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El transporte y la industria, claves para la huelga

Los sindicatos trabajan con ahínco los sectores que sirven de termómetro para el éxito del paro

BELÉN CARREÑO

¿Cómo se gana una huelga general? ¿Dónde radican las claves del éxito de una convocatoria que pretende parar todo un país? Aunque cada una es diferente, por su momento histórico o su motivación social, algunas características de huelgas anteriores llevan a los sindicatos a trabajar con más intensidad en ciertos sectores y con métodos precisos.

La victoria de una huelga se mide por el nivel de corrección de la 'afrenta' gubernamental, algo que se ha logrado en todas las convocatorias anteriores (cuatro en democracia) pero el nivel de éxito se puede calibrar con muchas variables. La industria se revela para CCOO y UGT como un sector clave que hace de correa de transmisión de un paro general.

Los polígonos sufren el efecto dominó cuando una empresa cierra

El secretario de organización de CCOO, Antonio del Campo, destaca la importancia de que las grandes fábricas e industrias suspendan su jornada, por el efecto dominó que tiene sobre otras empresas más pequeñas que trabajan para ellas. Además, Del Campo recuerda que uno de los principales termómetros del éxito de la huelga, la demanda de energía, es especialmente sensible al rendimiento de las grandes industrias, por lo que su parada es clave. Su homólogo en UGT, José Javier Cubillo, recuerda que por regla general los polígonos son lugares donde los paros tienen una alta acogida, pero no se confían y estas semanas 'intensifican' las asambleas en estos centros de trabajo.

Esta es la fase en la que han entrado ahora las organizaciones sindicales, la de patear, una a una las empresas para explicar a los trabajadores las razones para ir a la huelga. 'Esta parte es decisiva porque hay muchos trabajadores con contrato indefinido que creen que la reforma no les afecta, y cuando les explicamos cómo se puede volver contra ellos, cambia su actitud', matiza Cubillo. En su opinión, en su centro de trabajo los empleados se hacen mejor una idea de cómo la reforma puede colarse en sus tareas.

Las grandes industrias hacen caer el consumo de energía

Las asambleas en empresas grandes son muy importantes porque, asegura Del Campo, tienen un 'efecto arrastre', pero los sindicatos saben que se juegan mucho en las pequeñas y medianas empresas que conforman la mayor parte del tejido productivo del país. La mejor solución es agrupar a los trabajadores de estas pymes en asambleas por sectores o por cercanía.

Esta mecánica exige que los representantes sindicales tengan que desplazarse por decenas de ciudades, en muchas ocasiones en horarios imposibles. 'A los conductores de autobús, por ejemplo, no les vas a explicar cosas al salir de su turno porque están agotados. Así que vamos a las 4 o 5 de la mañana a las cocheras para explicarles el objetivo de la protesta mientras se preparan para salir', continúa el ugetista que se forjó en el transporte.

Precisamente, el transporte es otro de los sectores claves para medir el éxito de un paro y uno de los puntos de conflicto más recurrentes con la Administración. El transporte es considerado como un 'servicio esencial' lo que obliga a que la autoridad competente en cada caso exija unos servicios mínimos. El incumplimiento de estos en la reciente huelga de Metro en Madrid desató una fuerte polémica sobre el derecho de huelga, que carece de una legislación específica. Los sindicatos ya han advertido que no van a cumplir servicios abusivos y consideran que en el caso del metropolitano, una operativa del 20% de uso puede ser suficiente para los ciudadanos. 'Hay que entender que hay otros medios alternativos, como el autobús o el cercanías, para calcular qué grado de mínimos se pone', añade Cubillo.

Precisamente, los servicios mínimos son otro de los factores que pueden poner en peligro el éxito de la huelga, porque si son muy elevados esta no se percibe. Los sindicatos siempre han recurrido los servicios mínimos que se han impuesto en anteriores huelgas generales y que la justicia declara abusivos años después.

El Gobierno y las autoridades autonómicas y locales ya han comenzado a plantear a los sindicatos el grado de servicios mínimos que se deben cumplir en sectores como la sanidad, la limpieza o el transporte. Según fuentes sindicales, la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, ha instado a cada ministro a ponerse en contacto con los sindicatos y empezar a trabajar en este tema. Según estas fuentes, muchos altos cargos de Zapatero, que aún no ha sufrido ninguna huelga, se han lavado las manos con los servicios mínimos porque ni siquiera tienen claras cuáles son sus competencias.

Este mismo lunes, el ministro de Fomento, José Blanco, presentará a los sindicatos la propuesta de servicios mínimos en el transporte que está bajo su competencia.

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