Este artículo se publicó hace 15 años.
El mito de Lincoln olvida sus prejuicios racistas
Barack Obama conmemora en Illinois el 200 aniversario del presidente de EEUU que abolió la esclavitud en 1863
Isabel Piquer
Estados Unidos ha celebrado con gran pompa el 200 aniversario del nacimiento de Abraham Lincoln (12 de febrero de 1809, Hodgenville, Kentucky). La cosa se hubiera quedado en las conmemoraciones históricas de rigor de no ser por Barack Obama y la recesión.
La decisión de Lincoln de proclamar la emancipación de los esclavos en 1863 (que confirmó dos años más tarde la decimotercera enmienda a la Constitución) allanó el camino para que un político negro pudiera llegar a la Casa Blanca. La dimensión del hombre que presidió el país durante el momento más oscuro de su génesis, la guerra civil entre el Norte y el Sur, sigue sirviendo de referencia en la crisis por la que atraviesa EEUU.
El libertador de los negros se opuso a darles el voto y a las bodas interracialesLo recordó Obama durante una celebración en el Capitolio: "Me siento especialmente agradecido a esta figura singular que hizo posible mi propia historia. Su capacidad de prever el futuro, incluso en un momento en el que nuestra nación estaba dividida, es la que quiero compartir".
Obama viajó a Springfield (Illinois) donde Lincoln ejerció de senador para honrar a un político en el que se arropó desde el inicio de su campaña, precisamente en las escaleras del antiguo Capitolio.
Pero recientes publicaciones sobre el 16º presidente (se han escrito unos 14.000 libros en EEUU sobre él) han desvelado un aspecto más complejo del personaje: Lincoln era un hombre de su tiempo y no le gustaban los negros.
Intentó convencer a los afroamericanos de que emigrasen a Panamá o Haití"Lincoln estaría muy extrañado de ver a Obama en la Casa Blanca", dice el historiador y experto en el tema Henry Louis Gates. "Estaba totalmente en contra de la esclavitud, pero no era un gran fan de los negros. En un discurso de 1858, se pronunció en contra de los matrimonios interraciales, de otorgar el voto a los afroamericanos e incluso de permitirles luchar en el Ejército de la Unión".
De hecho, la proclamación de la emancipación de los esclavos fue ante todo un acto político para preservar la Unión y debilitar al Sur. Antes, Lincoln nunca había sido especialmente abolicionista.
Tampoco creía que negros y blancos pudieran vivir juntos en EEUU. "En agosto de 1862, invitó a cinco afroamericanos a la Casa Blanca para convencerles de que fundaran una nueva nación en Panamá", contaba en las páginas del The New York Times John Stauffer. También "propuso una enmienda constitucional para animar a los negros a emigrar a Liberia o Haití".
Lincoln tomó medidas polémicas durante la guerra, como suspender el hábeas corpus (uno de los dos precedentes históricos antes de las medidas de excepción de Bush), encarcelar a disidentes sudistas y cerrar diarios.
La mitificación de Lincoln (asesinado, el 14 de abril de 1865 por el actor y activista sureño John Wilkes Booth) ocurrió inmediatamente después de su fallecimiento. "Es el cristo estadounidense", dice Gates. "A las 48 horas, se transformó en una figura nacional y todo el mundo se olvidó de que durante su presidencia hubo momentos en que fue muy impopular".
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