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El día en que Europa puso punto y final a la gran guerra

Francia y Alemania celebran por primera vez juntos en París el día del Armisticio

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El día 11 del mes 11 a las 11 de la mañana en un tren francés se firmó el papel que puso punto y final a la Primera Guerra Mundial. Hoy, 91 años después, multitud de países conmemoran ese día con ceremonias muy parecidas. Francia y Alemania se han juntado en París, bajo el Arco del Triunfo, para homenajear a todas las víctimas de aquella guerra. En el Reino Unido, en Whitehall, políticos, militares y veteranos se concentran para hacer una ofrenda floral a los caídos.

La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, volvieron a reunirse esta mañana dos días después de celebrar juntos el vigésimo aniversario de la caída del muro de Berlín en París. Ambos mandatarios tuvieron una breve entrevista en el Elíseo, desde donde se dirigieron al Arco del Triunfo para rendir homenajea las víctimas de la Gran Guerra.

La del Arco de Triunfo es una de las muchas ceremonias que hoy se celebran en todo el país, incluida la que protagonizó el propio Sarkozy, antes de recibir a Merkel, a los pies de la estatua del que también fue jefe del Estado Georges Clemenceau, considerado el Padre de la Victoria. El Tratado del Armisticio fue firmado por el mariscal francés Ferdinand Foch y el alemán Matthias Erzberger el 11 de noviembre de 1918 en un vagón de tren en el bosque de Compiegne (Francia), a unos 90 kilómetros al norte de París. En Francia murieron 1.394.000 personas en el conflicto, a los que se suman tres millones de heridos, de los cuales un millón quedaron discapacitados.

Pero este año tiene algo de especial. Por primera vez en la historia un canciller alemán estará en la ceremonia por lo que el homenaje se ha convertido en una fiesta franco-alemana en lugar de ser el día de la celebración de la victoria de Francia en la guerra.

Werner Hoyer, nombrado esta semana nuevo secretario de Estado de Asuntos Europeos en Alemania, también está presente en París, donde dijo a los medios que la invitación de Sarkozy 'es la señal de que hemos construido una confianza y una amistad sólidas que pueden hacer frente a cualquier divergencia'.

Esto se ha podido constatar en los últimos años. Cuando Bush decidió invadir Irak, ambos países se negaron a acompañarle en su aventura y formaron el principal nudo de oposición a la guerra. Aquello les costó el apelativo de Vieja Europa tanto al presidente Chirac como al canciller Schröeder, pero después de seis años, la amistad de ambos países no deja de crecer.

Los actuales mandatarios, Nicolas Sarkozy y Angela Merkel han mantenido la tradición de sus predecesores y han construido un espacio común con muchos intereses, sobre todo en Europa. Según el diario Le Monde, ambos líderes están estudiando la posibilidad de crear un ministerio a partir de enero de 2010 en el que los secretarios de Estado de los dos países trabajen conjuntamente. Hoyer dijo que 'es una propuesta valiente y todo un honor para nosotros. Se trata de no quedarse en lo simbólico y construir algo más funcional. Se están estudiando varias posibilidades y ya podemos visualizar a un ministro de uno y otro país yendo a los consejos de ministros respectivos para presentar diferentes propuestas'.

 

La celebración en el Reino Unido es el culmen a un mes cargado de símbolos. La mayoría de los británicos empezó a portar en sus solapas el poppy (un broche que representa a una amapola) ya en octubre. Los jardines de la Abadía de Westminster se llenan estos días de pequeñas cruces de madera con esa flor recordando a los soldados muertos. Aunque en el caso del Reino Unido la ceremonia sirve también para extender ese homenaje a todos los soldados británicos muertos en todas las guerras.

La de Afganistán cobra especial importancia este año, debido al gran número de bajas británicas en el conflicto. Ayer fueron repatriados los seis últimos cadáveres bajo una gran polémica por la carta que envió el primer ministro, Gordon Brown, a la madre de un soldado.

La misiva tenía varios errores entre los que estaba el haber escrito mal el apellido de la mujer, lo que forzó que Brown le llamara para disculparse. La conversación se filtró a la prensa y el 'premier' se vio envuelto en un nuevo episodio vergonzoso.

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