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Primavera, temporada alta del turismo de bisturí

Los problemas tras una operación de estética se agravan cuando el cirujano está a miles de kilómetros

VANESSA PI

La subida de las temperaturas obliga a enseñar carne. Y el imperante culto a la delgadez y a la eterna juventud, a intentar camuflarla. En primavera, miles de mujeres se enfrentan a escotes que les recuerdan que sus pechos no son tan voluptuosos como los de las protagonistas de Los vigilantes de la playa. Tampoco se usan ya los abrigos y chaquetas que disimulan esas curvas enemigas de las que dictan los cánones de belleza establecidos.

Elena Mazillo, vecina de la localidad valenciana de Silla desde hace una década, se sentía así. 'Tenía poco pecho y me empezaron a salir muchas cartucheras', explica. ¿La solución? Implantes de silicona en los pechos y una liposucción. Lo hizo hace dos años en su ciudad natal, donde todavía viven sus padres, Barranquilla, el cuarto núcleo urbano más poblado de Colombia y una de las mecas del fenómeno conocido como
turismo de bisturí.

Muchas españolas preparan estos días las maletas para visitar países como Brasil, Argentina, Venezuela o Colombia, con una amplia oferta turística y donde la cirugía estética, con el cambio de moneda, sale mucho más barata que en España. Elena pagó 3.000 euros por las dos operaciones que se hizo en Colombia, una tercera parte de lo que habría desembolsado en España.

'Las españolas son nuestras clientes número dos', explica el gerente de la página web www.paquetesquirurgicos.com . Es una de las numerosas empresas colombianas que ofertan el llamado turismo de bisturí en Internet. Como el resto, se encarga de comprar el billete de avión, reservar plazas en un hotel 'sin cargo', organizar excursiones por el país y ofrecer una lista con cirujanos a elegir. Aumentar la talla de sujetador cuesta 1.900 euros.

Estas empresas hacen el agosto en primavera. Las operaciones más demandadas son el aumento de mamas y las lipoesculturas (eliminar los michelines de donde sobren). Y éstas se realizan sobre todo en los meses previos al verano, según explica el presidente de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS, por sus siglas en inglés), Foad Nahai.

Aparentemente, y a tenor de lo que ofertan los touroperadores en sus páginas web, el turismo de bisturí sólo tiene ventajas. Un portavoz del touroperador www.cirugiaplasticaivonne.com destaca que el precio de sus paquetes incluye el postoperatorio. De 10 días. Cumple estrictamente el protocolo médico, pero las infecciones pueden aparecer incluso meses después de haber pasado por el quirófano, alertan los médicos. Si esto ocurre, tener al cirujano cerca es fundamental. Sin ir más lejos, esta semana una mujer de Ceuta ha muerto en Málaga por las complicaciones derivadas de las operaciones de aumento de mamas y liposucción a las que se sometió hace cinco meses.

'A mí me fue muy bien el postoperatorio, pero yo no hice como el resto de mujeres que se operaron cuando yo, que estaban en hoteles. Yo estaba en casa de mis padres, casi no me movía porque era muy doloroso, e incluso me bañaba mi madre', explica Mazillo, de 40 años. El no tener que pagar hotel le permitió estar 45 días en Colombia sin gastar mucho: 'La primera quincena me hicieron todo tipo de pruebas, y tras la operación, hasta que volví a España, cada día tenía sesión de masajes para que la carne volviera a su sitio', relata. Su experiencia no es lo habitual.

Mazillo se enoja al hablar de la boyante moda del turismo de bisturí. 'No sé cómo la gente se lo toma tan a la ligera', exclama. Y relata cómo, aún habiendo pasado un postoperatorio 'muy bueno', la herida de la incisión por donde le extrajeron la grasa de sus caderas 'continuaba sangrando' semanas después de haber salido del quirófano. También explica que los pechos le seguían doliendo pasado un año. 'Si hubiera tenido que volver a España al cabo de 10 días, como hace la mayoría, hubiera sido durísimo llevar las maletas, o aguantar tantas horas de avión. Además, no hubiera recibido los masajes del postoperatorio, que son muy importantes'. Con su relato argumenta los peligros del viaje relámpago con cambio de imagen de por medio.

Lo barato sale caro

'A veces lo barato sale caro', asegura Antonio Porcuna, presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (Secpre). 'Si tras la operación surge una infección o la herida se abre, tendrían que volver allí, volver a pagar avión, hotel...', explica.

La ISAPS también muestra preocupación: '¿Qué médico le tratará cuando esté en casa si tiene complicaciones y quién pagará los procedimientos adicionales o de revisión?'. Ante el creciente número de mujeres y de hombres (alrededor del 10%) que optan por volver de las vacaciones con un cuerpo más esbelto, la ISAPS ha colgado sus recomendaciones en su web (www.isaps.org).

En muchos casos los tratamientos del postoperatorio están incluidos en el precio pero, como volver al país sale muy caro, Porcuna explica que es la sanidad pública española quien acaba asumiendo las complicaciones que puedan derivar de este tipo de operaciones.

Las sociedades médicas centran sus recomendaciones en el peligro del periodo postoperatorio, algo que hasta ahora no se tenía tanto en cuenta. Pero no dejan de alertar sobre el intrusismo profesional y las prácticas clandestinas de algunas clínicas. Sobre todo cuando la única referencia del cirujano son unas frases y unas imágenes en una página web.

La ISAPS recomienda 'hablar directamente con el personal del médico y el propio médico'. E insiste en que 'el agente de viajes sólo deberá organizar los trámites del viaje y del alojamiento'. Según explica su presidente, la sociedad pretende impulsar el año que viene una estrategia para que los gobiernos puedan controlar mejor las clínicas de cirugía estética.

En Estados Unidos, las licencias se deberán renovar cada diez años. Antonio Porcuna explica que a menudo se viaja para ponerse en manos de cirujanos de los que se tienen pocas referencias. Pero insiste en que el turismo de bisturí rompe la relación entre médico y paciente, que en este caso se limita a un contacto de, como mucho, un par de semanas.

Las empresas consultadas que se dedican al turismo de bisturí se cuidan de que el cliente escoja al cirujano que le operará y certifican que pertenece a una sociedad médica. Pese a todo, el procedimiento dista de ser ejemplar, se queja Porcuna: 'Esto no es ir a un comercio, el cirujano plástico tiene que valorar a la paciente'.

El doctor Fernando Vega lleva 18 años dedicándose a la cirugía estética y dice que no engaña a nadie, porque muestra los resultados en su página web. Pertenece a la sociedad colombiana de cirugía plástica y opera en diversas clínicas por su cuenta y a través de touroperadores. Un 30% de sus clientes llega de otros países. Se queja del intrusismo, que 'da mala imagen a la cirugía estética'.

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