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El subidón de Ciudadanos el 27-S acerca a la derecha a sumar mayoría absoluta en el próximo Congreso

Pese al desplome del PP, que perdería 3,8 millones de votos si las generales se celebrasen hoy (según las estimaciones de JM&A para 'Público'), el partido conservador (con 121 diputados) sumaría con C's (48) un total de 169 escaños, muy cerca de los 176 necesarios para gobernar. En cambio, las catalanas debilitan a Podemos (47) sin reforzar al PSOE (95)

Proyección del Congreso de los Diputados tras las generales de diciembre, tomando en cuenta el resultado del 27S.

CARLOS ENRIQUE BAYO

Catalunya ha dado un subidón a la derecha española. Pero no a la que gobierna España, sino al partido que apoya al PP para que pueda seguir gobernando la Comunidad de Madrid. Y una alianza así tras las generales podría impedir el cambio de izquierdas en el Congreso de los Diputados que se vaticinaba hasta hace bien poco.

Este es el panorama parlamentario que se producirá tras las elecciones generales del próximo 20 de diciembre, según el análisis prospectivo del gabinete de estudios demoscópicos Jaime Miquel y Asociados, realizado para Público tras los resultados de las autonómicas en Catalunya, evaluando el escrutinio a la luz de los antecedentes electorales de este año y efectuando un tracking de toda la demoscopia publicada.

El PP sufrirá el mayor descalabro electoral de su historia, cayendo a un nivel de siete millones de votos justos que parecía imposible desde hace más de 20 años

Ese desk research de JM&A prevé que el PP y Ciudadanos sumen 169 escaños (121 y 48, respectivamente), a sólo siete diputados de la mayoría absoluta. Y eso a pesar de que el partido de Rajoy sufrirá el mayor descalabro electoral de su historia, cayendo a un nivel de siete millones de votos justos que parecía imposible desde hace más de veinte años, puesto que incluso superó los 8,2 millones cuando fue derrotado por el PSOE por cuarta vez consecutiva en 1993.

En una sola legislatura, el Partido Popular se hundirá desde su récord histórico (casi 11 millones de sufragios y 186 parlamentarios), perdiendo el 35% de sus votantes y 65 escaños. Un batacazo que reducirá su distancia con el PSOE a mucho menos de la mitad de los votos que les separaron en 2011, a pesar de que los socialistas también sufrirán un importante retroceso (un 19% y 15 diputados menos) por el ascenso de los dos partidos emergentes.

Aunque, por supuesto, el despegue más meteórico –impulsado desde la rampa de lanzamiento de los resultados del 27S en Catalunya– es el de Ciudadanos, que rompe por primera vez la barrera de Podemos (superándolo por la mínima) y se sitúa como tercera fuerza política en todo el Estado. En cambio, el efecto catalanas debilita profundamente a la formación de Pablo Iglesias, que cae por primera vez por debajo de los cuatro millones de votos en el Observatorio Continuo de JM&A y se queda con sólo 47 escaños, cuando en la anterior proyección (del 1 de septiembre) alcanzaba los 56.

En cualquier caso, la estimación de los resultados del partido morado es problemática, ya que su espacio de candidaturas aún no ha sido definido porque no se han concretado las confluencias territoriales que Iglesias negocia con fuerzas autonómicas como la valenciana Compromís, que obtendría tres escaños si se presentase por su cuenta. Igualmente podría cambiar bastante la ecuación con otras alianzas de Podemos: ICV/EUiA en Catalunya, Ahora en Común en Aragón, la Marea Atlántica en Galicia y más.


Tabla de proyecciones de JM&A para las generales, tras el 27S, comparadas con 2008 y 2011.

Una España que vuelve a estar partida en dos

No obstante, de la tabla de resultados previstos por JM&A que aparece aquí arriba (con las comparativas de las generales de 2011 y 2008) se hace patente que España vuelve a estar dividida casi por mitad entre votantes de derecha y votantes de izquierda. PP+C's suman prácticamente 11 millones de votos, mientras que PSOE+Podemos+IU reúnen casi 10,4 millones. Igualmente, el recuento de los votantes de las otras formaciones con representación parlamentaria también arroja un empate aproximado: las conservadoras CDC+PNV+CC+PRC suman 1,28 millones; y ERC+Amaiur+Compromís+CUP+Geroa Bai, en el otro extremo, reúnen 1,22 millones.

Es decir, el reparto del espectro político entre los votantes no ha variado mucho a pesar del fenómeno indudablemente revolucionario del fin del bipartidismo. Desde 2008, la suma de los votos PP+PSOE ha caído en picado: la presunta "Gran Coalición" ha perdido 8,8 millones de votantes y 107 escaños, y ya no suma los dos tercios de los diputados (les faltarán 18) que anteriormente les permitía reformar la Constitución bilateralmente. En cambio, ahora se jugará en el Congreso una partida entre cuatro, más los nacionalistas y los anticapitalistas, mucho más compleja que el ajedrez parlamentario habitual.

El efecto de esta fragmentación en cuanto al número de escaños en liza es crucial: la aritmética simple ofrece una evidente mayoría de derechas (169 a 144), pero esa ecuación podría dar un vuelco matemático en el caso de que se conformasen las antes mencionadas coaliciones territoriales de confluencia en Cataluña, Valencia, Aragón, Galicia y otras comunidades, ya que muchos escaños quedarían a merced del reparto de los flecos de votos a partidos que no pasan el corte, conocidos como "primas electorales" y que benefician a las formaciones mayoritarias.

El PP quedará atado de manos por el tsunami naranja y el resurgimiento del PSOE limitará la futura influencia de Podemos

Ahora bien, de las transferencias de votos estimadas por esta proyección de JM&A se deducen dos fenómenos novedosos, surgidos de los resultados del 27S en Catalunya: el tsunami naranja dejará al PP, incluso si logra gobernar, atado de manos con la soga de un Ciudadanos crecido; y el resurgimiento socialista limitará la influencia de Podemos, que dará un bocado mucho más pequeño de lo que se pensaba al electorado del PSOE.

Ciudadanos le va a robar casi 1,6 millones de votantes al PP –núcleo duro que formará un 41% del total de votantes de C's–, fagocitará a UPyD devorando la mitad de sus seguidores (unos 530.000) y sangrará al PSOE, quitándole unos 600.000 electores. Por su parte, Podemos se nutrirá de un millón de votos socialistas y 740.000 de IU, así como otro millón procedente de los abstencionistas y los jóvenes recién incorporados al censo.

El partido de Rajoy perderá aceite por los cuatro costados –hasta a Podemos se le irán 365.000 de los suyos– y su núcleo duro de exvotantes peperos de toda la vida se reducirá en otros 380.000, hasta quedarse en los huesos: los 6,58 millones de fieles que le quedan constituyen el 93% de su total de votos, lo que demuestra que ya no convence a ningún elector del resto del escenario político.

El PSOE salva los muebles y atrae a muchos abstencionistas y jóvenes (casi idéntico número que Podemos), sin remontar pero también sin desangrarse: cuatro millones de socialistas siguen confiando en Pedro Sánchez, que sólo fracasa entre los de IU, ya que incluso le arrebata 435.000 votantes a Rajoy.

IU mantiene unas bases firmes de casi un millón de votantes, pero el sistema electoral le condena a quedarse con sólo dos diputados, cuando ERC consigue siete con menos de la mitad de los votos. Una realidad que explica la insistencia de Alberto Garzón por confluir con Podemos.

En definitiva, es muy probable que ninguno de los cuatro grandes partidos pueda gobernar ni siquiera con la ayuda de sus aliados naturales. Así que... el cambio está servido.

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