, uno de los hitos de la lucha campesina. Las paisanas blandían paraguas; los guardias civiles, mosquetones. Uno de sus protagonistas, el cura revolucionario Moncho Valcarce, acaba de ser homenajeado por la asociación cultural Lucerna, cuyo parto asistió el propio Bocixa para alumbrar el páramo cultural donde se crio.

"Es un error considerar que fue una batalla puntual, porque se trata de la historia de una destrucción constante. Con el paso del tiempo, las casas se agrietaron, el cementerio se vino abajo y muchos vecinos fuimos desplazados. Mis padres terminaron al otro lado del valle, en Meirama", recuerda el chaval que creció a la par de aquel mordisco de gigante. Hoy tiene 46 años; el terreno perforado, unos dos kilómetros de largo por 700 metros de ancho. Xosé Bocixa es el cantante de Zënzar, una banda de rock combativo que ha cumplido 25 años sobre las tablas

La mina pulverizó la parroquia y engordó las arcas municipales. El Concello de Cerceda, situado entre Santiago y A Coruña, también albergaría un gran vertedero y una planta de tratamiento de residuos, adonde llega una constante procesión de camiones con basura de toda Galicia. "Todo eso ha conllevado la aniquilación del medio rural", se queja el documentalista. "No hubo una inversión sustentable a largo plazo, pues los millones se gastaron en proyectos estrella para salir en los medios".

El aluvión de tasas y subvenciones ha motivado que un Ayuntamiento de poco más de 5.000 habitantes tenga aquapark, por no hablar del proyecto de un circuito de alta velocidad que no da acelerado. Luego está el centro de desarrollo tecnológico, con un presupuesto de cinco millones de euros, de los que ya se han gastado más de la mitad. Dos años y medio después de su inauguración, las instalaciones siguen vacías. "Dicen que aquí hay mucha riqueza, ¿pero quién se ha lucrado? Sin duda alguna, los políticos y algunos empresarios". El municipio siempre ha sido un bastión del PSdeG.

"Muchos vecinos tienen trabajo, claro... El precio a pagar ha sido la destrucción del entorno y la inexistencia de una planificación urbana adecuada", afirma Bocixa, en su día locutor de la radio municipal, una oveja negra que terminó siendo expulsada del rebaño. Entonces comenzó a trabajar de cámara para diversas empresas de comunicación, hasta que fundó TingaLaranga Audiovisual.

Compagina la producción de vídeos con el micrófono de Zënzar, su válvula de escape de la rabia acumulada. Una banda de rock combativo que, después de veinticinco años sobre las tablas, sigue difundiendo en gallego el mismo mensaje subversivo. Contra el caciquismo, el deterioro deliberado del medio ambiente, los tejemanes políticos y, en definitiva, el abuso de poder.

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