Este artículo se publicó hace 17 años.
Los 'couchsurfers' asiáticos se enfrentan a choques culturales
Es genial acoger a alguien de primeras con un presupuesto muy bajo, pero según algunos asiáticos, el 'couchsurfing', o la acogida en casa ajena, puede resultar una experiencia incompatible culturalmente, especialmente si haces el viaje a la inversa.
La reciente crisis económica ha dado alas al 'couchsurfing', una red global que permite a sus miembros pedir alojamiento en las casas de otros miembros y acceder a la cultura local y compartir la propia.
Pero algunos asiáticos de familia tradicional se sienten incómodos tras probar y no les resulta fácil hacer la invitación a la inversa.
A Juana Jumat, una musulmana de Singapur, le ofrecieron un desayuno como nunca había probado durante sus vacaciones en Alemania.
"Mis anfitriones me dieron un desayuno con cerveza local a las 8:30 de la mañana y les expliqué que no bebo, pero la madre de la familia me dijo "estás en los Alpes en Bavaria y deberías beber", dijo Jumat sobre su reciente experiencia de 'couchsurfing'.
Y cuando llegó el momento de ser anfitriona, Jumat tuvo que convencer a su madre de los beneficios del intercambio.
"Al principio mi madre estaba como...¿por qué albergas a gente que no conoces y les dices que vengan a casa?", explicó Jumat, que desde entonces ha albergado a 50 personas, la mayoría alemanes y australianos.
El 'couchsurfing' empezó en 1999 cuando su fundador americano, Casey Fenton, escribió a 1.500 estudiantes para buscar alojamiento tras comprar un billete barato a Islandia. Después del viaje, Fenton decidió no pagar alojamiento nunca más.
La organización tiene ahora aproximadamente 835.000 miembros, y más de 3.600 son de Singapur. Dos mil singapurenses se apuntaron en la web este año, el doble que en 2007, y va en aumento en Asia a pesar de los choques culturales.
Ratirose Supaporn, usuaria tailandesa, piensa que los orientales son más reservados que los occidentales, de los que dice tienden a ser más confiados con los extranjeros. Supaporn también explicó que los tailandeses tienen miedo de que sus vecinos cotilleen sobre una posible relación si ven a un ciudadano en compañía de un extranjero.
"Tengo amigas (extranjeras) que van por la casa sólo en bragas y si alguno de mis amigos me visitara mientras tengo invitados extranjeros, me preguntarían al respecto", explicó.
Para algunos japoneses, la responsabilidad y hospitalidad que conlleva tener invitados puede ser disuasivo.
"Cuando mi amiga se quedó en mi casa, mi madre se agobió porque pensaba que iba a tener que cocinar para ella y lavarle la ropa. Mi madre incluso le cosió un agujero de los pantalones cuando lo vio", dijo la couchsurfer Ayami Kobayashi.
Pero a pesar de todos estos contras, se espera que el couchsurfing crezca en Asia y también globalmente con la llegada de la crisis económica, dijo un co-fundador de la red.
"Creemos que el couchsurfing tiende a beneficiar en una economía amenazada", dijo el co-fundador Daniel Hoffer.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.