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Riotinto, 'Little England' en Huelva

Visita a las explotaciones de los ingleses a cielo abierto

POR CARMEN V. VALIÑA

Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que en Riotinto, en plena provincia de Huelva, hubo una Little England. Se concibieron villas y suburbios a la inglesa, se importaron hábitos y costumbres sociales, desde la creación de un club de recreo hasta la promoción del primer equipo de fútbol nacido en España, el Recreativo de Huelva. Fueron tiempos de capilla anglicana y aire colonial en casitas que reprodujeron el espíritu del otro lado del Canal de la Mancha. La culpa de esta transformación la tuvo una explotación minera y la empresa que desde 1873 la dirigió, la Rio Tinto Company Limited.

No fueron los ingleses los primeros que recorrieron estos territorios. De hecho, las minas de Riotinto, en la comarca onubense de Andévalo, se cuentan entre las más antiguas del mundo. Por ellas han pasado 5.000 años de historia: tartesios, fenicios y romanos dejaron su huella en yacimientos que hoy configuran un paisaje que sorprende a cada paso. Una tierra descarnada, una vegetación reducida a la nada que, no obstante, guarda en esos parajes destruidos una insólita belleza.

El territorio que hasta 1954 explotaron los ingleses y que desde ese año pasaría a manos españolas está hoy habilitado para la visita en el recinto del Parque Minero de Riotinto. En él se incluyen diversos elementos de interés: el Museo Minero es la mejor introducción al espacio de las minas. Ubicado en el antiguo hospital de la Rio Tinto Company Limited, que atendía sanitariamente a los empleados de dicha empresa, su interior explica la evolución de la minería en el lugar desde el Calcolítico hasta la época contemporánea. Quienes se acerquen al museo no deberían perderse dos cosas: la reproducción de una mina romana de 250 metros de longitud y el lujoso 'vagón del Maharajá', construido para la reina Victoria de Inglaterra y traído a Riotinto para una visita de Alfonso XIII.

La visita al Parque Minero se detiene también en Corta Atalaya, una antigua explotación a cielo abierto, inmensa, de 335 metros de profundidad, que se hunde en las entrañas de la tierra, esa misma tierra a la que se ha arrancado durante milenios el mineral. En las proximidades se encuentra Cerro Colorado, otra gran mina a cielo abierto.

La vida de la colonia británica que durante décadas habitó en las proximidades de las minas de Riotinto se deja sentir en la casa número 21, con interiores de la época victoriana que nos retraen a un pasado que sigue latiendo en esta zona de Huelva.

Irse de ella sin tomar el ferrocarril turístico minero sería un error, pues en él perdura la verdadera esencia de lo que fue una zona desarrollada en torno al trabajo febril de miles de operarios: 12 kilómetros de la antigua línea comercial de Riotinto, con sus locomotoras y vagones restaurados, se han recuperado para su uso turístico. En ellos es posible realizar viajes que, además de procurarnos la visión de unos espléndidos paisajes industriales y naturales junto al curso del río Tinto, tienen la virtud de de hacernos volver a la época en la que este territorio fue Little England.

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