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La Guardia Civil arrebata a ETA una tonelada de material explosivo

Detenidos dos hermanos acusados de suministrar el material a otros comandos desde 2002

PEDRO ÁGUEDA

En pleno debate sobre el las repercusiones que el tiroteo del sábado tiene en el alto el fuego de ETA, la Guardia Civil segó ayer la tentación de utilizar una tonelada de material explosivo que la banda escondía en un caserío de Legorreta (Guipúzcoa). Se trata de la mayor incautación de sustancias explosivas en España desde la tregua de 1999, y aun así es sensiblemente inferior a los 1.500 kilos encontrados en febrero de 2010 en la fábrica de bombas de Portugal.

Si hace un mes la Guardia Civil desarticulaba el comando más importante de los que ETA pudiera conservar en el interior el Otazua, responsable de dos asesinatos, en la madrugada de ayer desproveyó a la banda de un gigantesco arsenal, custodiado por los hermanos José Aitor e Igor Esnaola Dorronsoro, presuntos suministradores de explosivos a otros grupos de ETA desde hace casi una década.

Es la mayor incautación de explosivo en suelo español en 12 años

Ambos integraban el comando Erreka (Riachuelo), enigma que trataban de resolver los investigadores desde septiembre de 2002. El jefe militar detenido entonces, José Antonio Olarra Guridi, tenía anotada en su agenda una cita con ese comando. Dos meses después, los nombres cifrados de los miembros del Erreka aparecían cifrados entre los papeles de otro jefe de la banda, Susper.

Los investigadores creen que los dos detenidos ayer actuaron durante una época junto a Luis Ignacio Iruretagoyena, Suni, uno de los referentes de ETA en confección de explosivos y responsable del coche-bomba que estalló en la T-4. Suni, detenido en 2007, también fue el responsable del comando que guardó el misil con el que ETA intentó matar a José María Aznar.

El comando Erreka' era un enigma desde una anotación de 2002

El rastro del Riachuelo desapareció durante cinco años hasta reaparecer en julio de 2007. Los papeles del detenido José Antonio Aranibar, lugarteniente de Txeroki y quien controlaba al comando que voló la T-4, volvían a referirse al Erreka. Pero aquellas notas tampoco permitieron poner nombre y apellidos a sus miembros. Fue en abril de 2010 cuando la Guardia Civil encontró el hilo definitivo que le conduciría a los hermanos Esnaola: la documentación que escondían los abogados de H-Alboka, el subaparato encargado de mantener la doctrina entre los presos de la banda. Un año de trabajo ha permitido cerrar la investigación y practicar las detenciones, bajo la supervisión del juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska.

Doscientos guardias civiles del Servicio de Información, artificieros del Gedex y de las unidades cinológicas (perros) tomaron ayer Legorreta para registrar un piso, un garaje y el caserío en el que Jon Aitor había montado una quesería. Fue allí, entre los 800 metros del baserri Olalde, donde aparecieron los 850 kilos de nitrato amónico, cien litros de combustible posiblemente nitrometano y 13,5 kilos de pentrita. Con los dos primeros ETA fabrica nabotol, un potente explosivo, mientras que la pentrita es un reforzante para cualquier bomba. Desde 1999 no se incautaba una cantidad tan grande de explosivo. El 20 de diciembre de ese año, fue interceptada la denominada caravana de la muerte, cuando se dirigía a Madrid con dos bombas que sumaban 1.750 kilos.

Ayer, los agentes también se incautaron de tres detonadores, material para fabricar muchos más y documentación en papel y soporte informático. Tras esta operación y los últimos movimientos de ETA en Francia, el ministro del Interior fue consultado por una posible recomposición de la banda. 'No sé si se está reorganizando, pero sí sé que nosotros estamos perfectamente organizados', respondió Alfredo Pérez Rubalcaba.

Los Esnaola son deportistas y emprendedores en los negocios

En cualquier caso, la Guardia Civil ha descompuesto una valiosa estructura de ETA, por la dificultad que supone detectar a individuos sin antecedentes y que llevan una vida aparentemente normal. Ocurrió recientemente con el comando Otazua, cuyos integrantes cometieron 16 atentados mientras seguían con su rutina y escondían 200 kilos de explosivo. Y con el asesino de Joseba Pagazaurtundua, que siguió jugando al rugby y viviendo a siete kilómetros del lugar donde había disparado a su víctima, en la cabeza y por la espalda, siete años antes. La Guardia Civil investiga ahora en qué atentados han podido participar los hermanos Esnaola.

Jon Aitor, de 40 años, e Igor, de 36, eran un ejemplo a seguir. Ambos formaban equipo de trontza, el deporte rural consistente en cortar troncos con una sierra. Y eran emprendedores en los negocios. Jon Aitor había montado una quesería e Igor tenía un empresa de producción de cordero lechal. En 1999, los dos hermanos se presentaron en las listas por Euskal Herritarrok, sin resultar elegidos, informa EP.

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