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Indiferentes ante la revolución

Ebook: las editoriales españolas no están preparadas para el cambio digital

PAULA CORROTO

Todavía queda mucho para que una imagen así pueda verse en la vida cotidiana. PÚBLICO.

En el año 2002, la todopoderosa editorial norteamericana Harpercollins comercializaba en su página web sus primeros títulos. Aquel fue el primer paso de la revolución digital. Un paso que iba a trastocar todas las teclas de una industria considerada de las más conservadoras del mercado. De hecho, los gurús pronostican que para 2020, el 50% de todos los libros del mundo ya se presentarán en formato digital.

En aquel momento, Harpercollins actuó como una caja de resonancias. Pronto, el resto de las grandes editoriales norteamericanas, anglosajonas, alemanas y francesas desde Penguin pasando por Canongate o Gallimard se lanzaron a investigar el formato e-book. En pocos años 'pasaron del producto totalmente analógico a la digitalización y comercialización de una media de 12.000 títulos al año', según confirma Javier Celaya, uno de los grandes consejeros de la digitalización editorial y autor de libros como Tendencias web 2.0 en el sector editorial.

Sin embargo, a la industria editorial le costó aceptar el cambio. Hubo que esperar hasta el año 2007 y la comercialización por Amazon.com del famoso Kindle, un soporte de libro electrónico, que terminó de cuajar cuando el pasado octubre, la presentadora Oprah Winfred habló del invento en su famoso programa televisivo. A partir de ese momento, la tienda online despachó sus 500.000 unidades y se convirtió en el gran éxito de estas Navidades. Por fin, el e-book que llegaba con 200.000 títulos, y del que ahora Amazon acaba de comercializar su segunda versión, era atractivo para el lector.

Pero la revolución ya se había puesto en marcha en 2002. Como cuenta Celaya: 'Desde el momento en el que Harpercollins empezó a comercializar con formato digital, se pusieron en marcha nuevas negociaciones como la de los derechos de autor. En EE UU existen dos tipos de contratos con los autores: uno para el papel, y otro para el formato digital'. Y con unos porcentajes muy distintos, siempre más elevados para la edición digital, gracias al menor gasto extra que soporta el nuevo formato.

Además, en una estrategia de expansión y comunicación redonda, Harpercollins llegó a permitir la descarga gratis durante 30 días, de algunos de los títulos por los que apostaba. Cuando llegaron los resultados de las ventas se comprobó que suponían un 20% más de lo previsto. El boca a oreja había funcionado. Otras editoriales, como la inglesa Canongate introdujeron nuevos alicientes y llegaron a comercializar una novela electrónica con la música rock, que escucha el protagonista.

Así como las principales potencias se han puesto al día, en las nuevas ofertas de lectura, la industria editorial española no está a la altura, permanece indiferente ante la realidad. Curiosamente, la respuesta de las editoriales independientes con las que ha hablado Público, como Anagrama, es que están 'alerta'. Pero, de momento, ninguno de los grandes grupos editoriales se ha lanzado a la comercialización del mismo modo que han hecho las norteamericanas. En este sentido, Javier Celaya indica que, aunque el Kindle no haya triunfado todavía a España, 'desde luego la definición del modelo on-line es el gran reto para la industria editorial española'. A pesar de ello, se muestra optimista y cree que 'las cosas han cambiado muchísimo en solo un año'. Todo apunta a que a partir de 2009 no les quedará más remedio que comercializar entre 3.000 y 5.000 títulos de su catálogo.

Una vaga esperanza

Pero como señalan desde Alfaguara: 'Tenemos muy claro que el libro electrónico es el futuro. Ya vimos en la Feria de Fráncfort todo un pabellón dedicado al e-book, pero es que tenemos que ver todavía cuál será el soporte ideal'.

Felix Riera, director editorial de Grup 62, es de la misma opinión: 'Estamos en proceso de digitalización de los libros, para que se puedan adaptar a cualquier sistema: Internet o telefonía móvil. Uno de los formatos que estamos pensando es el XML'. A pesar de estas reticencias, Riera se ofrece a dar algunos títulos en formato digital: 'Una de las primeras cosas serán las Obras Completas, de Josep Pla'.

Lentitud en las editoriales, pero rapidez en los lectores. El Informe de Lectura 2008, publicado la semana pasada por la Federación de Gremios de Editores de España señala, por ejemplo, que el año pasado la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, que tiene ya 30.000 títulos digitalizados, fue utilizada por 17 millones de internautas en todo el mundo. De estos, el 72% consultó novelas, el 53% poesía y el 39,7% teatro.

Según escribe José Antonio Millán, uno de los autores del informe, la tendencia es 'una utilización desprejuiciada y cómoda de los medios digitales'. El estudio también destaca que en el último año ha habido un 10% de aumento de las lecturas en otros soportes distintos al libro. En España ya se lee bastante en las pantallas.

Por tanto todo apunta a que esta 'calma chicha' de las editoriales españolas, no es una buena señal. Como señala el estudio de Celaya La digitalización del libro en España, una de las grandes prioridades es 'rediseñar el sistema de los derechos digitales', algo que ya se está haciendo en EEUU y que va a condicionar todo el mercado. Reconoce el principal escollo: el porcentaje de la cesión de los derechos a las editoriales en el formato digital, todavía no contempla la eliminación de costes. Es decir, para los autores, con los contratos actuales, la comercialización digital les sale más rentable a las editoriales.

Asimismo, Celaya también insiste en que las editoriales 'deberían rediseñar sus páginas webs a la manera que han hecho las norteamericanas. Es una pena que la mayoría de las editoriales no aprovechen las nuevas tecnologías para posicionarse en la red'.

A pesar de su calma, la industria editorial española no puede evitar que la esfera digital siga girando. De ahí que hayan aparecido 'competencias', como las empresas de autoedición digital Bubok.com o BookandYou.com, que permiten la descarga gratis de libro (o la compra en formato papel por 2-3 euros). Precisamente, tal y como comenta el director de Bubok, Angel María Herrera, 'nosotros empezamos en abril del año pasado, tenemos 5.000 títulos y se han producido 20.000 descargas'.

¿Y las tradicionales? ¿No ven rentable el e-book? Para Xavi Azpeitia, editor de la jovencísima 451, no es esta la cuestión. 'Ahora mismo estamos en un momento de transición, pero yo confío plenamente en lo digital. Creo que van a aumentar las posibilidades de lectura y con ello el número de lectores'. Ya hay cifras de ello: según el estudio de Javier Celaya, 'el 40% de los libros electrónicos superarán en una década el volumen de negocio al del papel'. Otro dato lo refrenda: para Hachette, el e-book ya representa el 6% de toda su facturación.

Claro que, como en todas las revoluciones, siempre hay víctimas. Los analistas creen que serán los intermediarios y los puntos de distribución, como las librerías, los que peor parados salgan de esta nueva etapa que se avecina en la industria editorial.

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