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El pique de los gallos de Francia

Benzema arrebató a Ben Arfa la condición de niño prodigio del fútbol galo y su amistad se rompió

LADISLAO JAVIER MOÑINO

El 15 de mayo de 2004 Ben Arfa era la cabeza visible de la Francia que conquistó el Europeo sub 17. El nuevo Zidane, se decía del chico de origen tunecino criado en un suburbio de París. Un prodigio zurdo, escurridizo, gran pasador, y con un cambio de ritmo demoledor al que con 12 años ya se le dedicaban documentales.

Aquel mismo 15 de mayo en el que Francia derrotó a España con Cesc en el campo, Benzema calentó banquillo. Por entonces, aparte del esplendor de Ben Arfa, en aquella brillante generación del 87 se solapaban la delicada técnica de Nasri y la pegada de Menez. 'La estrella era Ben Arfa. Era muy rápido, muy técnico y muy peligroso. Benzema no jugaba', recuerda Mario Suárez, integrante de aquella selección española que disputó la final.

El madridista y el jugador del Marsella se criaron juntos en el Lyon

Aun así, Leguen, entrenador del Lyon, estaba entusiamado. Tenía en su vivero a dos de las promesas más firmes del fútbol europeo. Encajaban en el campo como tuerca a tornillo. Uno era imaginación y el otro gol. Ben Arfa debutó en el primer equipo del Lyon en agosto de 2004. Benzema no lo hizo hasta un año y medio después. Hasta entonces habían compartido portadas, horas de videoconsola y paseaban y sonreían juntos en las concentraciones.

Pero la explosión goleadora de Benzema y el carácter pendenciero de Ben Arfa invirtieron la dirección de los focos. Benzema representaba la trayectoria ideal y recta de un chaval con ocho hermanos que aún vivía con sus padres en uno de tantos colmenas de inmigración y clase obrera que rodean las grandes urbes francesas. Tímido y de mirada huidiza, reventando porteros con su molde de Ronaldo en potencia, Benzema eclipsó a Ben Arfa.

Con la marcha de Leguen y la llegada de Houllier, que no no pudo domarle, la progresión del nuevo Zidane entró en barrena. Tampoco en el vestuario del Lyon gustaban sus maneras. 'Nunca quiere escuchar a los veteranos', le criticó el central Cris.

La ruptura quedó retratada cuando Benzema no le dio la mano a Ben Arfa al ser sustituido por este en un choque ante el Lille. Los dos jovenes gallos del fútbol francés lucieron sus espolones. 'La relación es difícil, aunque en el campo nos entendamos por telepatía', dijo Ben Arfa. 'Es un gran jugador, le respeto, pero no es mi amigo', replicó Benzema.

«Le respeto, pero no es mi amigo», dijo Benzema de Ben Arfa

Los problemas llegaron hasta la selección francesa. Con Ben Arfa en el centro del ataque y Benzema escorado a la izquierda, el madridista lanzó la misma queja que el sábado ante el Teneirfe y que repitió ayer, aunque la suavizó: 'Es cierto que, a veces, los delanteros corremos en la misma dirección'.

No duraron mucho juntos. En el verano de 2008 Ben Arfa fue traspasado al Marsella. Allí, se negó ante Gerets a calentar en protesta por su suplencia, pero aún esperan que supere el bache psicológico por no cumplir las expectativas que difundían aquellos documentales de su prodigiosa niñez. Un lustro después de aquel 15 de mayo, el banquillo es para Ben Arfa y la gloria y los focos mediáticos son para Benzema.

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