Este artículo se publicó hace 14 años.
El paro tiene una escasa repercusión en los ciudadanos
El Gobierno cifra el seguimiento en un 11%, y los sindicatos, en el 75%. La jornada se desarrolla con total tranquilidad
"El malestar en la Función Pública es mucho más que el expresado en esta huelga". Con esta sentencia, el secretario general de la Federación de Servicios Públicos de UGT, Julio Lacuerda, condensaba la esencia de la jornada de paro de ayer, en la que el amargor de los funcionarios ante su recorte de sueldo a duras penas se trasladó a los centros de trabajo.
La guerra de cifras sobre el éxito de la convocatoria enfrentó a sindicatos y Gobierno durante toda la jornada. Las centrales sindicales mantuvieron que la huelga había logrado paralizar a un 75,3% de los funcionarios mientras que las cifras del Gobierno fueron muy inferiores y además, menguantes. A primera hora de la mañana, la secretaria general de la Función Pública, Consuelo Rumí, anunciaba un 16% de funcionarios huelguistas, cifra que se redujo hasta un 11,85% por la tarde.
UGT y CCOO rechazan que ayer fuera un ensayo de la huelga general
El secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, acusó al Gobierno de maquillar los datos y hacer "propaganda" para "confundir a la opinión pública". Con sorna, Enrique Fossoul, secretario general de la Función Pública de CCOO, dijo por la mañana que al Gobierno le pagan para "minusvalorar" las huelgas y a los sindicatos "que son más optimistas, para hincharlas".
En cualquier caso, los ciudadanos apenas percibieron el impacto de la huelga. La atención de los servicios cara al público fue prácticamente la misma que un día normal, más fluido, si cabe, por que muchos se inhibieron de hacer ayer trámites burocráticos .
La jornada de paro, al que estaban llamados 2,6 millones de funcionarios, culminó con numerosas concentraciones y manifestaciones en diversas ciudades. La de Madrid arrancó con una tromba de agua y finalizó con otra avalancha de discrepancias en las cifras. Los convocantes contabilizaron 75.000 pero la Unidad de Intervención Policial (UIP), los cifró en 8.000.
Toxo y Méndez advierten de que un paro general sería "masivo"
La cadena de discrepancias culminó cuando, por la noche, el Comité Ejecutivo del sindicato Csi-Csif, el tercero en importancia en la Función Pública, anunciaba que rompía relaciones con UGT y CCOO por haber intentado que la huelga fuera una "moneda de cambio" en la negociación de la reforma laboral y un "ensayo" para la huelga general.
Precisamente, el secretario general de UGT, Cándido Méndez, descartó en su discurso, al término de la manifestación, que el paro fuera ningún ensayo para una huelga en el sector privado y señaló que eran los organismos internacionales los que hacían "ensayos" con los ciudadanos. Toxo sí reconoció que la de ayer era una "primera respuesta" al paquete de ajuste. Ambos secretarios recordaron que en caso de que la reforma laboral que se aprueba el 16 de junio fuera "lesiva" para los trabajadores, se convocaría "una huelga general masiva".
Las causas para la baja participación de ayer son variadas pero la propia organización sindical fue una de ellas. "Se creen que con mandar e-mails se organiza una huelga general", se quejaba sarcástico un alto cargo de un sindicato estatal. La mayoría de los funcionarios fue convocado por correo electrónico un día antes.
El sindicato Csi-Csifrompió anoche su relación con UGT y CCOO
Pero también, las razones ideológicas y personales amortiguaron el éxito de la jornada. "La gente se queja un montón, pero si les tocan el bolsillo se callan", lamenta Celia, una funcionaria de Asuntos Sociales que no fue a trabajar. Y es que, por no asistir al puesto de trabajo ayer se descontaba parte de la nómina. "En mi ministerio ha habido más gente que otros días. Como ayer nos obligaban a fichar, han aparecido los que no vienen otras veces", asegura un empleado público que sí fue a trabajar.
En el instituto de Gabriela, en un pequeño pueblo de Toledo, el claustro echó cuentas y decidieron no ir a la huelga. "No le íbamos a ahorrar otros 9.000 euros al Gobierno con lo que nos ha quitado ya", explica esta profesora de secundaria. Varios participantes en la marcha disculpan a quienes fueron a trabajar. "Los que empiezan sin trienios ni nada cobran poco más de 1.000 euros. Si ya les van a recortar parte del sueldo, no contar con otros 100 euros este mes puede ser un estropicio para gente joven que tenga una hipoteca", reconoce una pareja de amigas funcionarias del Ministerio de Educación. La ideología frenó a otros. "Mi novio es del PSOE y aunque es funcionario no le parecía bien hacer una huelga contra Zapatero", explica Celia. "Yo no la hago porque me toquen el sueldo, eso es lo de menos, protesto porque están gestionando muy mal la crisis", aclara ella.
Sin incidentesEl punto positivo de la jornada es que no hubo incidentes con excepción de un altercado en Barcelona. A las 8.30 de la mañana, en la Avenida Diagonal un grupo de huelguistas quemaron neumáticos, provocando importantes retenciones, informa G. Ayuso.
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