Atherstone Ball Game y otras competiciones muy locas
Perseguir un queso colina abajo y hacerse pedazos por una pelota de cuero son costumbres locales que casi se han convertido en deporte. Estas tradiciones, donde la violencia no está exenta, mueven a miles de seguidores.
Andrea García
Si pensabas que el fútbol americano es un deporte de contacto duro, aún no sabes qué es el Atherstone Ball Game, donde la única regla es no matar a nadie. Este juego medieval no federado es tradición en la localidad inglesa que lleva su nombre y hace honor a un partido de fútbol medieval entre Leicestershire contra Warwickshire en el año 1199, pero entonces la pelota estaba llena de oro.
En la actualidad, cada Shrove Tuesday —día antes del inicio de la cuaresma— se lanza el esférico de cuero desde el balcón del Atherstone Conservative Club. Durante dos horas, te puedes jugar la vida solo por recuperarlo. Un balón que ya no lleva nada de valor dentro, claro. Y el ganador no se lleva nada de dinero, solo el reconocimiento de todo el pueblo tras salir vivo de una pelea continua, que no es poco.
La calle británica Long Street se bloquea cada año por esta bizarrada. Los negocios de la zona se ven obligados a proteger sus escaparates, y aún así, muchos aparecen destrozados.
Los daños que puede ocasionar este juego son la clave del fanatismo que genera. Se celebra siempre el Martes de Carnaval y termina con numerosos heridos. Es causa aparte. En la edición de 2019 un hombre perdió la oreja. ¿Valiente o víctima? Difícil de concretar.
Está competición no es la excepción. Hay otros muchos países con tradiciones más locas todavía. A continuación, recopilamos algunas que te harán explotar la cabeza en dos segundos.
‘Gloucestershire Cheese Race’, rodar colina abajo por un buen queso
Esta competición también sucede en suelo británico, en la ciudad de Gloucester. Básicamente, consiste en rodar —literalmente— por una ladera inclinada de unos 180 metros para hacerse con un queso de cuatro kilos que puede alcanzar hasta los 100 k/h. Tampoco es que haya muchas reglas, solamente, intentar no romperte en dos. Este juego está dividido por distintas categorías, y en la división femenina celebrada en 2018, la ganadora se dislocó el hombro. Sí, todo por un buen queso.
‘Fingerhakeln’, una lucha de dedos para finiquitar las disputas
Esta tradición celebrada en Austria y en Baviera (Alemania), tiene un origen basta friki: una lucha de dedos para resolver las discusiones. Un ‘piedra, papel y tijera’ en toda regla.
El juego actual consiste en tirar de un anillo metálico, empleando todos los dedos menos el pulgar. Un moderador vigila a el partido, donde los oponentes están sentados cara a cara. Quien traspase la línea de la mesa tirando más hacia su lado, gana.
Lucha libre en aceite de oliva, Patrimonio Cultural Inmaterial
La lucha es el deporte más longevo por excelencia y el ‘Kirkpinar’, la competición turca más duradera. Está incluida en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco y también se considera deporte nacional.
Los luchadores van ataviados con unos pantalones de cuero negros, llamados ‘kispet’, de ahí el nombre de este deporte. Luego se embadurnan de aceite de oliva, y todo se complica. Quien tumbe a su oponente en el suelo o por encima de sus hombros recibe el nombre de Başpehlivan, "luchador supremo", en turco. Pero si quieres hacerte con ese cinturón de oro, debes ganar tres veces consecutivas.
Lanzamiento de huesos de aceituna
Dos hombres llamados Mariano Marín y José María Martínez pensaron que lanzar huesos de oliva ‘chafá’, como dicen los murcianos, sería divertido. Durante años, lucharon por reconocer esta competición como deporte olímpico. Incluso viajaron a China para encontrar apoyos. Y no fue en balde. Hasta el expolítico murciano Teodoro García Egea participó en este deporte convirtiéndose en campeón del mundo, y los medios se hicieron eco del acontecimiento.
Las reglas son sencillas. El pie debe situarse antes de la línea y, a continuación, escupir con todas tus fuerzas. En 2016, un hombre consiguió el récord del mundo lanzando el hueso a 25,08 metros de distancia. A ver quién lo supera…