Este artículo se publicó hace 17 años.
El fin de una década de boom inmobiliario
El aterrizaje de los precios, la ralentización de las ventas en el mercado residencial y el fomento del alquiler por parte del Gobierno han sido los principales hitos de un año en el que se ha dado por finalizado el boom inmobiliario, que ha triplicado el valor de la vivienda en la última década.
Después de varios años récord de ventas, en los que los pisos nuevos se compraban sobre plano, los promotores comenzaron a darse cuenta durante el primer semestre del año de que la situación estaba cambiando y la demanda pisaba el freno.
Junto con el estancamiento de la demanda, a lo largo del año se ha ido desacelerando el precio de la vivienda libre, que al cierre de 2007 habrá crecido alrededor del 5 por ciento (frente al 9,1 por ciento de 2006), lo que dejará el valor del metro cuadrado en torno a los 2.160 euros.
El temor a una crisis empezó a cundir en abril cuando todas las inmobiliarias cotizadas se desplomaron en bolsa contagiadas por la valenciana Astroc, que experimentó una importante corrección ante el rumor de que pudiera abandonar el accionariado de la compañía el presidente de Inditex, Amancio Ortega, cuya entrada aupó el valor desde los 38 euros hasta un máximo de 75 euros.
El susto provocado por Astroc, unido a la publicación por parte de algunos bancos de inversión de estudios que pronosticaban caídas del precio de la vivienda de entre el 5 y el 10 por ciento para 2008, hizo reflexionar a los empresarios del sector sobre la necesidad de trasmitir un mensaje de normalidad frente a las voces agoreras.
De esa necesidad surgió el G14, grupo que aúna a las principales inmobiliarias cotizadas, con el propósito de ahuyentar el fantasma de la crisis y lavar la imagen de un sector que en el último año se había visto relacionado en demasiadas ocasiones con escándalos urbanísticos.
La creación de esta asociación se empezó a rumiar en julio con la llegada al Ministerio de Vivienda de Carme Chacón, en quien los empresarios han encontrado el apoyo necesario para trasladar a la sociedad que el sector está preparado para afrontar un ajuste del mercado.
Pero para entonces aún no había comenzado lo peor, que llegó en agosto con el estallido en Estados Unidos de la crisis de las hipotecas de alto riesgo (subprime), que ha obligado a los promotores a acomodarse a un entorno financiero más rígido, en el que las empresas pequeñas y menos diversificadas tienen más complicada la supervivencia.
Entre ellas, la valenciana Llanera, a la que las dificultades para refinanciar su deuda a largo plazo llevaron en octubre a solicitar a la justicia el concurso voluntario de acreedores ante la situación inminente de insolvencia de todas las empresas del grupo.
Ante la restricción del crédito originada por la crisis de las subprime, la ministra hizo un llamamiento a la banca para que discriminase a las empresas que asumen riesgos razonables de las meramente especulativas, en tanto que a los promotores les pidió que se adapten a la nueva demanda, que está reclamando más vivienda protegida y de alquiler.
Precisamente el fomento del arrendamiento ha centrado la política de Chacón al frente del Ministerio de Vivienda, desde donde ha puesto en marcha, entre otras medidas, una ayuda al alquiler de 210 euros mensuales durante cuatro años, más aval y fianza, que cobrarán a partir del 1 de enero los jóvenes de entre 22 y 30 años que ganen menos de 22.000 euros brutos al año.
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