Este artículo se publicó hace 15 años.
El gringo que relata la violencia de México
El dibujante de cómic Peter Kuper narra en 'Diario de Oaxaca' la insurrección de 2006
El lema turístico del Estado mexicano de Oaxaca reza: "Puerta de entrada a un mundo mágico". Cualquier gringo imagina un paraíso de tranquilidad hecho de playas, selvas, antiguas edificaciones prehispánicas y margaritas. Como buen estadounidense, el dibujante Peter Kuper cayó en la trampa y decidió en 2006 instalarse "para que mi hija aprenda un segundo idioma", reconoce en la ciudad de Oaxaca. Era no tener en cuenta que es una de las zonas más olvidadas de México, que vivía entonces una verdadera situación de insurrección tras una huelga de profesores. Kuper, que no es un ingenuo gringo, no huyó y relata los duros enfrentamientos entre la población y las autoridades en Diario de Oaxaca (Sextopiso).
"No teníamos ni idea de la situación cuando llegamos a Oaxaca", confiesa Kuper, aunque pronto entendió que la represión policial del Gobernador del Estado contra los profesores, respaldados por otros sectores de la sociedad, iba en serio. "Nuestros amigos nos llamaban y nos decía que volviéramos a casa, pero nos quedamos", continúa. La verdad es que Kuper prefería estar en México, a pesar de la violencia, a quedarse en el país de Bush: "Necesitaba descansar del ambiente depresivo que se vivía en EEUU".
La riqueza del cómic es su valor de testimonio de los actos de violencia de la policía mexicana contra la población civil de Oaxaca. Kuper dibujó en los sitios como si fuera periodista, un testigo del instante, y acompaña muchos dibujos de fotografías y textos. El yo de los típicos diarios de viaje se convierte en el nosotros del pueblo de Oaxaca. Es un gringo que no se deja engañar y que tampoco se deja llevar por los himnos a la libertad que cantan en Washington. "Los grafitis de protesta han sido cubiertos y la policía patrulla las calles para asegurarse de que aquí todo sea pintoresco", escribe. Las protestas y la violencia siguió varios meses más.
Diario de Oaxaca va, desafortunadamente, convirtiéndose en un relato de viajes de la familia Kuper antes de regresar a EEUU. "Este trabajo representa dos años de experiencias en México y no quería que Oaxaca sea considerado sólo como un sitio peligroso", se justifica el dibujante. "No creo que aquellos acontecimientos políticos pierdan valor al mostrarlos en un contexto más amplio", añade, aunque quizá las clases de español de su hija no sean muy interesantes.
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