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Encierros en Galápagos, un 'safari' de sangre contra los toros

La Junta de Castilla-La Mancha abre un expediente sancionador al ayuntamiento alcarreño por irregularidades en su encierro

HENRIQUE MARIÑO

Toros y vaquillas son el objeto de sufrimiento y deseo de numerosas fiestas de nuestro país. De la becerrada de Algemesí al Toro de la Vega de Tordesillas, los astados son perseguidos a pie o a caballo. En Galápagos, la persecución se realiza también a bordo de furgonetas, jeeps, quads, motos y todo tipo de vehículos. Es un safari descabellado. Un rally sangriento. Una cacería sobre cuatro ruedas.

Los vídeos adjuntos reflejan la crueldad con la que es tratado el animal. Javier Rada se acercó en 2008 al lugar de los hechos para narrarlos in situ: 'Cabalgamos hacia un salvaje oeste mecanizado, cuyo título, por su eufemismo, deja perplejo al visitante: encierro en el campo. En realidad, se trata de una inverosímil carrera campo a través en la lucha por un trozo de toro agónico'.

El eufemístico y 'tradicional encierro por el campo', según consta en el programa de las fiestas de verano de esta pequeña localidad alcarreña, fue denunciado por el Partido Antitaurino Contra el Maltrato Animal (Pacma). Uno de sus miembros, Silvia Barquero, fue amenazada por los paisanos del lugar cuando intentó documentar gráficamente las torturas. Nada más poner un pie en el pueblo, tuvo que poner el mismo en polvorosa.

'Iba con el equipo de una cadena de televisión cuando la gente del pueblo nos rodeó y nos dijo: Oye, ¿adónde vais con la cámara?, ¿no seréis antitaurinos? Obviamente, no les dijimos quiénes éramos, pero ellos sabían que habíamos ido hasta allí para denunciarlos', recuerda Barquero.

Una cámara de fotos en mano les delató, pero lo que no sabían las personas que les increpaban era que llevaban una cámara oculta. 'Nos empezaron a gritar unas veinte o treinta personas. Llamé a la Guardia Civil y, entonces, un chico me empujó y me tiró un vaso de whiski por encima. Mientras, algunos gritaban: Os tenían que pegar más'. 

Ahora, un par de meses después de los hechos, la delegación provincial de la Consejería de Administraciones Públicas de Castilla-La Mancha reconoce que se produjeron 'varias irregularidades' durante el encierro del 23 de agosto, por lo que ha incoado de oficio un expediente sancionador.

'Oye, ¿adónde vais con la cámara?, ¿no seréis antitaurinos?' 

Así constaba en la respuesta a una denuncia del Pacma, extremo confirmado a Público.es por fuentes de la Junta de Comunidades. En ella, reconocen que algunas de las irregularidades coinciden con las recogidas en las Actas del Delegado Gubernativo, tal y como establece la normativa en la materia.

Este diario también se puso en contacto con el Ayuntamiento de Galápagos y con la Guardia Civil, que estuvo presente en la zona aquel día y tuvo que proteger a la activista cuando fue intimidada por los vecinos, pero no fue posible contar con su versión de los hechos. Pacma, en su escrito a la Junta de Comunidades, señala que el toro fue acosado, golpeado con palos y atosigado por decenas de vehículos.

Además, esta asociación contraria al maltrato animal criticó también que en el encierro no había ambulancias, los participantes estaban borrachos, no se respetó la distancia entre el animal y los coches, la seguridad de los participantes no estaba garantizada, etcétera. 'Es una salvajada, algo terrible. Imagínate el espanto del animal', explica Manel Macià, presidente de Pacma, quien se quejó de las ilegalidades cometidas durante el encierro.

Una activista fue amenazada por 'personas borrachas'

En la denuncia, por ejemplo, señalaban que 'de manera habitual' la vuelta del animal a los corrales no estaba preparada. 'Se le termina dando muerte de un disparo por parte de la Guardia Civil en la zona del encierro ante los espectadores, sin la correspondiente asistencia veterinaria obligada por la ley'.

Por ello, a los miembros de Pacma no les sorprende la actitud de los vecinos de Galápagos cuando evitaron que se grabara el encierro. 'Es normal que si alguien quiere documentarlo, sea amenazado. No tienen que estar muy orgullosos... Al igual que en estos sitios hay brotes de machismo y violencia de género, también hay maltrato animal. Es una cuestión de ignorancia y brutalidad. Una reminiscencia del pasado, cuando lo que hace falta es educación y compasión con los animales'.

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