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El campo se queda sin agricultores jóvenes para afrontar el reto tecnológico del futuro

Por encima del 60% de los propietarios tienen ya más de 55 años. Los expertos avisan que la falta de relevo generacional es un "asunto de Estado". 

Un agricultor en el campo.
Un agricultor en el campo. Pixabay

Tres de cada cinco agricultores tienen ya más de 55 años en España. En diez años, una buena parte habrá pasado a la jubilación. El dato revela un serio problema de relevo generacional en un sector estratégico de nuestra economía. Y todos los indicadores anuncian que la tendencia se agudizará en los próximos años de manera inquietante. Los hijos de los agricultores desertan del mundo agrario mientras que las nuevas incorporaciones se cuentan con los dedos de una mano. ¿Qué está pasando? ¿Cómo invertir el proceso?

"Es un asunto de Estado", alerta Eduardo Moyano, investigador del IESA-CSIC experto en sociología rural. No se trata solo de un mero envejecimiento del sector agrario. Que también. La innovación tecnológica que exige el campo para actuar en un mercado cada vez más competitivo necesita de jóvenes agricultores preparados para afrontar los retos del futuro. "Dentro de diez años ya no serán un 60%, sino cuatro de cada cinco. Y los agricultores de mayor edad tienen menos capacidad, se resisten al cambio y son poco propensos a emprender riesgos" en sus técnicas de cultivo, sostiene un especialista con casi cuarenta años de investigación a sus espaldas.

"La innovación tecnológica que exige el campo para actuar en un mercado cada vez más competitivo necesita de jóvenes agricultores preparados para afrontar los retos del futuro"

Moyano cree que los incentivos económicos articulados por la PAC para animar a los jóvenes a continuar con la actividad agraria familiar no son suficientes para contener la sangría. "Necesitamos desplegar un proyecto cultural, educacional y jurídico", asegura. Para el ingeniero agrónomo y sociólogo, es prioritario "mejorar la imagen" del mundo agrícola, lastrada todavía por innumerables clichés que la retratan como una actividad anticuada. "El valor social de la profesión agrícola es muy bajo", lamenta. Aún hoy, la cultura urbana goza de un prestigio que la rural ha perdido, incluso entre los propios agricultores. Con todo, es consciente de que la deficiente percepción social del mundo agrícola es difícil de corregir en el corto plazo. "Debe ser una estrategia de lluvia fina", señala.

Y pone a Francia y su "revolución silenciosa" de los años 60 como modelo de referencia, cuando el Estado galo logró situar los temas rurales en el centro de la agenda cultural y vincularlos con la identidad nacional. La circunscripción electoral por comarcas favoreció en el país vecino la preocupación de los diputados por las zonas rurales, donde tienen que dar cuenta de su acción legislativa. En España, la circunscripción es provincial y los asuntos agrícolas se diluyen.

Ya en 2016, un amplio informe coordinado por la organización agraria COAG y Mundubat, alertaba sobre el acelerado envejecimiento de los propietarios agrícolas y la pérdida inexorable de jóvenes. Ese estudio revelaba que las explotaciones con titulares de menos de 35 años habían disminuido en la década anterior del 6% al 3%, mientras que las dirigidas por mayores de 55 años se habían incrementado del 59% al 66%. No se trata de un problema exclusivamente español. La media europea se sitúa en una tasa similar a la nuestra. Solo Alemania, Austria, Polonia y Finlandia registra cifras de envejecimiento por debajo del 40%, mientras que Chipre, Rumanía y, sobre todo, Portugal, con un 76% de mayores de 55 años, superan notablemente la media europea. 

Las explotaciones con titulares de menos de 35 años habían disminuido en la década anterior del 6% al 3%, mientras que las dirigidas por mayores de 55 años se habían incrementado del 59% al 66%

Más allá de los factores culturales, Eduardo Moyano señala a la escasa rentabilidad, la caída de precios y la dificultad de acceso a la tierra como causas de la desafección de los jóvenes por la actividad agrícola. Y, sin jóvenes, avisa el experto del IESA, "no es posible afrontar el reto de la digitalización, el cambio climático o la transición ecológica". Los riesgos, en su opinión, son graves y precipitarán en los próximos años la despoblación rural, el infracultivo y la concentración de la agricultura en pocos propietarios. 

"Es un problemón", resume de forma gráfica Alicia Langreo, ingeniera agrónoma con una dilatada trayectoria en estudios agrícolas. La experta pone el dedo en lo que juzga como un factor determinante para el envejecimiento: "La mayor parte de las explotaciones tienen una dimensión que está por debajo del umbral de rentabilidad. Y muchos agricultores no tienen dedicación exclusiva y trabajan a tiempo parcial en el sector".

Pero hay más elementos que coadyuvan a la quiebra del relevo generacional. El mercado de la tierra es "estrecho", "difícil" y "muy caro". Y quien no herede las explotaciones tiene muy complicado entrar en el mundo de la agricultura, razona Alicia Langreo. Por consiguiente, el acceso de nuevos propietarios agrícolas se encuentra prácticamente bloqueado. La deserción de los hijos, además de los factores culturales anteriormente expuestos, se produce por circunstancias que Langreo explica con sencillez: "Es un lío trabajar a las órdenes de tu padre. No es agradable".

El mercado de la tierra es "estrecho", "difícil" y "muy caro"

Los propietarios tampoco animan a sus hijos a que tomen las riendas de la explotación familiar. Bien al contrario, los empujan a que estudien carreras ajenas al mundo agrario y que busquen salidas profesionales alternativas. "La agricultura no tiene buena fama", lamenta Langreo. Solo algunos sectores vinculados con la agricultura tienen tasas de incorporación joven significativas. La experta se refiere a las cooperativas, servicios veterinarios o asesorías. También algunas comarcas particularmente rentables, donde se detectan franjas de edad más bajas. Por ejemplo, La Rioja. En su opinión, la tradicional imagen de trabajo extremadamente duro no se ajusta con la realidad. "Ya no es verdad", protesta. El uso masivo de maquinaria y tecnología en las labores del campo han transformado radicalmente la práctica agrícola.

Javier Alejandre es agricultor y técnico de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA). Sabe de lo que habla. "Es el reto más importante de la agricultura hoy", afirma en conversación telefónica. "El riesgo más serio si no queremos acabar con el modelo de agricultura familiar. La alternativa son las grandes explotaciones tipo americano o chino". ¿Cuáles son los factores del descenso? "Lo primero, la supremacía de lo urbano frente a lo rural", argumenta Alejandre. "Los jóvenes no se plantean trasladarse a un entorno agrícola. Todavía asocian a los agricultores con la boina y el arado romano. Y la realidad es que es un sector dinámico y tecnológico", protesta. "No hemos sido capaces de poner en valor lo que supone la agricultura. De dignificarla y trasladar a la sociedad lo que representa. Los jóvenes la contemplan como última opción".

Y luego están los condicionantes económicos. No es fácil entrar en el universo agrario como salida profesional. "Tienes que preparar un fajo de billetes", expone Alejandre. Si un joven se decide por el autoempleo, reflexiona el técnico de UPA, es más fácil abrir una frutería por la menor inversión que comporta. En la agricultura, en cambio, se requiere un fuerte gasto financiero en adquisición de tierra y maquinaria. "Acceder a la tierra es muy difícil. Y con cinco o seis hectáreas de olivar, por ejemplo, no puedes vivir solo de la agricultura".

No es fácil entrar en el universo agrario como salida profesional. "Tienes que preparar un fajo de billetes"

Javier Alejandre es ingeniero agrónomo y agricultor. Su familia lleva varias generaciones dedicándose al cultivo de la tierra. "Lo mío es vocacional. Me gusta", admite con orgullo. No vive únicamente de la agricultura, sino que comparte su tiempo y sus ingresos con el área técnica de la organización agraria. "Para mí ha sido una opción vital, muy por encima de muchas otras". 

Hay que cambiar la imagen del agricultor, sostiene. Explicar que hoy día está más cerca de la tablet que del azadón. "En la tablet tienes todo georreferenciado", revela. "Anotas los tratamientos fitosanitarios, por ejemplo. Y accedes en tiempo real a satélites que te dan información sobre la situación vegetativa y el momento en que es más conveniente abonar o echar agua a la tierra". Eso podría seducir a los jóvenes, que sienten una atracción natural por la tecnología digital. 

Eduardo Moyano propone otras medidas para incentivar el relevo generacional. Por ejemplo, introducir reformas jurídicas en el derecho sucesorio para evitar la división de la propiedad tras la muerte del titular. El experto lo explica con más profusión de detalles en un artículo publicado el pasado febrero. Se trataría de dar prioridad al miembro de la familia que muestre su disposición a mantener la actividad agrícola. O crear "bancos de tierra" para que los nuevos agricultores puedan acceder a ella en condiciones razonables.

Langreo cita a Asturias o Castilla la Mancha como comunidades autónomas que han activado medidas de esta naturaleza con éxito. "Hay nichos de mercado que están funcionando", subraya. Es el caso de las setas, las flores, el olivar intensivo o el turismo rural como ingreso complementario. En Castilla y León, donde el fenómeno de la despoblación rural es acusado, hay agricultores que cultivan tierras ajenas. En Cuenca también se registran experiencias similares, asegura Alicia Langreo. "Pero vamos mal", avisa. "No se reconoce lo que está pasando y es un asunto que hay que tomarse en serio".

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