Este artículo se publicó hace 15 años.
"De música callada", el acercamiento de Chillida a la mística
La obra de la "música callada", la que Eduardo Chillida dedicó a San Agustín, San Juan de la Cruz y Ángel Valente cuelga desde hoy en la sala de exposiciones temporales de Chillida Leku, en un recorrido que contiene fundamentalmente producciones de la etapa de madurez del artista vasco.
Más de una treintena de piezas, entre gravitaciones, dibujos y pequeñas esculturas, conforman la exposición "Chillida. De música callada", que se inaugura esta tarde y permanecerá abierta hasta el 5 de octubre.
La segunda muestra temporal del año del museo de Hernani (Guipúzcoa) busca crear un diálogo entre la obra de Eduardo Chillida y los escritos de tres autores cercanos a la tradición mística, cuyos textos "guardan evidente paralelismo con el trabajo del escultor", ha explicado hoy Estela Solana, responsable del departamento de exposiciones del museo, en una rueda de prensa junto a su director, Luis Chillida.
Poemas de José Ángel Valente, textos de San Agustín y estrofas del "Cántico espiritual" de San Juan de la Cruz figuran también en unos paneles para que los visitantes vivan "un diálogo silencioso" con las piezas exhibidas.
Hay entre ellas una medalla de oro, rectangular, en la que el escultor dejó grabados estos versos: "Y todos cantos vagan, de ti me van mil gracias refiriendo. Y todos más me llagan, y déjame muriendo", de una de las estrofas de la gran obra de San Juan de la Cruz, de la que también Chillida se sirve para acompañar una serie de dibujos de línea a tinta.
Las pequeñas esculturas de acero, bosquejos para grandes piezas como la que luego situó ante del auditorio de música de Dallas, ilustran el homenaje a San Agustín, con quien el artista compartía su atracción por el 3, al que consideraban "el número perfecto porque expresaba todo, pasado y futuro".
El apartado destinado a Valente recoge fragmentos de textos del poeta acerca de la obra del escultor donostiarra, así como poemas pertenecientes al libro "Cántigas del alén" para el que Chillida realizó en 1996 los cuatro grabados originales expuestos.
"El vacío es ingrediente de la construcción escultórica y desde muy temprano cobra especial protagonismo en el trabajo del escultor. El vacío es además en la tradición mística el lugar donde todo nace. Y la obra de Chillida es también una música muda, no compuesta para ser escuchada sino sentida", ha destacado Solana.
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