La anarquía relacional: redefiniendo el amor y las relaciones en la sociedad moderna
En una sociedad donde los valores tradicionales se difuminan cada vez más, las nuevas tendencias van abriéndose paso ante la incredulidad y la aceptación de unos y otros.
Helena Celma
Hace mucho tiempo que el concepto de amor ha evolucionado en la sociedad. La concepción de las relaciones como un ente en el que dos personas se quieren y deciden pasar toda la vida juntos es algo más propio de nuestros abuelos y bisabuelos, y algo prácticamente imposible de encontrar a día de hoy.
Todo ha dejado de ser blanco o negro para dar paso a un vasto abanico de tonos grisáceos, en los que cada uno se encuentra más cómodo para poderse identificar y sentir más libre. Quizá esa es la razón oculta tras el gran cambio que ha experimentado la sociedad: que ahora se le pone nombre a todas las cosas y se puede hablar de ellas más libremente.
Sería complicado cuantificar y poner en cifras el número de matrimonios que han escondido infidelidades a lo largo del tiempo en épocas de antaño. Y ojo, que esto no cambia porque posiblemente esta cifra haya aumentado aún más en la actualidad, donde parece que cada vez cuesta más mantener la fidelidad y la lealtad hacia la pareja. De hecho, según el informe paneuropeo "Infidelidad y evolución de las relaciones no monógamas en España y Europa”, el 42% de los hombres españoles y un 31% de las mujeres españolas han sido infieles alguna vez, y eso son cifras muy elevadas.
Pero… ¿y si la infidelidad no tuviera lugar? Y no precisamente por no acostarnos con otra personas fuera de la pareja… sino porque estuviera igual de permitido que el comer o el dormir. Todo son necesidades vitales, y aunque el sexo como tal no es una necesidad, sí que es algo primitivo y que tira mucho más de nuestra parte irracional. Como seres humanos, somos animales que pueden desear a otras personas, porque es algo natural. Después está la decisión: ¿caer en la tentación o no? Una pareja monógama y fiel diría que no, pero el concepto de la pareja abierta se abre paso para poder caer en ella sin tener que sentirse mal, porque no hay delito en hacer algo aceptado y acordado entre las dos partes.
Las relaciones abiertas son un mundo muy, muy amplio, y una de sus vertientes es la anarquía relacional.
La anarquía relacional
La anarquía relacional es un enfoque no convencional sobre las relaciones, que busca desmantelar las normas tradicionales y las jerarquías establecidas en las conexiones personales.
Por lo tanto, el foco en la anarquía relacional pasa a ser la autonomía individual, la comunicación abierta y la creación de vínculos únicos y personalizados, totalmente independientes unos de otros.
https://x.com/Poliamor_MX/status/1784356855998992472
Este término nació de la mano de la escritora sueca Andie Nordgren en su manifiesto publicado en 2006, llamado “Breve manifiesto instructivo para la anarquía relacional”. Su propuesta se centra en la idea de que las relaciones no deben estar sujetas a un conjunto predefinido de reglas o expectativas basadas en normas sociales o culturales. La anarquía relacional rechaza la jerarquización de las relaciones, que comúnmente coloca las relaciones románticas y sexuales por encima de las amistades u otros vínculos.
La filosofía detrás de la anarquía relacional se basa en principios como la autonomía personal, la flexibilidad y el rechazo a las etiquetas tradicionales. Los anarquistas relacionales defienden que cada conexión debe ser definida por las personas involucradas, sin importar si es romántica, sexual o platónica, y deben permitir que evolucionen naturalmente sin presiones externas.
Al final, este término nace del concepto político desarrollado en el siglo XIX y que la Real Academia Española define como la “doctrina que propugna la supresión del Estado y del poder gubernativo en defensa de la libertad absoluta del individuo”. Vaya, para entendernos, hacer lo que queramos sin normas.
La anarquía relacional se basa en principios que destacan la importancia de la autonomía personal y la responsabilidad de cada individuo por sus propias decisiones y bienestar, sin sacrificar la autonomía por una relación. Promueve la igualdad y rechaza la jerarquización, otorgando igual importancia a todas las relaciones, sean románticas o amistosas. La comunicación honesta y directa es fundamental, permitiendo que las personas expresen claramente sus necesidades y límites para evitar malentendidos.
La anarquía relacional a menudo se compara con otras formas no convencionales de relacionarse, como el poliamor o las relaciones abiertas. Aunque comparten algunos principios, como la no exclusividad y la comunicación abierta, la anarquía relacional es más radical en su rechazo a las jerarquías y normas predefinidas.
En el poliamor, por ejemplo, pueden existir jerarquías dentro de las relaciones, con una pareja primaria y otras secundarias. En cambio, la anarquía relacional no establece tales distinciones, permitiendo que cada relación se desarrolle de manera única.
Las complicaciones de la libertad
Implementar la anarquía relacional en el día a día no es una tarea sencilla, porque tener libertad nos da las cartas para hacer aquello que queramos, pero eso no siempre es fácil. La famosa frase de “mi libertad termina donde empieza la tuya” tiene una razón de peso en este ámbito, y es que necesitas tener una gran comunicación con las personas para que la implicación emocional no se acabe transformando en dolor.
Además, siempre cabe la posibilidad de encontrar a alguien que no lo entienda. Al final, es algo que se aleja mucho de los valores tradicionales, y que por eso se asimila más a una práctica de “izquierdas”. Sin embargo, si todo está hablado, aceptado y no se hace daño a nadie, ¿qué problema hay?
https://x.com/baudeleriana/status/1814798132816855513
Por no hablar de que algunos críticos argumentan que la falta de jerarquía puede llevar a la falta de compromiso o estabilidad en las relaciones. Sin embargo, los defensores de la anarquía relacional sostienen que el compromiso no depende de las etiquetas o la exclusividad, sino de la honestidad y el respeto mutuo.
La sociedad actual tiene la mala costumbre de meterse en la vida ajena y opinar libremente, sin entrar en si los comentarios pueden hacer daño o no. Vida solo hay una, y es mejor vivirla feliz sin rendir cuentas ante aquellos que no tienen cabida en ella.