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Cospedal se va de casa

El regreso de Arenas a Génova ensombrece su liderazgo absoluto como 'número dos' de los conservadores

ANA PARDO DE VERA

La número dos del PP ya no se encuentra tan cómoda en la calle Génova, sede central del partido. El desembarco de Javier Arenas en Madrid ensombrece el liderazgo absoluto de María Dolores de Cospedal en el PP y le está obligando a recomponer y afianzar lealtades entre los barones territoriales: esta semana, la presidenta de Castilla-La Mancha se reunió con Francisco Camps, ex presidente de la Generalitat Valenciana, y con el inminente presidente del PP andaluz, Juan Ignacio Zoido. Lo hizo en su despacho de Toledo, lejos de miradas incómodas de Madrid.

Francisco Camps desembarcó en Toledo el martes 19 para comer en el restaurante La Casa del Carmen, según publicaba ese día el digital En Castilla-La Mancha. Además, Público.es ha podido confirmar que el ex jefe del Ejecutivo valenciano se reunió previamente con Dolores de Cospedal en su despacho del Palacio de Fuensalida, sede de la Presidencia de la Junta. El Gabinete de la presidenta castellanomanchega no ha querido confirmar o desmentir el encuentro, por considerar que, en cualquier caso, se trata de 'la agenda privada' de la número dos del PP.

Las relaciones entre Camps y Cospedal nunca fueron las mejores, sobre todo, desde que estalló la implicación del primero en la trama Gürtel. La secretaria general del PP encabezó la presión principal a Mariano Rajoy para que Camps abandonase la Generalitat y sus cargos en el PP y, aunque más tarde de lo que quisiera, lo consiguió. Sin embargo, según confirman los conservadores, a Cospedal no le es ajeno que Camps ganó las elecciones de 2011 revalidando su mayoría absoluta y esquivando limpiamente el escándalo de los trajes, su amistad con Correa y El Bigotes o las acusaciones de financiación ilegal del PP. El sucesor de Camps, Alberto Fabra, no posee la influencia ni el tirón electoral de aquel, por lo que la secretaria general del PP ve en el ex dirigente valenciano un apoyo importante -que, además, le garantiza otros respaldos- para su consolidación en la calle Génova ante posibles intentos de moverle la silla.

Cospedal ha ostentado un liderazgo absoluto y tranquilo en la calle Génova. Hasta ahora.

El jueves 21, asimismo, el sucesor de Javier Arenas al frente del PP andaluz, Juan Ignacio Zoido, se reunió con Cospedal en Toledo. El alcalde de Sevilla se dirigió allí después de participar en un desayuno en Madrid en calidad de presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), aunque se vio obligado a responder a los periodistas por su futuro al frente de la derecha andaluza, sobre el que aseguró estar 'a disposición del partido'. También el entorno de Cospedal asegura que Zoido se reunió con ella en calidad de representante de la Administración local y no como sustituto de Arenas. Sin embargo, Cospedal no asistió al desayuno de Zoido en Madrid y éste estuvo acompañado por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.

El alcalde de Sevilla es un hombre plenamente fiel a Arenas, que, incluso, fue elegido por él para sustituirle antes de que Rajoy y Cospedal tuvieran tiempo a reaccionar y designar a otro. Por eso, la secretaria general del PP insiste mucho en repetir que el alcalde de Sevilla será elegido presidente del PP andaluz en el XIII Congreso regional (13, 14 y 15 de julio en Granada), pero no candidato a gobernar la Junta de Andalucía. A pesar de todo, la influencia de Arenas entre los conservadores andaluces es indiscutible y seguramente, también tendrá mucho que decir al respecto de cara a las elecciones de 2016.

Hace un año que María Dolores de Cospedal tomó posesión de la Presidencia de Castilla-La Mancha, gobernada por los socialistas desde 1983 y a los que derrotó en 2011 por un escaño (25 - 24). La responsabilidad del cargo, a la que se suma la crisis económica de la región, no impidió a Cospedal mantener su puesto como secretaria general del Partido Popular y su despacho en la sede central del partido en Madrid. Con Soraya Sáenz de Santamaría entregada al Consejo de Ministros en su papel de vicepresidenta única y rostro principal del Gobierno, la número dos del PP ha ostentado un liderazgo absoluto y tranquilo en la calle Génova. Hasta ahora. Ahora es cuando Javier Arenas ha desembarcado en la calle Génova tras anunciar que abandona la presidencia del PP andaluz y proponer al alcalde de Sevilla como sucesor. La elección del nuevo cabeza de la derecha andaluza se producirá en un Congreso que, como apuntan los conservadores, tendrá más tintes de sentido homenaje de despedida a Arenas, la figura por excelencia de la derecha andaluza, que de bienvenida a Zoido.

Arenas estará en contacto permanente con los barones conservadores, cuyo apoyo es clave para sus ambiciones nacionales Desde que preside la Junta de Castilla-La Mancha, la secretaria general y presidenta del PP regional ha soportado críticas por su doble responsabilidad y por descuidar una u otra: sus compañeros de filas muestran su descontento por que no dedique tiempo suficiente al partido del Gobierno en un momento tan crítico y desde la oposición regional, le critican por no estar al cien por cien con Castilla-La Mancha y utilizar la sede de la calle Génova para lanzar sus mensajes los lunes en la rueda de prensa tras la reunión del Comité Ejecutivo del PP. Pero a pesar de estas reticencias y del esfuerzo que conlleva ostentar todos sus puestos, Cospedal no tiene intención de renunciar a ellos. Por su parte, el ex candidato del PP regresa a Madrid, según dice, a cumplir con sus obligaciones de senador y vicesecretario nacional del PP para asuntos territoriales. Este puesto le permitirá estar en contacto permanente con los barones conservadores, cuyo apoyo resulta clave para sus ambiciones nacionales.

Arenas se ha traído a la calle Génova a su colaborador principal y secretario general del PP andaluz, Antonio Sanz, que también abandonará ese puesto en julio. El ex ministro de José María Aznar también es diputado en Sevilla, así que no se desvinculará completamente de la región y podrá capitanear su sucesión y la renovación del partido en Andalucía con relativa comodidad. Ahora tiene tres opciones: arrebatar a Cospedal el liderazgo del PP, acceder al Gobierno en la primera crisis que haga Rajoy o ambas cosas; esta última, la más improbable.

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