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Debate en el PSOE Díaz y Sánchez evidencian un PSOE irreconciliable tras el 21-M

Duros reproches entre ambos dirigentes por el apoyo a Rajoy, el hundimiento electoral, los cambios de criterios políticos y el modelo territorial. López, que se mostró más crítico con el ex líder del PSOE, clamó por la unidad y acabar con la división.

Susana Díaz y Pedro Sánchez se saludan al principio del debate. | EFE

Los gestos, las miradas, las interrupciones y dos o tres frases elegidas para hacer daño. Todo evidenció en el debate de los candidatos a la Secretaría General del PSOE que Susana Díaz y Pedro Sánchez son la prueba de que ambos proyectos representan un PSOE irreconciliable tras lo que ocurra el 21 de mayo, que parece difícil que pueda evitar un Patxi López que no paró de clamar por la unidad del partido y el fin de los enfrentamientos.

Díaz fue a dibujar a un Pedro Sánchez sin criterio propio, que cambia de opinión en función de sus intereses, y que ni siquiera es pro-Ciudadano o pro-Podemos, "sólo eres pro-Pedro Sánchez", dijo con gesto serio.

El siguiente ataque a su principal rival estaba más que previsto: sus derrotas electorales. Más de media docena de veces recordó los 85 diputados que cosechó Sánchez en los últimos comicios y, en contraposición, exhibió de nuevo su triunfo en Andalucía, aunque obtuviera el peor resultado de la historia del PSOE-A. "Ante un PP tóxico y corrupto se obtuvo la mayor derrota electoral", dijo una y otra vez; y recordó que su candidatura superó en más de diez puntos al PP en Andalucía.

Y, finalmente, Díaz completó su ataque a Sánchez envolviéndose en la bandera de tener muy claro el modelo territorial de España, censurando los cambios de criterios del ex líder del PSOE en esta materia, de quien se burló por utilizar ahora el concepto del reconocimiento de "nación cultural".

En ningún momento entró en la abstención que ha permitido el Gobierno de Mariano Rajoy, de la que también culpó a Sánchez por la derrota electoral.

Sánchez tomó la palabra a continuación y sí entró de lleno en esta abstención al PP, para denunciar que ha llevado al PSOE "a una crisis de identidad" que ha hecho que los ciudadanos ya no lo visualicen ni como fuerza de izquierda, ni como fuerza de cambio. De ello, sin duda, culpó a Díaz y al golpe orgánico del 1 de octubre que, en su opinión, condenó al PSOE a dejar de ser un partido de referencia de la izquierda y subalterno del PP.

En ningún momento  Susana Díaz entró en la abstención que ha permitido el Gobierno de Mariano Rajoy

Negó las acusaciones de Díaz de no tener claro el modelo territorial del España, y aseguró que defiende la soberanía del pueblo español dentro de una España plurinacional, recordándole a la presidenta una retahíla de declaraciones en que Díaz se posicionaba en los mismos términos.

Pero, especialmente, Sánchez acusó a Díaz de deslealtad, de haber permitido que un secretario general tuviera que dimitir por no poder cumplir la palabra dada con sus votantes y sus militantes. Por ello, indicó que él recuperará un PSOE "creíble, coherente, a la izquierda y alejado del PP".

López rehuyó de todos estos planteamientos que, en su opinión, no constituían ni el núcleo del debate ni lo que esperaban de ellos sus ciudadanos. Aseguró que el PSOE está como está —Díaz llegó a decir que "el PSOE está muy malito"— precisamente por este enfrentamiento interno y la falta de un proyecto.

Por ello, el ex lehendakari dijo no a la división y al Ibex-35, clamando por la unidad interna como primer paso para recuperar la unidad de los ciudadanos.
López se mostró más crítico con Pedro Sánchez a quién también le interpeló sobre sus cambios de criterio y hasta le preguntó si sabía qué significa el concepto nación. También volvió a rechazar el ofrecimiento de ir juntos frente a Díaz y, aunque Sánchez indicó que había hecho suyo su proyecto, el dirigente vasco le contestó: "Me parece bien que copies mis ideas si tú no tienes".

En el último minuto, López insistió en la necesidad de unir al PSOE para salvar al PSOE, Sánchez en que el 21-M está en juego el renacer de los socialistas para volver a situarlo a la izquierda y ganar al PP; y Díaz pidió que vuelva la fraternidad al partido. Además, la dirigente andaluza reitero que "el PSOE es mucho PSOE" y que puede volver a ser un partido ganador, y adquirió un compromiso que sorprendió a muchos: "Si no consigo que el partido remonte electoralmente, me iré sin hacer ruido".

Como en todos los debates y en todas las elecciones, todos salieron satisfechos y todos se dieron por ganadores

Las propuestas programáticas, la mayoría ya conocidas, apenas ocuparon espacio en el debate. Díaz la resumió en combatir la desigualdad, un modelo productivo nuevo que tire abajo la reforma laboral, una apuesta por la educación pública y la cohesión territorial de España.

Sánchez clamó por un PSOE a la izquierda que defienda la renta mínima, la lucha contra la pobreza infantil, que luche contra la precariedad laboral y que incorpore principios básicos como el feminismo o el ecologismo.

Y Patxi López dijo que no había que inventar nada, que el PSOE debería recuperar su sitio de una izquierda exigente y posible, sin mirar al centro ni "a izquierdas artificiales e impostadas".

Como en todos los debates y en todas las elecciones, todos salieron satisfechos y todos se dieron por ganadores. Nadie sabe bien todavía qué influencia tendrá en la militancia del PSOE este debate y, por si acaso, los tres candidatos salieron rápidamente de Ferraz para seguir celebrando actos de campaña esta tarde. Nada parece estar claro de cara al 21 de mayo.

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