Este artículo se publicó hace 15 años.
Sólo seis ciclistas del Kelme maldito siguen corriendo
La formación fue disuelta en 2006, tras el escándalo de la operación Puerto
Era el más joven de aquella formación ahora maldita por el paso del tiempo y el estigma del dopaje. Alejandro Valverde (Las Lumbreras de Monteagudo, Murcia, 1980) tenía 21 años cuando debutó como ciclista profesional en las filas del Kelme-Costa Blanca. A su lado, ciclistas de renombre, como Aitor González, Óscar Sevilla o el colombiano Santiago Botero. Aquel era un equipo admirado, de élite.
El grupo Kelme ha pasado en pocos años de la gloria al abismo. Del prestigio a la vergüenza. Era uno de los equipos más respetados del mundo a finales de los noventa y se ha convertido en el símbolo de la plaga que amenaza al deporte moderno y la salud de sus protagonistas: el dopaje.
De los 29 de la plantilla de 2002, 13 están vinculados al dopaje
A pesar de que la plantilla del Kelme-Costa Blanca era un bloque lleno de jóvenes, quedan muy pocos en activo. De los 29 hombres que integraban el grupo en 2002, seis aún continúan compitiendo en el ciclismo profesional. Se trata de Valverde, Óscar Sevilla, Jordi Riera, Toni Tauler, Ángel Vicioso y Tino Zaballa.
Valverde es el exponente del éxito. Es el actual campeón de la Vuelta a España y uno de los mejores ciclistas del mundo. Pero está en el punto de mira. Sancionado por dopaje en Italia, la UCI y la AMA van a por él. La bolsa 18 de la operación Puerto le persigue. Tiene inscrita la mitad de su apellido y la sangre lleva su ADN, según los análisis del laboratorio de Roma.
Manzano, odiado en el pelotón
Valverde era el más joven del equipo y es el único que sigue en la élite
A Jesús Manzano, el hombre que puso sobre la mesa la red de dopaje del Kelme, se le tacha de traidor en el mundo del ciclismo. Desde que en 2004 hiciera sus revelaciones al diario deportivo As, el ciclista serrano se cargó de problemas. Recibió amenazas de ex compañeros e intentó volver al ciclismo en el equipo Amore e Vita patrocinado por el Vaticano, pero sus problemas en una rodilla le impidieron rendir. Ahora trabaja como jardinero, apartado de su deporte.
Los compañeros de Manzano vieron cómo el dopaje los atrapaba como un perro de presa. Desde 2004 no dejaron de sucederse positivos y operaciones policiales ligadas a la red Kelme. Hasta la reciente operación Grial (en la que está implicado el marchador Paquillo) ha contado con el peruano Walter Virú como gran cerebro: es ex médico del Kelme.
Las acusaciones de Manzano implicando a todo el equipo, salvo a Juan Miguel Cuenca, no parecen desencaminadas. Un total de 13 ciclistas de aquella plantilla del Kelme de 2002 (que fue reducida a 25 al año siguiente) han sido vinculados al dopaje, la mayoría por la operación Puerto, aquella oscura red de clientes de Eufemiano Fuentes.
Manzano, después de su trabajo de denuncia, es visto como un traidor
Óscar Sevilla es uno de los casos más tristes de la historia del Kelme. Era una de las grandes promesas del ciclismo español desde que ganó el maillot blanco de mejor ciclista joven en el Tour de 2001. El albaceteño, un excelente escalador, cayó en la red de la operación Puerto. Según la Guardia Civil, había cuatro bolsas con sangre de Óscar Sevilla en el piso de Fuentes. Una de sus claves era Sevillano.
Sevilla ni siquiera pudo terminar la temporada 2006 en el equipo T-Mobile. Fue expulsado del equipo junto a Ulrich antes del Tour. Sigue en activo pero no ha vuelto a participar en ninguna de las grandes vueltas. Su salario no llega a la mitad del de sus mejores tiempos.
Javier Pascual Llorente es otro juguete roto de Kelme. Dio positivo con EPO en el Tour de 2004 y, aunque retirado en 2005, al año siguiente también estuvo implicado en la operación Puerto. Su clave era Llorente. El médico canario no era un prodigio de la encriptación.
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