Este artículo se publicó hace 14 años.
Viva Zapata
En el Museo Nacional de Historia de México se exhibe la muestra titulada "Zapata en Morelos". Esta exposición, abierta hasta finales de agosto, permitirá conocer el lado humano del mítico guerrero.
La cama, una de sus pistolas, un juego de naipes, un amuleto, los pantalones y algunos de los sombreros del revolucionario mexicano Emiliano Zapata (1879-1919), nos lo muestran también como un hombre de carne y hueso ocultado tras su imagen de caudillo durante los siete años de lucha de la Revolución Mexicana.
El Museo Nacional de Historia (MNH) ha presentado, cuando están a punto de cumplirse los 100 años del inicio de la Revolución Mexicana (1910-1917) en los que encabezó el Ejército Libertador del Sur en defensa de los ideales de tierra, justicia y libertad, la muestra titulada Zapata en Morelos. Esta exposición, abierta hasta el agosto próximo, permitirá conocer el lado humano del mítico guerrero.
La exposición, con tres hilos temáticos: La infancia de Zapata en San Miguel Anenecuilo -localidad del estado de Morelos donde nació-, Las haciendas de Morelos, y La lucha revolucionaria y Muerte de Zapata, exhibe un centenar de piezas históricas y objetos personales del caudillo, uniformes, fotografías, un vídeo, y pinturas del canadiense Arnold Belkin y el mexicano Pedro Zamora.
Está la pistola que le regaló el también jefe revolucionario Pancho Villa, una bandera zapatista, una alegoría de la entrada de Villa y Zapata a Palacio Nacional, uniformes de las fuerzas revolucionarias, sombreros de charro, juegos de hebillas de plata, así como el juego de cartas que el caudillo amarraba a su traje y un talismán de piedra de ágata.
También se muestran decenas de fotografías de Zapata -dos de ellas inéditas de cuando el revolucionario era niño y otra de rostro joven que se dice le envió a su novia-, la silla presidencial en la que Pancho Villa se sentó cuando entraron a Palacio Nacional y algunas espuelas y armas.
Están también los pantalones, los calzones y el sombrero de Zapata, así como la silla de montar sobre la que fue asesinado el 10 de abril de 1919 en la hacienda de Chinameca, en una emboscada dirigida por el coronel Jesús Guajardo, quien atrajo a Zapata con el ofrecimiento de sumarse a sus fuerzas.
Cada objeto reconstruye la biografía de Zapata, enlazando al hombre con la historia, convertido ya en mito y leyenda. Estos objetos personales nos vuelven a acercar al revolucionario mexicano, símbolo de la lucha en contra de la pobreza, la injusticia y la marginación.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.