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"No los aparento", clama Sara Montiel sobre sus 80 años al empezar su nueva gira

EFE

La octogenaria vedette Sara Montiel emprende este mes su enésima gira con un nuevo espectáculo en el que canta -y baila- los grandes éxitos de su dilatada carrera musical y en el equipaje portará "con mucho orgullo" la Medalla de Oro que recibirá en Las Pedroñeras (Cuenca) el Día de Castilla-La Mancha.

"No los aparento", clama Sara Montiel en una entrevista telefónica con Efe sobre sus 80 años recién cumplidos, tras afablemente reconocer que no le molesta que su avanzada edad se destaque cada vez más; "¿por qué me va a saber mal?".

Plenamente en activo se siente Sara antes de comenzar una gira que le llevará en mayo a escenarios "de Lituania, o Checoslovaquia", y a partir de junio al Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián y a otros de Bilbao, Barcelona, Valencia o Murcia, y que concluirá en el Gran Vía de Madrid a principios de otoño.

"Arreglos modernísimos", dice Sara que le ha hecho el músico Tito Antonio a sus canciones -hasta veintiocho componen un espectáculo con tres cambios de vestuario-, entre los que ella resalta que en su archiconocido "Fumando espero" -en el que asegura que se contoneará como siempre hizo- una orquesta interpretará la melodía en vez del clásico piano solo.

María Antonia Abad es el nombre real de la artista nacida en 1928 en Campo de Criptana (Ciudad Real), quien explica a Efe que, si en sus primeras películas se dio en llamar María Alejandra es porque éste era su tercer nombre de bautismo, y que luego eligió Sara en honor a su abuela y Montiel en referencia al campo manchego.

"Cogía a mi madre una colcha, de seda, moruna, de las de moros y con muchos colorines, la ponía como que fuera un telón y salía a cantar para que me vieran mi hermana y mis amigas", rememora Sara Montiel de su niñez en La Mancha, antes de su traslado a Orihuela primero, a Madrid para sus pinitos en el cine y a Hollywood de veinteañera.

Entre sus primeros filmes recuerda Sara que participó en el "Don Quijote de la Mancha" que dirigió Rafael Gil, en el que "hacía un emocionante papelito como la sobrina Antonia", pero que fue "coincidencia", que no se lo ofrecieron por ser manchega.

"De india no tengo nada", dice con sorna Sara para exponer que guarda mejores recuerdos de sus éxitos a su regreso a Europa que de sus interpretaciones en Estados Unidos en los años cincuenta del pasado siglo.

Y de su época como gran estrella de las varietés -con "El último cuplé", "La violetera" o "Esa mujer"- Sara no se limita a los aplausos de París y prefiere hacer hincapié en los recibidos en "México, Buenos Aires y Japón", ya que, afirma: "Europa me la he repasado muchísimas veces".

¿Por qué dejó el cine? No por falta de ofertas -"si llego a coger lo que me ofrecían gano lo que el Banco de España", presume Sara-, sino porque "llegó el destape".

"Enseñando tetas, culo y todo, horroroso", dice Sara para referirse a las películas que poblaron la cartelera española los años que siguieron a la muerte del dictador Franco.

Que "era muy niña cuando me sacaron de La Mancha" evoca Sara, y añade que "con vida gracias a Dios" siguen amigas de la infancia en Campo de Criptana.

Sara portará en su equipaje "con mucho orgullo" la Medalla de Oro de Castilla-La Mancha que recibirá en Las Pedroñeras (Cuenca) el próximo 31 de mayo, Día de la Región.

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