Este artículo se publicó hace 13 años.
El problema de la deuda
Familias y empresas copan más de dos terceras partes del endeudamiento de la economía española, y el sector público, menos de un tercio
Pedro González
España debe casi tres billones de euros. O sea, casi tres veces de lo que valen los bienes y servicios que es capaz de generar en un año. Según los últimos datos del Banco de España, el endeudamiento de la economía española alcanzaba a mediados de año los 2,8 billones de euros, equivalentes al 264% del Producto Interior Bruto (PIB). Si lo dividimos por cada habitante, toca a unos 62.500 euros por cabeza.
Sería, no obstante, un reparto redundante, pues parte de esa enorme bola de nieve ha sido precisamente generada por los hogares españoles. De hecho, la parte privada de la deuda, la que corresponde a la que han contraído las empresas y las familias, supone más de dos terceras partes del endeudamiento total: Los hogares deben 886.962 millones, las empresas 1, 29 billones, mientras que el conjunto de las administraciones públicas (Gobierno, autonomías y ayuntamientos) adeudan 701.501 millones.
El grueso del crédito vivo de empresas y hogares tiene que ver con el ladrillo
Con la inestabilidad de los mercados, la atención ahora aparece puesta en la deuda pública, que, ciertamente, se ha disparado, en gran medida por el impacto de la crisis. Pero los economistas apuntan que el verdadero problema está en la parte privada.
Y no sólo por su volumen, que es importante, sino especialmente por su origen. La burbuja de la deuda privada se infló con el boom inmobiliario: en el caso de las familias, el volumen hipotecas se ha multiplicado por cuatro desde el año 2000 y ahora tres de cada cuatro euros del crédito vivo corresponde a préstamos que se han pedido para la compra de vivienda. De igual modo, el grueso del endeudamiento de las empresas tiene que ver con los préstamos que pidieron las inmobiliarias para comprar otras compañías, para adquirir suelo y para edificar. Ahora, el mercado se ha parado y no tienen capacidad para devolver lo que deben.
La banca se encuentra atrapada por el dinero que ella prestó para financiar la burbuja inmobiliaria. Y ahora, para que no sufran sus cuentas ni se deteriore su balance, sigue refinanciando a promotoras y constructoras, y se resiste a rebajar el precio del suelo y de los pisos para que sus activos no se deterioren.
Desde el estallido de la crisis, la deuda privada sólo ha bajado un 2%
Para romper este círculo vicioso, algunos expertos y movimientos como Democracia Real Ya abogan por una intervención directa del Banco de España en las entidades con más problemas, que se cree un "banco malo" que asuma los activos inmobiliarios problemáticos y que se constituya otro "banco bueno" que sea el germen de una banca pública que pueda dar salida a los activos sanos. Pero nada se ha movido en esta dirección.
Y los economistas subrayan que la actividad económica no se reactivará en tanto no avance lo que se conoce como el desapalancamiento; esto es, la reducción del endeudamiento. Desde el estallido de la crisis en 2088, la deuda de familias y empresas viene cayendo; pero en este tiempo sólo se ha reducido un 2%.
La deuda pública se ha disparado, sobre todo por la crisis. Pero su volumen, con ser elevado, está por debajo de la media de la UE: el 60,1% del PIB frente al 80% de la media europea. Un reciente informe del Banco Internacional de Pagos de Basilea subraya que el endeudamiento del sector público afecta a la actividad económica cuando se mueve entre el 80% y el 100%, un nivel que, según las previsiones del FMI, difícilmente alcanzará la economía española, pero en el que ya están países como Alemania o Italia. Menos halagüeña es la situación del sector privado, que, según este informe, comienza a pesar en el crecimiento cuando ronda entre el 85% y el 90% del PIB.
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