Cachondeo con un cartel con más suspense que las películas de Alfred Hitchcock
Tremending
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Todo texto encierra un mundo en sí mismo. Ocurre a veces, sin embargo, que por falta de concreción incurrimos en la ambigüedad. Es entonces cuando las palabras se convierten en una suerte de agujero negro, un lugar inextricable cuya formulación ofrece más incógnitas que certezas.
Algo así le ha ocurrido al autor del letrero que les presentamos. Un cartel anunciador que no anuncia, una nota de aviso que, contra todo pronóstico, carece de utilidad puesto que no ha hecho lo que se suponía que debía hacer: anunciar algo.
La pifia se ha convertido, como era de prever, en la comidilla del personal. Son muchos los que han procedido al chascarrillo tuitero, y es que un descuido de estas características da mucho juego.
También los hay que no han dudado en rescatar otros rótulos, ejemplares defectuosos de lo que en un principio pretendía ser un anuncio informativo pero que deviene, fruto de una desacertada formulación, en algo tremendamente chistoso.
Sea como fuere, nos quedamos en ascuas. Nadie sabe a ciencia cierta qué esconde ese artilugio lingüístico que ha perpetrado el tendero o tendera que nos ocupa. Si nos está leyendo, póngase en contacto con el equipo Tremending, los interrogantes están para ser resueltos.
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