Este artículo se publicó hace 17 años.
Ancianos paquistaníes y afganos se reúnen para evaluar violencia
Líderes políticos y de la etnia tribal pastún de Afganistán y Pakistán se reunirán el lunes en Islamabad para intentar acordar formas de detener la creciente violencia de los milicianos, entre ellas la posibilidad de abrir negociaciones con los talibanes.
La reunión, considerada como una pequeña jirga o "jirgagai", es una continuación de una gran asamblea que se celebró el año pasado en Kabul, en la que los delegados pidieron negociaciones con los milicianos talibanes para poner fin a la matanza en ambos países.
Una jirga es un sistema de consulta que los pastún, orgullosos de su independencia, han utilizado durante más de 1.000 años para solucionar los asuntos del país o reunirse en torno a una causa.
Cerca de 50 líderes políticos, ancianos pastún y clérigos musulmanes de los dos países se reunirán el lunes y martes para evaluar la creciente violencia de Al Qaeda y los milicianos talibanes en ambas partes de la frontera.
"Los dos principales objetivos de la jirgagai son acelerar el actual proceso de diálogo con la oposición y supervisar la implementación de las decisiones de la jirga (de Kabul)", dijo el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores paquistaní, Mohammad Sadiq.
Sus críticos dicen, sin embargo, que la mini jirga será algo más que una discusión si no participan representantes de los talibanes.
La violencia ha aumentado en Afganistán durante los últimos dos años, lo que ha planteado dudas sobre las posibilidades del país y su Gobierno apoyado por Occidente, siete años después de que los talibanes fueron derrocados del poder.
Al mismo tiempo, la violencia ha aumentado en Pakistán.
Las fuerzas de seguridad han lanzado ofensivas en el noroeste y los milicianos han respondido con ataques suicidas. La violencia ha preocupado a los inversionistas y ha empeorado una crisis económica local.
Los lazos entre los aliados de Estados Unidos se han tensado debido a las quejas afganas de que Pakistán no ha hecho lo suficiente para impedir que los talibanes entren en bastiones en las tierras pastún del noroeste paquistaní, junto a la frontera.
Ambas partes prometieron en la gran asamblea de Kabul que sus gobiernos y pueblos "no permitirían santuarios ni centros de entrenamiento para terroristas en sus respectivos países".
El Gobierno afgano tomó el mes pasado el primer paso para abrir negociaciones con los talibanes con un encuentro en Arabia Saudí entre un grupo de funcionarios afganos partidarios de la administración y ex oficiales talibanes.
El ministro de Relaciones Exteriores de Afganistán, Rangeen Dadfar Spanta, dijo la semana pasada que su Gobierno está iniciando el proceso de diálogo, pero que sólo conversaría con quienes depusieran las armas.
Pakistán ha dicho que también está listo para sostener negociaciones con los milicianos, pero sólo si rechazan la violencia.
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