Oficialistas y opositores baten juntos el récord de participación en Rusia

Rusia batió hoy el récord de participación de los últimos años en la celebración del Primero de Mayo, con más de 70.000 manifestantes en Moscú, entre opositores y oficialistas, según los organizadores.

Los sindicatos, que proporcionan el grueso de los manifestantes en el Día de Solidaridad Internacional de los Trabajadores, esta vez dicen haber sacado a las calles a más de 2,5 millones de personas en todo el país, medio millón más que el año pasado y la mayor cifra desde la caída del comunismo en Rusia.

Este récord no solo es resultado de la crisis, a causa de la cual el rublo ruso ha perdido cerca del 40 por ciento de su valor y el desempleo ha superado los 6 millones de personas.

Otra razón importante de la inusual participación en las manifestaciones es que también por primera vez desde la caída de la URSS los sindicatos, herederos del sindicalismo vertical de los tiempos comunistas, se manifestaron conjuntamente con el partido oficialista Rusia Unida, que encabeza el primer ministro ruso, Vladímir Putin.

En Moscú, Rusia Unida y los sindicatos anunciaron la participación en su manifestación de más de 25.000 personas, bajo el lema principal de "Trabajo, salario, una vida digna".

Uno de los ideólogos de Rusia Unida, Andréi Isáyev, explicó que este año su partido "apoya plenamente" los lemas sindicales y "no teme que se critique al Gobierno", pues "ese es el proceso democrático normal".

El partido apoya el plan de medidas contra la crisis que promueve el Gobierno, pero no ve en él un "Sagrado Testamento", explicó.

"Solo la consolidación y la solidaridad permitirán a los ciudadanos de Rusia vencer la crisis", puntualizó.

Los líderes sindicales, funcionarios y diputados de Rusia Unida, encabezaron la columna que recorrió la céntrica calle Tverskáya para concentrarse a menos de un kilómetro del Kremlin en la plaza frente a la Alcaldía, donde fue saludada por el alcalde, Yuri Luzhkov.

Rusia Unida ha sido el único partido que ha contado con el apoyo de los sindicatos y también al que le ha sido autorizado marchar por la principal calle capitalina.

Incluso Rusia Justa, la izquierda del oficialismo ruso, tuvo que limitarse a recorrer en solitario algunas calles secundarias con una participación de entre 5.000 y 6.000 personas.

A cambio, sus lemas fueron mucho más combativos: "¡Burgués, devuelve el dinero al pueblo!", "No permitiremos que alguien se lucre de la crisis" y "El trabajador no ha de ser pobre".

El Partido Comunista ha sido la única fuerza opositora que ha recibido permiso para celebrar una marcha por Moscú, en la que junto con otras fuerzas de izquierda cuenta haber movilizado a más de 10.000 personas.

Como de costumbre, las columnas comunistas partieron de la plaza Kalúzhskaya, en cuyo centro sigue en pie un enorme monumento de Lenin, hasta la Teatrálnaya, donde al pie de otro monumento de la época soviética, a Carlos Marx, celebraron un mitin.

También sus lemas han sido los mismos de años anteriores: "Dimisión del Gobierno", "El poder al pueblo trabajador" y "Nacionalización de la banca y los principales ramos de la economía".

La verdadera oposición, los partidos liberales y "Solidaridad", el movimiento más perseguido por las autoridades, solo han recibido autorización para celebrar un mitin, que oficialmente fue convocado por el partido "Yábloko" bajo el lema de "El poder debe estar bajo control de la ciudadanía".

Las fuerzas nacionalistas, desde las más radicales de corte neonazi y hasta el Movimiento contra la Emigración Ilegal, no han recibido autorización de manifestarse y, menos aún, de mostrar simulacros de "peleas callejeras masivas" y "ejercicios en le dominio de armas blancas", como se proponían.

Por tanto, han tenido que contentarse con secundar la manifestación comunista, a la que acudieron bajo las banderas monárquicas amarillas y negras y bajo lemas como "Detener el genocidio de los rusos", "Menos emigrantes, más salario para los rusos" y "Rusia (habitada por casi 200 naciones y etnias)- país de rusos".

La manifestación menos numerosa en Rusia fue, sin duda, la convocada por los defensores de derechos humanos, unas 200 personas que se congregaron al pie del monumento del gran León Tolstoy.

La policía, que tan solo en Moscú contó con más de 7.000 agentes, efectuó más de 300 detenciones en la capital y en San Petersburgo, principalmente de jóvenes radicales de movimientos izquierdistas y nacionalistas.

Miguel Bas