La paradoja es uno de los pilares sobre los que se asienta la risa y el pensamiento. Lo aparentemente contradictorio nos acerca a la verdad por caminos que no son los habituales, trayectos de ida y vuelta que nos permiten entender lo que sucede con extrañeza y humor.
Con motivo del Día de la Hispanidad, el cómico Ignatius Farray ha querido abordar el sentimiento español por medio de lo que, de primeras, podría parecer un trabalenguas.
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Ignatius le baja un par de marchas a su histrionismo habitual y nos regala un pequeño artefacto retórico que encierra una lógica desarmante. Un sencillo silogismo que deja en evidencia, precisamente, a todos aquellos que muestran una profunda devoción por la bandera y la patria.
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No es la primera vez que Ignatius nos provee de este tipo de reflexiones. Breves apuntes que diseccionan lo real con la finura de un bisturí y que, en cierto modo, sirven de contraste con ese humor excesivo y brutal marca de la casa.
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Nada le es ajeno a Ignatius. Del españolismo ultra al neofascismo italiano pasando por la polémica agresión de Will Smith en los Óscar. Una búsqueda de sentido a través del humor.
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"No hay ningún tipo de esperanza para la especie humana: la gente que reflexiona tiene dudas y la gente estúpida no. El que piensa pierde", esgrimía Ignatius tras la victoria de Meloni en Italia. Todo indica que el cómico ha optado por la derrota. Una dulce (e ingeniosa) derrota.