¿Sabías que las abejas convivieron con los dinosaurios?

Que la labor que ejercen las abejas como polinizadoras es fundamental para el medio ambiente está fuera de toda duda. Y por eso nos echamos a temblar por la extinción de esta clase de insectos: podría ser una catástrofe planetaria, aunque la civilización no colapsaría, al menos no en un periodo muy corto de tiempo.  

Y es que las abejas llevan mucho más tiempo en el planeta de lo que creíamos. Tal vez al principio no tenían aguijón, tal vez no se agrupaban en colmenas, pero los ancestros de las abejas convivieron con los dinosaurios, así que llevan mucho más tiempo que nosotros en este planeta. 

Acudimos al último y más ambicioso estudio sobre la historia evolutiva de las abejas y la interacción plantas-polinizadores para comprender un poco mejor a estas pequeñas pero infatigables trabajadoras que son tan importantes para el equilibrio medioambiental.  

En un lugar de Gondwana, hace 120 millones de años 

Abeja - Fuente: Unsplash
Abeja – Fuente: Unsplash

Un estudio en el que han participado hasta 17 instituciones diferentes de países como Brasil, Suiza, Canadá, Alemania, Reino Unido o Estados Unidos es algo más que ambicioso. Pero el objetivo merecía tanto esfuerzo interdisciplinar y de comunicación internacional: presentar un análisis novedoso de la biogeografía de las abejas utilizando nuevos datos genómicos y nuevos fósiles realizando el marco filogenómico de abejas taxonómicamente más amplio hasta la fecha, incluyendo especies de todas las familias (7) y de las subfamilias (28) reconocidas actualmente.  

En este sentido, los investigadores lograron incorporar información de casi 200 abejas fósiles, lo que les proporcionó una base de investigación sólida sobre la evolución de las abejas detallando una reconstrucción paleobiogeográfica basada en dicho registro fósil para crear un escenario integrador de la evolución de las abejas en el espacio y el tiempo. 

Y el resultado de tanto esfuerzo ha sido confirmar la teoría de Charles Michener sobre el origen de las abejas que, como había señalado el entomólogo estadounidense, se produjo en Gondwana occidental, antes de la desintegración de África y América del Sur.  

¿Y cuándo aparecieron las primeras abejas? Tomando los datos filogenéticos de 185 fósiles de abejas, los investigadores concluyeron que las abejas se originaron en el Cretácico inferior como evolución de las avispas, en esa primera fase del Cretácico que tuvo lugar hace aproximadamente 124 millones de años.  

Abejas y dinosaurios en el Cretácico 

Una reconstrucción de un dinosaurio - Fuente: Unsplash
Una reconstrucción de un dinosaurio – Fuente: Unsplash

Según el estudio, todas las divergencias entre linajes reconocidas como familias tuvieron lugar entre mediados y finales del Cretácico, época en la que también se produjeron diversas extinciones también de dinosaurios, como los estegosaurios, mientras que los saurópodos disminuyeron de tamaño. Pero los tiranosáuridos, por ejemplo, abundaron en el Cretácico, mientras las abejas se distribuían por todo el planeta. 

La separación de América del Sur y África hace unos 100 millones de años conllevó una primera distribución de las abejas apareciendo linajes africanos y sudamericanos. Según los investigadores, de hecho, las abejas se diversificaron más rápido y se extendieron más de lo que Michener había sugerido. En este sentido, en el Cretácico tardío ya había abejas en Australia

Por su parte, en el siguiente periodo, en el Paleógeno temprano, hace 60 a 40 millones de años, las abejas comenzaron a colonizar el hemisferio norte a través de conexiones entre América del Sur y América del Norte y entre África y Europa.  

Esta rápida expansión limitada o impulsada también por los cambios climáticos no estuvo exenta de extinciones como por ejemplo ciertos linajes de abejas ápidas corbiculadas que se produjo en el Eoceno tardío. La India, fue el último gran territorio “libre de abejas” según el estudio y su definitiva llegada en el Eoceno influyó de forma considerable en la diversificación de la flora local. 

Una abeja se dirige a unas flores - Fuente: Unsplash
Una abeja se dirige a unas flores – Fuente: Unsplash

Y es que, como sabemos, la difusión de las plantas con flores, tan importante para nuestro equilibrio medioambiental actual que permite también la vida en el planeta tal y como la conocemos, depende fundamentalmente de la labor de las abejas como polinizadoras. Sin abejas, claro está, la evolución del planeta hubiera sido muy diferente porque las plantas con flores lo hubieran tenido mucho más difícil para expandirse. 

Tal y como indica el estudio, las abejas son polinizadores dominantes en la mayoría de los ecosistemas contemporáneos y los resultados del estudio brindan nuevos conocimientos sobre cómo evolucionó su asociación en el Cretácico con las plantas con flores a través del tiempo y en todo el mundo. 

La extinción de los dinosaurios… ¿y de las abejas? 

Una abeja - Fuente: Unsplash
Una abeja – Fuente: Unsplash

Otro estudio publicado hace una década se ocupó más en concreto de un periodo muy debatido de la historia geológica: el límite Cretácico-Paleógeno que data, aproximadamente, de hace 65 millones de años. Os suena esa cifra, ¿verdad? A partir de esa época desaparecen los fósiles de dinosaurios y otros taxones significativos de la Tierra lo que nos ha llevado a discutir diferentes eventos que pudieron cambiar el escenario terrestre de forma dramática. 

Pero no solo desaparecieron los dinosaurios y miles de especies más, sino que muchas abejas pasaron grandes dificultades hasta desaparecer. Y es que las abejas se habían expandido originalmente de forma paralela a las angioespermas, las plantas florales con semilla, particularmente las eudicotiledóneas, uno de los clados más grandes de angioespermas. 

Teniendo en cuenta que los grandes eventos de extinción del límite Cretácico-Paleógeno afectaron a las eudicotiledóneas, es lógico que afectara a las abejas dada su dependencia de las mismas, pero gracias a su temprana diversificación, como hemos visto en el estudio precedente, las abejas lograron resistir, al contrario de los dinosaurios.  

Pero eso sí, este último estudio sugiere que los eventos del límite Cretácico-Paleógeno habrían interrumpido muchas relaciones planta-abeja, con importantes consecuencias para la evolución posterior de las eudicotiledóneas y sus polinizadores.  

Por suerte para la historia de nuestro planeta, no todas las plantas sucumbieron, por lo que muchas especies de abejas, que ya estaban distribuidas por buena parte del planeta, pudieron sobrevivir, lo que permitió que la evolución siguiese tal y como la conocemos, permitiendo que muchos millones de años después de la extinción de los dinosaurios la especie humana se desarrollase en la Tierra.



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