Diez animales que no han cambiado en millones de años

Pese a que ocasiones se nos olvide, el ser humano no es más que un recién llegado a este planeta en comparación con otros animales que llevan viviendo millones de años en él.

Y es que aunque el 99% de las cuatro mil millones de especies que han evolucionado en nuestro planeta se hayan extinguido, un pequeño porcentaje de ellas se mantiene inalterable desde hace miles de años. Os mostramos algunos de los animales más singulares que apenas han cambiado desde sus orígenes. 

Ornitorrinco 

Un mamífero que pone huevos. No cabe duda de que lo del ornitorrinco es muy especial. Junto a las cuatro especies de equidna —similares en apariencia a los erizos—, es la única que pervive en la actualidad del orden de los monotremas, el grupo que reúne a los mamíferos que ponen huevos en lugar de dar a luz crías vivas.  

Animal semiacuático endémico del este de Australia y de la isla de Tasmania, su singular apariencia —con hocico en forma de pico de pato, cola de castor y patas de nutria— es todo un reto para los zoólogos. Tal es así que los primeros naturalistas europeos lo consideraron una “falsificación”. Pero no, el ornitorrinco no es un Pokémon, es una especie que apenas ha evolucionado en los últimos 150 millones de años, cuando su línea divergió de los demás mamíferos.  

Zarigüeya 

Pese a que no son tan antiguos como los monotremas, este mamífero del orden de los marsupiales que incluye a 92 especies vivas es un caso de convergencia evolutiva: cuando dos estructuras similares han evolucionado de forma independiente a partir de estructuras ancestrales distintas y por procesos de desarrollo muy diversos.  

En este caso, la zarigüeya es similar a los roedores y a las musarañas, pero no está emparentado con estos. Los expertos han rastreado el linaje de estos animales a un grupo de marsupiales llamado Peradectidae, durante la época de extinción de los dinosaurios: su separación del resto de marsupiales habría ocurrido hace 65 millones de años. 

Tiburón duende 

Este pez es uno de los grandes misterios de las profundidades del mar. Y es que el primer espécimen conocido fue capturado por un pescador en las costas de Japón en 1898. Como se limita a las aguas profundas, alrededor de los 1.400 metros de profundidad, su conocimiento es limitado. Su largo hocico, dotado de sensibles electrorreceptores, le sirve para localizar alimento.  

Es uno de esos animales considerado “fósil viviente”, término coloquial que sirve para designar especies no extintas que han evolucionado de forma muy lenta y conserva rasgos de antepasados más antiguos.  

Tiburón anguila 

No dejamos el mar porque debemos conocer otra especie de tiburón, la anguila. Y es que los entornos marinos se consideran más benignos debido a la menor fluctuación de elementos básicos para la supervivencia como la temperatura, la humedad o el agua: generalmente, en tierra, las especies se ven más exigidas por lo que evolucionarían con mayor rapidez… o se extinguirían. 

Así, el tiburón anguila sería otro fósil viviente de las profundidades del que apenas hay registros de su presencia y que, como dato curioso, tiene el periodo de gestación más largo entre cualquier vertebrado: tres años y medio.  

Grandes felinos 

Hasta ahora hemos visto animales más o menos “extraños” o desconocidos, pero entre las especies que han tenido una lenta evolución también encontramos otros mucho más populares, caso del jaguar o el tigre. Según los expertos, su anatomía no ha cambiado mucho debido a que, desde su origen, ya fueron buenos depredadores. Además, el hecho de adaptarse a diversos entornos geográficos les ha permitido sobrevivir como especie. 

Cangrejo herradura 

Aunque es su nombre coloquial, no se trata de un cangrejo ni de un crustáceo, sino que es un orden diferente de artrópodo que vive en aguas costeras poco profundas y en fondos blandos, fangosos o arenosos. Como se remonta a más de 400 millones de años también entraría dentro de la categoría de fósil viviente. En este sentido, el cangrejo herradura sería uno de los pocos animales que lograron sobrevivir a la era de los dinosaurios, cuando la mayor parte de reptiles marinos se extinguieron. 

Celacanto 

Este pez es otro de los grandes misterios de la evolución ya que se creía extinto desde el periodo Cretácico que terminó hace unos 65 millones de años. Pero en 1938, un ejemplar vivo fue capturado en la costa oriental de Sudáfrica, localizándose otro en la isla de Célebes hace dos décadas y media. 

Se dice de ellos que son los seres vivos marinos más cercanos a los vertebrados terrestres apareciendo en el periodo Devónico hace 400 millones de años. Tras los análisis de los celacantos capturados en los últimos años se ha confirmado que presenta una morfología prácticamente idéntica con su ancestro fósil.

Amia calva 

Es el único representante que queda del orden de los Amiiformes de los holósteos, un tipo de peces de esqueleto casi totalmente osificado que llegó a ser abundante en las aguas del planeta durante la Era Mesozoica. Uno de sus rasgos más curiosos es que puede respirar la atmósfera por la boca llegando a resistir hasta un día fuera del agua.  

Medusas 

Es uno de los grandes temores de los bañistas en las aguas cálidas, donde pueden causar verdaderos estragos: pero es su territorio, no hay que olvidarlo. Como dice la investigadora del CSIC Laura Prieto “son parte del ecosistema y la solución no es retirarlas”.  

De hecho, son parte del ecosistema desde hace más de 500 millones de años, uno de los organismos más antiguos del planeta que, además, “no han cambiado prácticamente nada” desde su origen: “esto indica que tienen una plasticidad muy alta a los cambios del entorno”. Los cubozoos —apodados la “avispa de mar”— tienen el veneno más peligroso para humanos, llegando a ser letales en cuestión de minutos. 

Esponjas 

Un estudio presentado por Nature el año pasado mostraba los posibles fósiles de poríferos —comúnmente conocidos como esponjas de mar— con 800 millones de antigüedad que sería el animal conocido más antiguo de la historia.  

Aunque en origen se consideraban plantas, desde mediados del siglo XVIII en el que se descubrieron corrientes internas de agua, pasaron a ser considerados animales siendo el grupo más antiguo de animales vivientes: por lo tanto, estaríamos ante las primeras formas en ramificarse del árbol evolutivo desde el ancestro común de todos los animales.