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Los mercados castigan la falta de claridad

Las bolsas de la zona del euro cierran con ligeras caídas

ANA TUDELA

No era lo que esperaban. Así se tomaron ayer los mercados la escasa dosis de información que les suministraron los países de la Unión Europea sobre el apoyo a Grecia. Querían fórmulas concretas, estaban dispuestos a creer en ellas, a emocionarse con la Vieja Europa cogida de la mano salvando a uno de los países que se atrevió a entrar en la aventura de la moneda única. Lo que oyeron les supo a usado.

Todos los parqués de la zona del euro se tiñeron de rojo. Por poco, pero de rojo. Lo suficiente como para dejar que Reino Unido y Suecia luciesen las ventajas de su doble personalidad comunitaria pero euroescéptica terminando el día en positivo, también por poco. El propio euro, que demostró el martes que para recuperarse en un solo día le bastaban los rumores sobre un pacto europeo para Grecia, volvió a caer a 1,36 dólares.

El mensaje de los mercados es claro: quieren medidas contundentes, aunque el movimiento de ayer se explique también por las posibles apuestas de los inversores por una subida en las bolsas que, al no materializarse, los obligó a deshacer sus posiciones.

La confianza no se ha perdido. Sin embargo se está enfriando después de un trabajo impecable de márketing europeísta, con vuelo incluido desde Australia del presidente del Banco Central, Jean-Claude Trichet, que parecía no querer perderse un hito histórico.

Las caídas en bolsa son aún leves y el coste de la deuda pública de Grecia y España sigue bajando pero a un ritmo mucho más calmado que el del martes y miércoles. Las primas de riesgo se redujeron a 351 puntos en el caso de Grecia y 136 en el de España (hay que pagar 136.000 euros para asegurar una inversión de 10 millones en deuda española).

'No he seguido los mercados porque estuve trabajando esta tarde', ironizó Van Rompuy, interesado por el poco entusiasmo con el que las plazas europeas acogieron el acuerdo, informa Daniel Basteiro desde Bruselas. Sin embargo el presidente francés, Nicolas Sarkozy, mandó un mensaje de confianza al asegurar que 'la estrategia está clara y es la que los mercados tienen que entender' porque la UE toma decisiones 'sin ambigüedad'.

The Economist arremetió contra Zapatero en su última edición acusándole de no haber visto la crisis a tiempo, de gastar demasiado dinero público cuando había que acometer reformas y hasta de ser capaz de llevar al país 'a la ruina' si no cambia su actitud.

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