En España se venden alrededor de 20 millones de teléfonos móviles cada año. Cerca del 95% va subvencionado, es decir, la operadora de telefonía asume parte o todo el coste a cambio de lograr del usuario un compromiso de permanencia. La crisis ha enseñado muchas cosas al consumidor. A rebuscar las tarifas más baratas, a reducir su factura a mínimos y a amenazar con irse de una compañía a cambio de lograr no sólo un teléfono sino una importante rebaja en la factura mensual. Las compañías han visto cómo sus ingresos iban menguando trimestre a trimestre. Han decidido elegir: o regalar teléfonos o bajar tarifas, pero las dos cosas les parece un castigo excesivo a sus cuentas.

En vista de que la crisis no amaina, de que la guerra de tarifas va a seguir y de que los clientes quieren cada vez de forma más masiva smart-phones, los terminales más caros, esta semana las compañías han avisado del principio del fin de la subvención del terminal en el XXV Encuentro de las Telecomunicaciones que se celebra en Santander.

Empezó Vodafone, que recordó que las compañías invierten al año 1.600 millones de euros en subvencionar terminales, tanto como en redes. Le siguió ayer Orange,cuyo consejero delegado, Jean Marc Vignolles, declaró que "lo que se destina a terminales, no se destina a bajar tarifas". Y fuentes de Movistar confirmaron que la tendencia no sólo es esa, sino que ellos llevan meses reduciendo la práctica de subvencionar dispositivos.

Orange, sin embargo, no lo planteó como algo inminente. Se replanteará su estrategia cuando entre en vigor el año que viene la norma que obligará a facilitar el cambio de compañía conservando el número (portabilidad) en 24 horas.