¿Hablan los gatos entre ellos?

Varios meses después de que mi gata hubiese partido para el cielo gatuno, el gato vecino todavía se acercaba a mi terraza olisqueando por la ventana y quedándose durante varios minutos en el alféizar, esperando a que su amiga volviese, con una paciencia conmovedora. Y allí nos quedábamos los dos, compartiendo infinitas nostalgias. 

Pero, al contrario que yo, el gato vecino aún podía oler (literalmente) a su amiga. Y no es que no limpiásemos la casa, es que los gatos tienen un increíble desarrollo de varios sentidos, incluido el olfato, que les sirve para “hablar”, para comunicarse.  

Los gatos y la comunicación química 

Gatos - Fuente: Pixabay
Gatos – Fuente: Pixabay

Son muchos los animales que se comunican mediante señales químicas, compuestos orgánicos volátiles que se encuentran tanto en la orina, como la saliva, las secreciones glandulares o las propias heces: tal y como nos señala este estudio publicado en Nature hace unas pocas semanas, estas señales químicas les sirven para el reconocimiento de parentesco, la defensa del territorio, la búsqueda de pareja, la disuasión de los depredadores o la reducción en la propagación de parásitos. 

De hecho, las secreciones glandulares en particular pueden codificar información sobre la identidad individual, edad, sexo, estado reproductivo, estatus y grupos sociales. Los gatos domésticos son uno de esos animales que usan el olfato como forma de comunicación con miembros de su especie.  

En su caso, son muy relevantes las feromonas de las glándulas ubicadas alrededor de la boca, el mentón, la frente, la cola o las patas. En este sentido, la razón por la que los gatos se acercan unos a otros y se frotan ligeramente es para intercambiarse feromonas, una forma de impregnar con el olor a un “amigo”: en definitiva, una forma de saludo que también hacen con sus humanos más queridos.  

¿Los gatos se comunican con el trasero? 

El estudio de Nature aborda como en el ano gatuno existe un cóctel único de bacterias que producen cientos de compuestos que componen el olor del gato y que envían mensajes de diferente tipo a otros gatos. Para estudiar más a fondo este hecho, los investigadores de la Universidad de California en Davis buscaron la conexión entre los microbios presentes en el saco anal de los gatos y los compuestos volátiles que se producen. 

Para ellos se tomaron datos de 23 gatos domésticos que acudieron al Hospital Universitario de Medicina Veterinaria de la Universidad con el objetivo de detectar esos compuestos potencialmente involucrados en la señalización química.  

Según señalaron a Newsweek, “todavía se desconoce la razón exacta de estos microbiomas diferentes, pero puede deberse en parte a la dieta del gato, su salud y su entorno de vida”. Así que sí, el trasero de los gatos produce diferentes olores que forman parte de su sistema de comunicación. Pero no es el único, claro. 

La comunicación vocal 

Gato maullando
Gato maullando/Foto: Unsplash

Ya sabemos que el maullido es una forma de comunicación, esencialmente, gato-humano. Esto se justifica porque los gatos no domesticados no suelen maullar con tanta frecuencia y sus maullidos son mucho menos “agradables”. En este sentido, se dice que el maullido es una fórmula que los gatos han aprendido a través del contacto con humanos para seducirnos y conseguir sus objetivos. Y no les va nada mal, ¿no? 

Pero existen otros muchos sonidos vocales que los gatos usan para comunicarse con otros gatos, incluyendo los que hacen con la boca cerrada, como el misterioso ronroneo, así como los que ejecutan con la boca abierta que van de los aullidos a los gruñidos o bufidos: algunos de estos son realmente acongojantes. Que se lo digan al gato vecino: cuando nuestra amiga común se enfadaba, sus bufidos nos mostraban que había que poner pies en polvorosa, game over.  

Ya en 1944, la psicóloga Mildred Moelk publicó el primer estudio fonético de los sonidos de los gatos, organizando sus sonidos en 16 patrones fonéticos divididos en tres categorías principales que los gatos saben diferenciar muy bien, aunque a nosotros, más allá de los bufidos agresivos, nos pasen desapercibidos. 

El lenguaje corporal de los gatos 

Gatos - Fuente: Pixabay
Gatos – Fuente: Pixabay

El sistema de comunicación gatuno es un compendio de todo lo expuesto hasta ahora: todos los sentidos forman parte de su lenguaje. Pero, además del tacto, el oído y el olfato, nos falta la vista que también tiene su relevancia.  

Seguro que habrás visto alguna vez como los gatos se acercan la nariz como fórmula de saludo. Pero ni siquiera necesitan acercarse para comunicarse, como nosotros cuando vemos a una persona cercana y ya sabemos de qué ánimo está por su forma de moverse.  

Y es que los gatos pueden llegar a tener hasta 300 expresiones faciales diferentes, según muestra un estudio. Tal y como cuentan al Washington Post, los investigadores estudiaron cómo los gatos movían las orejas, arrugaban la nariz, entreabrían los labios y se lamían la cara, etiquetando cada rostro con una expresión amistosa u hostil. 

Así, cuando los gatos estaban felices o se divertían, normalmente movían las orejas y los bigotes hacia adelante y hacia afuera y, a veces, cerraban los ojos. Por el contrario, si movían las orejas hacia atrás y las aplanaban, se lamían los labios y contraían las pupilas, estaban de mal humor. Según los investigadores, del total de 276 expresiones, casi el 50% fueron consideradas amigables, el 37% agresivas y el resto ambiguas.  

Por si teníamos alguna duda, estos estudios científicos nos lo confirman: los gatos “hablan” entre sí de múltiples maneras. Ahora solo queda por investigar si los gatos, además de olerlos, pueden hablar con los muertos.  



1 Comment

  1. Efectivamente, los gatos se reconocen y por eso se restriegan unos con otros, se huelen y su ronroneo supone satisfacción. Tuve una gatita que entendía todo los que le decía, y si la llamaba venía corriendo, pero si le decía, te voy a dar una baño, huía despavorida, ¿lo entendía? seguro que sí. Cuando habría alguna lata de conservas, venía corriendo porque le gustaba lamerlas, atún, foiegras, sardinas, etc. y si me veía cosiendo, me traía un trozo de trapo que tenía para jugar y se ponía a mi lado como si lo trabajara. 🙂

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