'Se busca millonario': un boleto premiado, 300 reclamantes y casi cinco millones de euros en juego
HBO Max estrena este 7 de Julio una serie documental de tres episodios sobre un caso real que tuvo lugar en A Coruña en 2012. La historia lo tiene todo para convertirse en el thriller de la temporada: contradicciones, coartadas, diez años de investigación policial e incluso varios aspirantes al premio que fallecieron.
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La probabilidad de acertar los seis números de la Primitiva y el reintegro es de una entre 139 millones. Sin embargo, un vecino de A Coruña eligió la combinación ganadora en junio de 2012 y... ¡Perdió su boleto!. Ese es el punto de partida de Se busca millonario, una docuserie de tres episodios que se estrena este 7 de julio en HBO Max. El documental se adentra en una investigación policial de diez años para encontrar al propietario de un cupón premiado con 4,7 millones de euros. Lo reclamaron más de 300 personas, cada uno de los candidatos arrastraba una historia repleta de contradicciones, coartadas y recuerdos rocambolescos para justificar que el boleto es suyo, pero solo uno puede ser el ganador del premio.
El plano de la ciudad de A Coruña se despliega como el tablero del Cluedo y los testimonios de los implicados irán dejando un reguero de pruebas que ningún espectador aficionado al formato podrá resistirse a cotejar para ir descartando candidatos. 10, 17, 24, 37, 40 y 43. Los números vuelven una y otra vez la cabeza de la legión de reclamantes. Todos tienen una explicación para la elección de estas cifras, pero pocos pueden demostrar un patrón de juego y, sobre todo, si estaban en el lugar correcto en el momento adecuado.
De fondo subyace una tesis: la vida es un enorme juego de azar en el que a veces caemos en casillas favorables que nos hacen avanzar y otras, podemos perderlo todo en una tirada. La idea no es nueva. La sitcom Me llamo Earl, ganadora de un Premio Emmy, narra la existencia de un delincuente que sobrevive atracando licorerías. El personaje interpretado por Jason Lee gana 100.000 dólares [unos 92.000 euros] en un rasca y gana que compra con dinero robado. Justo después de comprobar que es el ganador es atropellado y pierde el boleto en el accidente. El descubrimiento del karma durante su convalecencia en el hospital le hace replantearse su vida, llena de decisiones erróneas y decide darle un giro.
En esta producción de Unicorn Content hay poco espacio para la comedia, pero nos destapa un caso de picaresca individual y colectiva que, a pesar de ser muy local, podría ocurrir en cualquier parte del mundo, tal y como expone Miguel Salvat, VP Original Programming and Commissioning Editor para Iberia de HBO Max. "Cuando se publicó por primera vez en la prensa, me encantó la idea de convertirlo en un documental. Soy una entusiasta de las historias pequeñas, de sucesos locales que son casi desconocidos. He seguido el caso durante todos estos años y pensé que era una idea maravillosa para iniciar un proyecto documental porque parecía un guion cinematográfico, pero era real y, lo mejor de todo, es que no está resuelta", destapa Susana López Raña, que dirige la serie junto a Noemí Redondo. "Es una forma de narración mucho más creativa para el espectador, que puede plantearse al acabar quién le gustaría que fuese el auténtico millonario", plantea.
Al frente de la investigación se sitúan Germán Lago, inspector jefe de la Policía Nacional y Alberto Mahía, periodista de La Voz de Galicia. Cada uno a su manera, se encargará de tratar de desentrañar el misterio de lo que se esconde detrás del hallazgo del boleto premiado. "Las noticias hay que encontrarlas, aunque muchas veces es cuestión de suerte. Esta era una de esas historias que solo pueden ser verdad", introduce Mahía en el documental, tras perseguir este tema desde que el ayuntamiento de A Coruña se convirtió en depositario del cupón y comenzó a buscar a su dueño en cumplimiento del Código Civil, donde se determina que, en el caso de que una persona encuentre un bien que no le pertenece, debe entregárselo su propietario y, en su defecto, al alcalde del pueblo. El anuncio de la existencia de aquel boleto millonario sin cobrador fue el principio de un relato sobre la obsesión del ser humano y cómo el dinero puede llegar a corromper todo lo que toca.
Shirley Jackson publicó La lotería en The New Yorker en 1948. El relato corto propició que el periódico recibiera un aluvión de quejas. Sus lectores no podían soportar que una tradición como el sorteo de Navidad se convirtiera en un cuento de terror donde el azar elige a sus víctimas en un ritual programado para perpetuar la identidad comunitaria. Aquí, al menos tres de los posibles compradores del billete ganador han fallecido cuando se publica este documental, pero lo verdaderamente aterrador es cómo la persecución del sueño de ser millonarios ha ido minando las existencias de los reclamantes que aún continúan con vida.
"Hay personas que se han gastado sus ahorros en condiciones económicas difíciles, uno de los participantes que nos contaba que su hija estaba en la Universidad y le reclamaba que se hubiera gastado sus ahorros en un abogado. Él se defendía diciendo necesitaba intentar demostrarlo", recuerda López Raña. "Siempre les perseguirá la duda. Nos persigue hasta a nosotras. Nunca sabes si estarán diciendo la verdad o si se quieren apuntar al carro para cobrar el premio, pero lo cierto es que esas personas sufrían. Tenían problemas de sueño. Tenían ansiedad. Tenían angustia. Habían adelgazado. Y eso hace que todos nos planteemos qué haríamos si tuviéramos la intuición de que podríamos ser los dueños de un boleto que te puede cambiar la vida, ¿hasta dónde llegaríamos?", se pregunta.
Como dice Carlos Negreira, alcalde de la ciudad entre 2011 y 2015, el dinero no da la felicidad, pero quita los nervios. "Se busca millonario es un reflejo de lo que la mente, impulsada por la ilusión, es capaz de crear y creer", resume Redondo. En la lista de candidatos a millonarios hay todo tipo de perfiles: una cuidadora y empleada de hogar, un electricista, un ingeniero, un camionero... También intervienen sus abogados, quienes defienden que solo alguien convencido invertiría su dinero en reivindicarse como propietario del billete de Primitiva premiado. Hubo quien llegó a dejarse hasta 60.000 euros en el procedimiento. "En aquellos días, todos los despachos recibimos consultas de personas que aseguraban que el boleto era suyo. Nosotros recibimos a siete candidatos con un relato coincidente con las fechas", cuenta el letrado Kostka Fernández. Para los investigadores, el verdadero reto era hacer descartes.
"Esto es puro thriller. En este caso, la Policía no va siguiendo el rastro de un cadáver, sino del dinero, pero el ritmo es igual de trepidante. Según avanzan las pesquisas, la historia va cambiando y va dando giros de tiovivo. Eso nos dio la oportunidad de contarla con una perspectiva teatral, con distintos escenarios, observadores externos y distintos testimonios que podíamos entremezclar para jugar con el espectador e ir dejándole pistas", explica Redondo. La directora anima la audiencia a montarse su propia investigación, como si una novela de Agatha Christie se tratara, y seguir la serie con un cuaderno en el que ir anotando todos los indicios. ¿Descubriremos a quién pertenecen esos casi cinco millones de euros?