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Un golpe de Estado trunca la joven democracia mauritana

T.DEIROS/D.AYLLON

Como ya sucedió hace justo tres años, agosto ha vuelto a traer un golpe de Estado al país más pobre del Magreb: Mauritania. La diferencia entre aquella asonada y la de ayer es, sin embargo, de peso.

En 2005, los altos cargos militares protagonistas de este nuevo golpe contribuyeron a derrocar a un dictador, Mauiya Sidi Ahmed Uld Taya, tras lo cual promovieron una transición democrática.

En esta ocasión, su actuación ha sido distinta, pues el presidente depuesto, Sidi Mohamed Uld Sheij Abdallahi, fue elegido en las primeras elecciones libres celebradas en el país en marzo de 2007. Paradójicamente, Abdallahi obtuvo el poder gracias a la transición propiciada por la Junta Militar de la que formaban parte los altos cargos militares que ayer se lo arrebataron.

En el origen del golpe está la decisión de Abdallahi de destituir a dos generales, el jefe del Estado Mayor, Mohamed el Ghazuani y el de la Guardia Presidencial, Mohamed Uld Abdelaziz.

La reacción de la cúpula del Ejército fue fulminante. Uld Abdelaziz, encargado de la seguridad de Abdallahi, ordenó la toma del Palacio Presidencial, lo que se llevó a cabo sin que se oyera un sólo disparo en las calles de Nuakchot.

Los militares rebeldes secuestraron acto seguido al presidente y al primer ministro, Yahya Uld Ahmed El Waghef.

Mamadú Ba, portavoz de la Presidencia, confirmó después que los militares se habían llevado a ambos a un cuartel del Estado mayor.

Los soldados tomaron también las sedes de los medios de comunicación, cuyas emisiones fueron interrumpidas. La televisión pública sirvió a los golpistas para difundir un comunicado en el que anunciaban la creación de un Consejo de Estado presidido por el general Uld Abdelaziz.

'En la calle no hemos visto militares y mucha gente ni siquiera se había enterado'. Violet Geleyl, de la ONG Intermón Oxfam en Mauritania, describía así por teléfono a Público la tranquilidad que reinaba ayer en Nuakchot.

A medida que se iba conociendo lo que había pasado, explica Violet, no había sorpresa entre unos ciudadanos 'acostumbrados' a los golpes de Estado. 'De hecho, se lo esperaban', concluye.

Desde el pasado mes de mayo, Mauritania está sumida en una honda crisis política, que culminó con la dimisión el 3 de julio del primer ministro, quien fue posteriormente confirmado en el cargo para que formara un nuevo Ejecutivo.

Tanto la UE, la ONU y la Unión Africana, así como Francia y Estados Unidos condenaron ayer este golpe que trunca esta joven democracia.

El Gobierno español expresó también su repulsa en una nota en la que pedía 'el restablecimiento de la normalidad democrática'en Mauritania.

Por su parte, el Ministerio del Interior se mostró 'expectante' ante el golpe.

Con las costas de Marruecos y Senegal fuertemente vigiladas, la mayoría de las embarcaciones de inmigrantes subsaharianos que han llegado a España enlos últimos meses ha partido del litoral mauritano.

Las cuatro patrulleras-donadas por España- que Mauritania dedica a vigilar sus costas tienen el apoyo de otro barco español. Qué ocurra ahora con la bolsa de inmigrantes que espera dar el salto desde Nuadibú, al norte del país, a Canarias es una incógnita.

Si las patrulleras mantienen la vigilancia, no habrá novedades. De lo contrario, podría producirse una oleada de subsaharianos alimentada por el buen tiempo de verano.

«El Ejército siempre ha estado ahí»

1. ¿Cómo se ha vivido en la calle este golpe de Estado?

Con total tranquilidad. La mayoría de los mauritanos ni siquiera se han enterado de que ha habido un golpe. En la calle no había nadie; no se veían militares ni mucho menos tanques. Ha sucedido exactamente igual que en el golpe de 2005.

2. Los golpistas son además prácticamente los mismos

Sí. Excepto el ex presidente Ely Uld Mohamed Vall, los generales que dieron ayer la asonada son los mismos que hace tres años. Pero no hay que engañarse; el Ejército siempre ha estado ahí detrás llevando las riendas del poder, a pesar de que el presidente Abdallahi fuera elegido democráticamente.

3. ¿Qué es lo que ha precipitado este golpe?

La decisión del presidente de destituir a la cúpula militar con el objetivo de liberar al Gobierno de la sumisión al Ejército ha provocado este desenlace. Lo primero que han hecho los generales golpistas ha sido revocar el decreto que les deponía de sus cargos. En Mauritania, incluso si hay un Gobierno civil, éste siempre tendrá que contar con los militares. La supuesta concesión del poder a los civiles es sólo una trampa.

4. ¿Entonces, es inevitable pactar con el Ejército?

Por supuesto. Tengo mis dudas acerca de los escenarios que puedan darse ahora en mi país. De lo que sí estoy seguro, es que, sea cual sea el Gobierno que se instaure, los militares estarán detrás. Piense usted que en una ocasión pregunté a Ely Uld Mohamed Vall, cuando presidía la Junta Militar que propició la transición entre 2005 y 2007, si una vez celebradas las elecciones democráticas, el Gobierno se liberaría de la influencia del Ejército. No hubo respuesta.

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