Este artículo se publicó hace 17 años.
Rato deja el FMI tras un mandato con luces y sombras
Rodrigo Rato dejará mañana el Fondo Monetario Internacional (FMI) tras tres años y medio como director gerente, un mandato en el que ha logrado resultados desiguales, según los expertos.
Su mayor logro, a juicio de partidarios y detractores, ha sido proponer una redistribución del voto en el seno del organismo que dé más peso a los mercados emergentes.
Y, sin embargo, Rato se va cuando esa reforma está empantanada y sin haber presionado lo suficiente a los países sobre-representados para que renuncien a parte de su poder, según todos los analistas consultados por EFE.
El ex ministro español asumió la dirección del Fondo en un momento difícil, cuando sus mayores clientes, especialmente en América Latina, cortaron uno a uno sus vínculos de dependencia con el organismo.
Países como Argentina, Brasil e Indonesia han pagado sus préstamos al FMI de forma anticipada, lo que ha creado a la institución nacida en 1944 un problema fiscal y un problema de identidad.
Rato se dio cuenta de ello y se empeñó en llevar a cabo la mayor reforma del FMI desde su fundación.
"Creo que montó la estrategia correcta de reforma, los componentes correctos, y creo que se le debería agradecer sus esfuerzos por intentar llevarla a buen término", dijo Timothy Adams, subsecretario del Tesoro de EEUU hasta principios de este año.
La pieza principal de esa propuesta es la redistribución del poder para que la institución se adapte a un mundo muy diferente del de la Segunda Guerra Mundial.
Hoy, el Consejo Ejecutivo del FMI, que representa a sus miembros, agradeció a Rato en una resolución su empeño "vibrante" para lograr un acuerdo "histórico" sobre el voto que fortalezca la cooperación económica internacional.
La señal más tangible de ese esfuerzo fue el leve incremento del poder que recibieron China, Corea del Sur, Turquía y México hace un año.
Sin embargo, las negociaciones para diseñar una nueva fórmula para el reparto del peso de los países están empantanadas y parte de la culpa es de Rato, según algunos analistas.
"Debía haber presionado más" a los países sobre-representados, especialmente los europeos, dijo Edwin Truman, quien dirigió el departamento de Finanzas Internacionales de la Reserva Federal de EEUU durante veinte años.
"No ha estado dispuesto a arriesgarse más personalmente", añadió Truman.
La última propuesta sobre la mesa prevé una transferencia de tan sólo un 2 por ciento del voto de los países ricos a las naciones en desarrollo.
El G-24, que agrupa a países en desarrollo, lo ha considerado como un mero cambio "cosmético".
Algunos analistas e incluso Gobiernos también acusan al Fondo dirigido por Rato de dormirse en los laureles y no estar atento a los peligros que amenazan a la economía mundial.
"Bajo su liderazgo, el Fondo ha perdido relevancia en el mundo", dijo Desmond Lachman, un ex alto funcionario del FMI.
"Ni siquiera vio el riesgo que entrañaban el sector inmobiliario (en Estados Unidos) y, menos aún, la reducción del crédito a nivel mundial", dijo.
Brasil y Argentina se lo echaron en cara durante la última Asamblea Anual del FMI y el Banco Mundial, hace una semana.
"El Fondo debería poner por lo menos tanto celo en evaluar las vulnerabilidades de las economías avanzadas como hace con los mercados emergentes", dijo entonces el ministro de economía de Argentina, Gustavo Peirano, en nombre de los países del Cono Sur de habla hispana.
Otro asunto por el que Rato ha recibido críticas, especialmente en Estados Unidos, es la supuesta pasividad del Fondo ante los desequilibrios mundiales en la balanza de pagos.
Esos desajustes se manifiestan, principalmente, en un déficit por cuenta corriente en Estados Unidos que este año ascenderá al 5,7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y un superávit en China que se acerca al 10 por ciento.
Parte de la solución al problema, especialmente según el Gobierno de Washington, pasa por una apreciación del yuan frente al dólar, lo que abarataría las exportaciones estadounidenses.
Para Morris Goldstein, ex subdirector del departamento de análisis del FMI, el tema de los tipos de cambio "ha sido el gran error" de Rato.
"El Fondo debía haber dicho a los chinos desde 2004 que el yuan estaba infra-valorado y haberlos presionado", afirmó Goldstein. "Fue precisamente para este tipo de problemas para los que se creó el Fondo", añadió.
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