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Karmento, en la redacción de 'Público'. Foto: Jaime Morato
Karmento, en la redacción de 'Público'. Foto: Jaime Morato

Karmento: «El ‘sonido España’ acaba de abrirse con una ola de nuevo folklore»

La candidata manchega continúa la senda que abrieron Tanxugueiras y lleva al Benidorm Fest una propuesta de neofloclore muy alejada de las consignas comerciales. Se enfrenta a las semifinales con un 'Quiero y duelo' que reivindica su raíz.

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Carmen Toledo disfruta estos días de ese último momento de serenidad que precede al estallido. «Ese instante de calma / que precede a la nieve / como aquel otro instante / que antecede a la música, / cuando el rígido maestro / desciende su batuta / y ordena la audición», que escribía el poeta albaceteño Amador Palacios, dentro de su antología Pajarito bañándose en un charco. Su alter ego, Karmento, coge las maletas en pocos días y se marcha a Benidorm (Valencia) para preparar su actuación en la primera semifinal del festival del que saldrá el representante de España para Eurovisión. Allí se lleva, como compositora e intérprete, el sonido de las callejuelas y el río de su pueblo serrano, Bogarra (Albacete), en una propuesta musical vertebrada por el neofolclore manchego.

Su tema Quiero y duelo lleva por título una expresión local de una zona de La Mancha que sirve para expresar la sensación de querer algo y lidiar con el dolor y la dificultad que conlleva conseguirlo. Entre sus estrofas, la cantautora narra su tránsito en la música y lleva el quejido de todos los que en algún momento tuvieron que desprenderse de sus raíces para buscar su camino. Karmento se descalza y toca tierra en el escenario. La propuesta esconde profundos campos de olivos, tardes de guitarra junto a su abuela, mudanzas que la llevaron hasta la isla Malta y sueños internacionales. En esta entrevista, saltamos de verso en verso, para conocer a esta candidata del Benidorm Fest que toma el relevo de Tanxugueiras en el intento de llevar a la gran cita de la canción europea una de las opciones más alejadas de los parámetros comerciales.

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De Bogarra a Liverpool, ¿qué significaría para ti llevarte el pueblo a Eurovisión?

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Me parece muy bello, porque muchas veces parece que en lo grande se difumina la pertenencia, pero yo creo que, al final, conecta con cada uno aquello que lleva dentro a su pueblo, su crianza y su hogar. Así que me encanta la idea de llevar ese aire manchego y serrano a Liverpool. Es muy guay. Hay que poner en valor lo local. Por mi profesión anterior, he tenido la suerte de visitar muchas ciudades y conocer gente de las grandes capitales. El discurso siempre ha sido que, si no te ibas a Madrid o Barcelona, como máximo a Valencia o a Sevilla, no puedes hacer nada, pero al final la identidad que viene de lo regional es muy fuerte. Tiene una presencia y esencia que cala. Así se construye la diversidad del mundo. En ese aspecto, soy muy paleta, muy provinciana y me encanta.

En la letra de tu canción se cuelan palabras populares, muy de raíz. Entre tanto tema con venta anglosajona es una apuesta valiente, como aquella Manchega en la azotea, que publicaste en 2020.

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Quiero y duelo es un dicho súper local. Me di cuenta de que ni siquiera la conocían gente de La Mancha, parece que esa también esa es otra de mis paletadas. Eso de que de los manchegos somos todos iguales, espérate, porque aquí cada uno tiene sus pequeños matices y hay que reivindicarlos. Esta expresión es mi pueblo. Recuerdo que se la escuché un día mi hermana. Nos estaba contando una anécdota de una vecina que había ido al hospital por un parto y ella expresaba así como lo vivió: entre los dolores, temores y el deseo enorme de tener a su hijo. Me llamó un montón la atención esa manera de plasmarlo y se me quedó grabada hasta que ha aparecido aquí.

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¿Crees que lo que necesita España para volver a coronarse es continuar por la senda por dónde caminaron Tanxugueiras y conectar un sonido actual con nuestras tradiciones?

Cuando hablan del sonido España, se olvidan de que ahora mismo hay una ola de nuevo folklore con un montón de proyectos de una calidad increíble que se están haciendo hueco en el panorama musical. Recogen las identidades culturales de las regiones y los sitios más locales para reescribirlas y traerlas aquí, a la modernidad. Podía haber salido otro, pero era necesario un proyecto como el mío donde se represente esta tendencia. El sonido España acaba de abrirse. No sé si vosotros lo estáis sintiendo, pero yo diría que los últimos cinco años claramente el nuevo folklore está reivindicándose y le queda mucho que contar. Es un movimiento precioso desde el punto de vista musical y, además, estamos hablando de un proyecto de gestión pública que debe apostar fuerte por crear cultura y empujar por lo que se está construyendo.

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Cuando se habla de La Mancha, siempre se relaciona culturalmente con El Quijote, de Miguel de Cervantes; Sara Montiel y Pedro Almodóvar. ¿Te ves en una película del director de Calzada de Calatrava con un cameo como el que hizo Rosalía en Dolor y Gloria?

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Pues mira, depende de lo que me remuneren. Respeto máximo a Almodóvar, ¿quién va a decir que no quiere participar de un icono como él? Sería un regalazo y un lujo, lo que pasa es que yo tengo obsesión por rebuscar en lo desconocido. Ahora mismo hay muchísimo talento creativo, que también viene de la mano del audiovisual. Cuando pienso en crear un videoclip, me pongo a investigar, ¿eh? Antes de elegir las personas con las que voy a contar le pongo foco al talento hay en La Mancha, me paro a pensar en quién está contando historias y qué artistas están creando. Así que, más que eso, lo que más me gustaría es generar un movimiento de recogida del talento creativo en Castilla La Mancha y que trabajásemos desde diferentes gremios para mostrar nuestra cultura y nuestro valor.

Haz sonar una tierra manchega alternativa, ¿qué gente de la tierra estarían en la banda sonora de tu biopic?

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Yo soy una persona muy familiar, más allá del concepto tradicional. Allá dónde voy hago familias estupendas y en mi sello discográfico recomendaría a Vermú, a Vicente Navarro y a Bonita, que no están en El Tragaluz, pero es un grupo de Toledo que está reestructurando el rock a través de sonido folk, igual que hace Vermú desde el indie.

Sobre todo, animo a la gente a ser curiosa. La música que se convierte en mainstream tiene mucho que ver con los canales a través de los que se escucha y cómo nos llega la música. Hay que ponerse radical. No puede ser que la propuesta musical de un negocio esté planteada a voleo, que a los responsables les dé igual lo que suene en su local. Es imprescindible que el sonido de un lugar sea coherente con sus valores porque la música es una forma de transmitir la cultura de una sociedad.

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Este es un periodo luminoso para ti, incluso en sentido estricto. Estos días tienes todos los focos sobre ti, pero en Qué feo, de tu disco Este devenir, contabas que tuviste una etapa de oscuridad que te dejó un rastro hermoso en la voz. Pongámonos Del Revés, como en la película de Pixar, ¿necesitamos esos bajones para crecer?

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No me atrevería a decir que todo el mundo necesita crecer de la misma forma. Cada persona tiene su manera de transitar, pero para mí ha sido fundamental hundirme y caer al fondo de los abismos como Perséfone para saber quién soy y destruir un montón de cosas en lugares de sombras para poder madurar y encontrar mi camino. He tenido que elegir entre lo que pierdo y lo que gano, pero igual hay gente que tiene una onda más suave y va más tranquilamente. En mi caso, si no me voy al fondo de los fangos, parece que no aprendo.

Esta canción habla de lo difícil que es tener el arrojo para separarte de tu matriz y buscar tu camino. Tiene unos versos preciosos donde reivindicas el valor de la familia y su generosidad para dejar ir: «Su madre lo vio muy claro y le dio unas alas, le dio unas alas./ Y su padre entre los miedos la acompañaba, la acompañaba. / Si tienes que buscar, anda y busca, siempre aquí tendrás tu casa«. ¿Cómo de importante ha sido en tu trayectoria musical que los tuyos te soplasen un buen viento a favor?

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Me han transmitido muy bien que hay que tener clara la lucha por lo que quieres y comprometerte con eso, me hicieron el descubrimiento de la responsabilidad asociada a la libertad. La gente mi generación ha crecido con una idea del trabajo como enfermedad, hemos rozado la explotación y lo inhumano, cuando no hay ninguna necesidad de echar tu vida entera en el trabajo, pero ese ha sido el valor que le sacó de pobreza a nuestros progenitores y lo que nos inculcaron. Mi padre a los siete años iba andando hasta Andalucía a coger aceituna. Ese trabajo es lo que le ha llevado a conseguir el progreso, pero nosotros debemos reivindicarnos y encontrar un equilibrio entre esa necesidad de ganarnos la vida y encontrar quién eres tú, qué parte de ti es especial. Ese ha sido el gran trabajo espiritual y emocional que yo he hecho, como mucha gente de mi edad, y de ahí también nace mi propuesta artística.

Ya has adelantado que tu diseñadora de cabecera es Ana Almenara, te vimos descalza en el escenario durante la presentación de los candidatos de este año y deslizaste que la luz será la clave de tu escenografía. La apuesta está tan clara que parece imposible arrepentirse. Entre tanto artista que mira a Eurovisión con recelo, ¿qué parcela de felicidad te aporta el trayecto hasta el festival?

Yo soy una persona muy aventurera. Me gusta explorar, me gusta gambitear y me gusta meterme en retos, porque la vida es un poco eso. Al final yo he pasado el núcleo y todo lo que me despierta por dentro un fuego va para delante. Suelo escoger retos que, además de que me vayan a divertir, también me generan conflictos y momentos de duda. Eso es exactamente lo que me sucede con Eurovisión. Yo no veo con recelo muchas cosas, intento aterrizarlo todo en mi vivencia personal y no dejarme llevar por esnobismos o clasismos dentro del mundo de la música, que también los hay. Este festiva ya me está aportando mucha felicidad. Estoy teniendo la oportunidad de proyectar una escenografía para la que no tendría recursos, he podido conocer cómo funcionan los medios de comunicación en este momento y ya con eso, me vale. No me imagino que vendrá después pero, el día que vea que algo, me bajo. A estas alturas, sinceramente, no voy a hacer nada que no me apetezca realmente.

Como reza en su tema Cri Cri, Karmento no necesita nada que no salga de sí, y con esos mimbres se enfrenta a la votación de las semifinales. Ella, no oye ni el canto de los grillos, no escucha el murmullo de los eurodramas ni las polémicas y las críticas cruzadas. Tranquila, descalza, se lanza a contar su verdad. Con eso, pase lo que pase, se lleva el capazo lleno para casa.

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