Este artículo se publicó hace 16 años.
Los papeles que humanizan la Guerra Civil
Los 300.000 legajos sobre la contienda que han sido custodiados por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Ginebra (Suiza) y que desde esta semana se encuentran en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca constituyen unos documentos que dan una visión objetiva de la Guerra Civil.
El ministro de Cultura, César Antonio Molina, dijo el pasado jueves en el acto de entrega de esta documentación que "el recuerdo y la memoria cierran heridas, mientras que la ausencia y el olvido las mantienen".
Josefina Cuesta, historiadora de la Universidad de Salamanca que lleva más de 20 años tratando de analizar esa documentación, considera que "es muy importante la llegada de estos legajos para conocer un poco más un periodo como el de la Guerra Civil".
Estos documentos, según el ministro, ayudan a cerrar las heridas porque son papeles de los dos bandos, que dan una visión más humana y objetiva de la Guerra Civil.
La parte más humana la aportan papeles de la propia Cruz Roja donde se habla de canje de prisioneros. Llama la atención encontrar en los documentos, junto a nombres de ciudadanos anónimos, los de personajes conocidos como el Conde de Mayalde, el Marqués de Santa Cruz, el futbolista Ricardo Zamora o el actor Guillermo Marín, entre otros, que estaban refugiados en la Embajada de Argentina en Madrid esperando un canje de prisioneros.
En otro documento aparecen los médicos "ofrecidos por las autoridades de Salamanca para servir al cambio del doctor Mariano Gómez-Ulla". Para este canje se ofrecían seis médicos, dos de ellos de Gijón, otros dos de Santander y otros tantos de Bilbao.
También aparece uno de los primeros informes que se conocen sobre la "situación de los niños españoles en Morelia". En él, firmado por el presidente de la Asociación Mexicana de la Cruz Roja el 11 de agosto de 1937 -dos meses después de la llegada de los 456 menores a la ciudad mexicana-, se asegura que "por lo que se refiere al pan, los niños pedían cantidad mucho mayor de lo que se les daba", y que algunos reclamaban "la falta de vino".
Ante eso, se había acordado "aumentar la dotación de pan, pero el señor presidente de la República no pudo acordar lo mismo respecto al vino".
Otro de los documentos más llamativos es la "relación de los reclusos conducidos fuera de esta prisión (cárcel Modelo) durante los días 6, 7 y 8 de noviembre de 1936" cuyos cuerpos fueron localizados posteriormente en Paracuellos del Jarama (Madrid).
A juicio de la historiadora Josefina Cuesta, se trata de "uno de los primeros documentos que se conocen" donde figura un fragmento del número de fusilados en la localidad madrileña. En concreto, en este documento se comprueba que son 973 los prisioneros de la cárcel Modelo.
Un legajo que 'humaniza' la historia de la Guerra Civil es la "relación de reclusas de esta prisión (Cárcel de mujeres de Madrid) que reciben una lata de leche condensada donada por la Cruz Roja Internacional". Se trata de 510 mujeres cuya firma denota "que tienen estudios, en la mayoría de los casos y, en concreto, alguna se ve que tiene un alto nivel social", asegura Josefina Cuesta tras un análisis superficial de la documentación.
Entre los documentos destacan los referidos a niños. Así, en uno de ellos figura la "lista de niños residentes en territorio nacionalista y reclamados por sus parientes en territorio republicano", fechado el 12 de febrero del 38.
Entre los menores figura un hombre de importancia para Salamanca, como el periodista Enrique de Sena, que según esa documentación, tenía 15 años y vivía con su abuela paterna "Gabina González, en la calle de la Paz, 3, en Salamanca.
También destaca, por la visión humanitaria de la Guerra Civil, la carta del miembro del Consejo Superior de Seguridad, Carlos Esplá, fechada el 11 enero del 38, en el que se insiste en el "compromiso recíproco de no ejecutar combatientes, prisioneros de guerra, sin limitación de número ni procedencia".
La documentación aporta certificados de defunción de un prisionero español en el campo de concentración de Alemania de Mauthausen. Incluso aparece un listado de fallecidos en ese campo de exterminio. Para Josefina Cuesta, la importancia de este documento está "en comprobar de forma escrita que en Alemania murieron españoles".
Según el ministro de Cultura, César Antonio de Molina, "todos y entre todos entendemos mejor nuestro presente atendiendo y conociendo el pasado".
Justino Sanchón.
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