Nueva forma de explotación animal en Japón: máquinas de vending de carne de oso y ballena

Te informamos sobre una nueva forma de explotación animal en Japón: las máquinas expendedoras de carne de oso y de ballena.

Una forma de explotación animal de lo más novedosa se ha añadido a la comercialización de determinados productos de origen animal a principios de este año: las máquinas expendedoras donde se vende carne de oso y de ballena.

Pero ¿quiénes demandan este tipo de alimentos? ¿Forman parte de la tradición culinaria del país? ¿Tienen éxito entre los turistas? Y respecto a los animales, ¿cuáles son los mecanismos para su protección ante este tipo de prácticas? Buscamos la respuesta a estas preguntas sobre la nueva forma de explotación animal en Japón: las máquinas de vending de carne de oso y de ballena.

Japón y las máquinas de vending

Mujer en Japón
Mujer ante máquina expendedora en Japón/Foto: Pixabay

Japón es el número uno de entre los países que cuentan con mayor número de máquinas expendedoras por habitante, una cada 31 ciudadanos, así que no es difícil imaginar que las haya de todos los tamaños, funciones y tipos. Máquinas de juguetes, de snacks, de complementos, de paraguas, de bebidas y de comidas, entre otras, son habituales a lo largo y ancho de su territorio, y son millones entre las que pueden elegir sus habitantes. Pero entre todas ellas se ha venido a sumar una nueva modalidad: las máquinas de vending que suministran carne de oso y de ballena.

Máquinas expendedoras de carne de oso

oso
Oso/foto: Pixabay

El primer local en comercializar la carne de oso de esta forma ha sido el restaurante Soba Gora, en la ciudad de Semboku, al norte del país, en la prefectura de Akita. Este establecimiento tomó la iniciativa de instalar una máquina expendedora de este tipo de carne en la estación del tren bala Tazawako. Pronto se convirtió en un punto de atracción para los turistas que comenzaron a comprar este producto como un recuerdo que llevar de regreso a su casa. No obstante, el éxito ha sido tal que también se efectúan pedidos desde otros puntos del país.

El precio de la carne de oso ronda los 15€ al cambio por cada 250 gramos, y procede de animales salvajes que son abatidos por los cazadores de la zona. Así que es carne fresca de oso cazado hace algunos días, aunque con todos los permisos del gobierno local, puesto que se concede autorización para cazar un número determinado de osos al año, únicamente en temporada de caza.

No obstante, aunque a nosotros pueda chocarnos en cierta medida el consumo de este tipo de carne animal, en Japón resulta habitual. De hecho, es posible encontrarla comercializada en filetes, en productos precocinados y en lata.

Máquinas de vending de carne de ballena

Ballena
Ballena en las costas de Maui/foto: Pixabay

Si la regulación legal de la carne de oso existente en Japón ampara un negocio de explotación animal que puede ser preocupante, la explotación de la carne de ballena resulta todavía más alarmante. Recordemos que este cetáceo está catalogado en la Lista Roja de Especies Vulnerables, en peligro de extinción.

Sin embargo, ya existen algunas máquinas que expenden carne de ballena en diversos puntos del país, como en el distrito comercial de Motomachi. La carne se comercializa como sashimi, tocino y filetes de ballena. La instalación y suministro de tales máquinas corre a cargo de una compañía ballenera: la Kyodo Senpaku, que tiene la intención de aumentar la demanda sobre este producto para llegar a colocar en el territorio hasta un centenar de este tipo de máquinas de vending.

La decisión empresarial fue tomada tras haber descendido notablemente el consumo de ballena en Japón desde los años 60 del siglo XX, gracias a la concienciación de los consumidores y a la labor de información y divulgación de los grupos ecologistas. En el año 1962 se llegaron a consumir hasta 233.000 toneladas de ballena, mientras que en el 2021 la cifra rondó las 1.000 toneladas.

Negocios basados en la explotación animal

En el año 1986, la Comisión Ballenera Internacional (CBI) estableció la prohibición de la caza de ballenas con fines comerciales al comprobar cómo muchas de las especies estaban cerca de la extinción. Sin embargo, Japón decidió continuar con la caza de estos animales con fines de investigación, hasta que, en el 2019, comenzó de nuevo la caza de ballenas con finalidad comercial. El país no forma parte ya de la CBI.

Tanto por lo que respecta a la carne de oso como a la carne de ballena, los principales consumidores que adquieren estos productos son los turistas que van al país, los cuales no reparan en estas formas de explotación animal ni en las terribles consecuencias de que contribuyan a incrementar la demanda de este tipo de carne.

De hecho, organizaciones como la Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales (FAADA) instan a los viajeros a informarse bien antes de adquirir productos de origen animal para poder actuar como consumidores responsables y no contribuir a la financiación de negocios que se basan en la explotación animal, tanto en el propio país como cuando se viaja a destinos extranjeros. Es necesario ser consecuente con nuestros actos para poder conservar y defender la biodiversidad de nuestro planeta.



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