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Biodiversidad: el reto más allá de 2010

ELENA ESPINOSA, ANDREAS CARLGREN, PAUL MAGNETTE*

L a naturaleza nos proporciona a diario productos y servicios de modo gratuito. Todos disfrutamos de aire y agua limpios, así como de alimentos procedentes de plantas y animales diversos. En teoría, somos conscientes de que no podemos dar todo esto por sentado, pero en la práctica muchas veces lo hacemos. Así, la protección de la diversidad biológica de la naturaleza es decisiva para el ser humano y una de las tareas más trascendentales que nos incumben. La tala del bosque tropical, con la extinción de especies que conlleva, es hoy más acelerada que nunca.

Actualmente, el cambio climático resta protagonismo a la crisis de los ecosistemas, aunque ésta sea igual de importante para nuestro futuro. Como países de la troika de presidencias de la Unión Europea, estamos convencidos de que la UE debe mostrar liderazgo mundial para salvar la biodiversidad y los servicios que prestan los ecosistemas. Debemos aprender a utilizar los recursos que la naturaleza nos ofrece, sin agotarlos ni amenazar la capacidad de producción de los ecosistemas año tras año.

La tala del bosque tropical es hoy más acelerada que nunca

La biodiversidad se ve afectada por el cambio climático y su pérdida tiene repercusiones sobre el clima. Los programas de protección de los ecosistemas refuerzan la capacidad de la naturaleza para resistir al cambio climático. La incidencia negativa del cambio del clima es que va a producir la extinción de muchas especies, lo que a su vez amenazará la seguridad alimentaria y muchos de los servicios que prestan los ecosistemas. Las consecuencias a largo plazo serán mucho más graves que la actual crisis financiera.

Tenemos un año para preparar la posición de la UE en la cumbre mundial sobre biodiversidad que se celebrará en Japón. Las presidencias sueca, española y belga de la UE van a llevar a cabo un esfuerzo conjunto para preparar nuestra posición. Durante la reunión de alto nivel de esta semana en Strömstad, estamos debatiendo sobre el modo de dar un valor a los servicios que nos presta la naturaleza y los principios clave que deberían guiar nuestro trabajo para luchar contra la pérdida de biodiversidad.

Los servicios de los ecosistemas representan un valor económico significativo y estimarlo es el único modo de evaluar el coste que tendría perderlos. Dos ejemplos de los servicios de los ecosistemas son la polinización que llevan a cabo los insectos y la captura de carbono en el suelo. Un grupo de economistas ha realizado un trabajo esclarecedor en esta materia, cuyos últimos resultados presentará en Strömstad: La economía de los ecosistemas y la biodiversidad (TEEB son sus siglas en inglés). La UE otorga la máxima importancia al trabajo que incrementa el conocimiento científico sobre la biodiversidad. Por ello somos firmes partidarios de que se desarrolle una interfaz más fuerte entre política y ciencia aprendiendo de la experiencia del cambio climático.

Las consecuencias a largo plazo serán más graves que la crisis financiera

La UE desempeñó un importante papel al adoptar el objetivo de detener la pérdida global de biodiversidad para 2010, propósito que después se convirtió en un objetivo mundial. Este objetivo ha sido fundamental para la sensibilización en materia de biodiversidad y para estimular el desarrollo de determinadas políticas. No obstante, políticas reforzadas de ese tipo aún deben trasladarse a la acción.

En junio, conjuntamente con nuestros colegas del Consejo de Medio Ambiente, expresamos nuestra profunda preocupación ante la evaluación de la Comisión que afirma que es improbable que la UE y el resto del mundo alcancen el citado objetivo. Por ello, en el horizonte post 2010 debemos decir sin ambages que la biodiversidad es una preocupación común y que necesitamos formular con mayor claridad nuestras responsabilidades.

Necesitamos desarrollar una visión clara y establecer objetivos ambiciosos para la UE y a escala internacional sobre los servicios de la biodiversidad y los ecosistemas en el siglo XXI. En ese proceso, durante el transcurso de nuestras tres presidencias de turno de la UE, tendremos que consultar sin duda alguna con diferentes expertos y sectores interesados para poder establecer los nuevos objetivos globales en Nagoya (Japón) durante el otoño de 2010.

*Andreas Carlgren, Elena Espinosa y Paul Magnette son ministros de Medio Ambiente de Suecia, España y Bélgica

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