Este artículo se publicó hace 18 años.
El Instituto Cervantes trae poesía, salmos y folclore para ambientar el Ramadán cairota

Los cánticos religiosos del grupo egipcio "El Hamidiya el Shadiliya", pusieron el broche final a la X edición de las "Noches de Ramadán", una semana de poesía y folclore egipcio que organiza el Instituto Cervantes de El Cairo desde 1994 con el objetivo de "acercarse al pueblo cairota".
El origen de los cantos de este grupo sufí (místico religioso), se remontan a Al Andalus y al Magreb del siglo XIII; desde allí las enseñanzas del fundador de esta escuela, Abul Hasan al Shadili, se extendieron y entremezclaron por el mundo árabe y llegaron a influir a los grandes místicos cristianos como San Juan de la Cruz o Santa Teresa de Jesús.
Sus cánticos, interpretados anoche ante un público diverso entre el que se encontraban numerosas personalidades egipcias de la información y las artes, se denominan en árabe "dikr" (recuerdo) y son un intento de acercarse a Dios con invocaciones.
Ramadán, al fin y al cabo, es un mes de ayuno y recogimiento, aunque con una vertiente eminentemente festiva.
El Director del Instituto Cervantes de El Cairo, Luis Javier Ruiz Sierra, destaca que es la primera vez que las voces de ese grupo sufí han salido de sus herméticos circuitos, y lo han hecho -subraya- por la afinidad que sienten con España.
Este acercamiento sobrio y místico que busca "el camino hacia la verdad desde la religión", como asegura uno de sus miembros Edín Ramadán, se mezcló en la anterior velada con el colorismo frenético de los derviches danzantes del grupo "Tanura".
Las multicolores faldas de los derviches, que representan el sol, como destaca Mahmud Eisa -director de esta otra agrupación sufí-, giran al frenético ritmo de los tambores, los platillos, las flautas y las panderetas.
Alrededor del astro solar marcan su órbita el resto de bailarines que simbolizan todos los planetas.
"El baile representa el Universo. El Universo empieza en un punto y todo gira a su alrededor", confiesa Eisa, que explica que su grupo bebe directamente de las enseñanzas del poeta místico sufí Yalal al Din Rumi, que vivió en el siglo XIII.
Bailan y se acercan a Dios, giran y se olvidan de los problemas terrenales mientras atraen hasta sus elevadas órbitas a un público desprevenido que se deja arrastrar por la explosión de música y color que invade la típica carpa de Ramadán -que ha montado el Instituto Cervantes como cualquier centro cultural o social cairota en este mes.
Durante las siete veladas de las "Noches de Ramadán", que comenzaron el 30 de septiembre y finalizaron el 6 de octubre, ha habido música, danza, marionetas y cuenta cuentos para amenizar a los "alumnos y amigos" del Cervantes como asegura Ruiz Sierra.
Este año, la novedad ha sido preceder cada actuación de breves recitales de poesía árabe y española traducida. Con esta introducción se pretende "recobrar la tradición popular y clásica árabe de las noches literarias y musicales, presentes en el imaginario árabe", subraya el director del instituto español.
Estas veladas fueron inauguradas en 1994 por el entonces director de este centro, el arabista Federico Arbós, con la intención de que el Cervantes se sumara a las carpas levantadas los centros o instituciones egipcias en este mes sagrado en el que las noches se salpican de vida tras la ruptura del ayuno.
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